CAPÍTULO XXI: UNA PISTA SEGURA

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Esa mañana amaneció tormentosa, casi todo el tiempo el día fue noche. La tempestad a orillas del Río de la Plata parecía más intensa. El abogado Doctor Scoutt pasó unos minutos para insistirme en mi discreción. Por supuesto terminamos con un apretón de manos y ya solo puse manos a la obra.
Con los archivos estaba mareado, eran muchos y variados. Casi todos contenían datos muy precisos sobre el accionar de las personas.
Todos los que eran o habían sido miembros del personal eran evaluados, en primer término, en su desarrollo profesional.
Luego continuaban algunos actos privados que hacían a la conducta del analizado. Como decía el de una profesora: ….”vive sola y no tiene pareja, sus ansiedades las descarga trabajando…Si no se descarría, es bueno para nosotros”.
Algunos comentarios lo hubieran llevado a juicio: …”es una alcohólica infernal, ya quiso suicidarse dos veces. No sé qué espera”.
Muchas apostillas en cuanto a los alumnos y sus familias.
Recabó datos muy importantes e insólitos, que de saberse hubieran provocado un escándalo: …”ambos padres son diputados nacionales. Ella lo traicionó con un fiscal federal, él la perdonó para evitar el escándalo. Cuando se peleaban, al hacer el amor, mientras su marido todavía continuaba gimiendo, ella, la diputada, cínicamente, le recriminaba, que el fiscal, en la cama era mejor hombre que él”.
La tercera parte o conclusión de estos legajos especiales contienen sus opiniones: …”Key tiene futuro si logra separarse de las actuales amigas. No posee una personalidad fuerte, debemos trabajar en ello”…
…”Peter robó en clase, hemos hablado y consultará a nuestra psicóloga”…
…”John es homosexual y no lo sabe. Poco a poco lo descubrirá y encauzará sus conductas. Sufre mucho, hablaré con la familia para que juntos lo ayudemos”…
…”Patsy ha tenido problemas con una profesora debido a la sexualidad de ambas. Su familia la llevó a otra escuela. Prefiero olvidar este escándalo”.
…”Morrow es un peleador y racista. Ingiere drogas. Hablaré con él y con su familia”…
La mayoría de los seguimientos del profesor eran minuciosos y no improvisados.
Descubrí un juego de colores.
Los informes sobre el personal fueron hechos en amarillo, los de viejos alumnos hombres en rojo, los de las ex alumnas en rosado. Los actuales alumnos, mujeres en verde y en celeste varones.
Hay un verde con señal rosa. Está sin iniciar, como a la espera. ¿Tendrá algún significado? Ante la duda tomo nota.
Separé más de cien legajos. Iré estudiando cada uno de ellos. Me intriga el último, el verde.
Hallé más recortes de diarios. Estaba compenetrado cuando sentí un golpe en la cabeza que me tiró y caí desvanecido.
Al recuperarme, con la nuca sangrando salí y alcancé a ver una sombra lejana irse más allá de las vías del ferrocarril.
De inmediato me dirigí a la seguridad quienes se sorprendieron del ataque sufrido. Salieron en busca de alguna pista pero fue tiempo perdido.

Salí del lugar, ya era tarde. Sólo quedaba la guardia vespertina.
Entre mis reflexiones pienso que este Rector bien podría haber sido un gran profesional, de allí tantas notas, o ser un filoso extorsionador.
El móvil podría ser una venganza. ¿Estaría apretando a alguien? ¿A quién? ¿Por qué?
No daba más. Debía descansar.
Repuse mis energías con un buen baño caliente y un par de horas de sueño. Me fui a comer a Los Pensadores, en Palermo Viejo. Había cochinillo.
Me encontré, casualmente, con unos amigos y me acompañaron a cenar.
Hablamos, como todo buen argentino que se precia de serlo, sobre política y pasamos de la crítica a las posibles recetas para mejorar esto si nos dejaran. Por supuesto, lo decíamos sabiendo que nadie nos va a convocar para dar nuestras soluciones y si nos llamaran tampoco las dejarían aplicar. Quiere decir que hablamos de la política y de los nefastos políticos porque es mejor que hablar de nosotros mismos.
Me despejé con lo divertido que estuvo el encuentro y creo que eso me ayudó a pensar.

…El verde y el rosa se combinan si una mamá fue alumna del instituto y pasado el tiempo ahora lleva a su niña.
Pasándolo en claro: “una ex-alumna creció, color rosa y ahora trae a su hija, color verde”.
Su niña de alguna manera le da chocolates al profe y este se muere.

Lo llamé a Eduardo. Le comenté mi teoría y casi dormido como estaba me respondió con una puteada que logró despertarlo.
Le insistí, le hablé de extorsión y de venganza. Remarqué que era muy querido y respetado por muchos, pero que siempre hay quienes te odian. Que el tipo podría tener doble vida, que yo tampoco estoy muy convencido pero que guarda cosas muy pesadas. Que sus observaciones parecen más la de un psiquiatra que las de un profe.
-Vos estás para un psiquiatra. ¿Sabés qué hora es?
-¡No!
-Las tres y media. Llamame cuando tengas algo concreto.
Colgó.
Encendí mi cigarro y pensé más en los colores que en la extorsión.
Que este hombre extorsionara no me sonaba a un móvil potable.

MUERTE EN LA ESCUELADonde viven las historias. Descúbrelo ahora