CAPÍTULO XII: MAÑANA DE GOLF

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Eduardo me estaba esperando en el Club House de Jurado. Jugamos nueve hoyos y ante la tormenta de lluvia y viento nos fuimos a la oficina. Allí desayunamos unos mates y hablamos de mi búsqueda escolar.
-¿Cómo avanza lo tuyo?
-Descarto el suicidio, esta gente se quiere demasiado, el enojo o el odio es hacia los demás.
-¡Epa!, ¿desde cuándo sabés tanta psicología burguesa? ¿Muerte natural entonces?
-¡Sabés que no estoy seguro! El médico habló de caso suicida o criminal.
-No busques lo que no hay, quiero cerrar el caso, muerte natural o ayudada, la central paga igual. A ver si revolviendo mierda terminamos salpicados.
-Soy curioso y quiero un poco más de tiempo, te aseguro que no voy a provocar ningún escándalo a lo que tanto todos le temen.
-Unos pocos días más y quiero el informe terminado. No somos la fiscalía, que laburen ellos, nosotros a lo nuestro. Si es un tema de conciencia hablamos con el fiscal Garrido Lynch y que él se encargue.
-Ya hablé con él y le pedí unos pocos días, me prometió esperar mis conclusiones.
¡Ah!, previsor el hombre. Te adelantaste, estás rápido.
-Por eso nos mantenemos jóvenes. ¡Chaú! me voy.

Llegué hasta la salida y me volví, logré ver el rostro de orgullo que pone Eduardo cuando hago las cosas bien.
Me acerqué a mi escritorio, tomé el teléfono y hablé con Monique.
-Monique, soy Pecthos, necesito reunirme con los hijos del profe, podemos contactarlos. ¡Sí, espero!

Jugueteo con un lápiz mientras tanto. Retomo la conversación.

-¡Sí! Me esperan en la quinta esta tarde a eso de las 18.00 horas, confirmales que voy. Gracias.

Colgué el teléfono y salí. Eduardo me hacía gestos de ¡ojo! Me causó risa.

MUERTE EN LA ESCUELADonde viven las historias. Descúbrelo ahora