MIN DADDY; yoontae

02

¿Como explicar lo sucedido?

Despertó mas temprano de lo normal gracias a una voz haciendo eco en su departamento, una voz aguda que cantaba una canción que en su vida ha escuchado. Se quedó recostado mirando el techo, escuchando como el canto se detenía, hablaba y volvía a cantar. Como agregando o corrigiendo cosas a la canción.

—Sebyogeun jinagago...

El amanecer termina y...

—Jo dari jame deulmyon

Cuando luna se duerme

—hamkkehessdon pureunbichi

Entonces la luz azul que estaba conmigo

—Sarajyo

Desaparece.

El verso se repitió al menos dos veces, pero, a la tercera la dulce voz parecía estar cansada, fallando al portador.

Min río bajo, seguramente el pequeño había estado desde muy temprano despierto y cantando. Dio media vuelta en su cama, pensando cual seria su siguiente movimiento con aquel niño.

¿Que se suponía que haría?

Bien, como primer movimiento sería investigar si tiene familia que lo busque y el porque estaba en la calle. De ser así, debía llevarlo a donde pertenece. Tomo su celular de debajo de su almohada, marcando el numero de un buen amigo.

—Hey D— contestó del otro lado una voz alegre

—Necesito un favor, Ho

—Para mi mano derecha lo que sea.

—Necesito que investigues si en Corea buscan a un niño llamado Taehyung. Cabello largo castaño, estatura uno cuarenta aproximadamente, de once años de edad y piel clara.

¿Porque pedía aquello?

Ho es un famoso mafioso, de los mas respetados en Corea. YoonGi, había trabajado con el innumerables veces, hasta tratando asuntos de gravedad, como el asesinato de su esposa hace un par de años, por un grupo de idiotas que quisieron cobrar venganza matando a la mujer del jefe, el asesino a sueldo la cobro peor deshaciéndose de cada uno. Desde ahí, se hicieron cercanos.

—Por supuesto, mis hombres comenzaran la investigación, pero, ¿a que se debe?

—Es una larga historia que no voy a contarte por teléfono

—De acuerdo, en unas horas te tengo la información.

La vida de Min Yoongi, el Min Yoongi de ahora, era relativamente sencilla y tranquila. Gracias a su esplendido desempeño no había quien le persiga, económicamente hablando lo tiene todo, nada de que preocuparse. ¿Amor? Para nada, solo revolcones cuando su cuerpo lo pedía. Es un joven centrado, ya tiene la adrenalina necesaria en su vida, y lo único que necesita, es no regresar a su vida anterior, jamas.

Salio de su cama, en busca del pequeño, seguro tendría hambre. Camino hasta la habitación de huéspedes, ahora solo había silencio, su voz ya no se escuchaba murmurar ni cantar.

Cuando estuvo de pie, frente a la habitación y abrió la puerta, el castaño yacía en el medio de la cama, sentado con las piernas dobladas y la mirada en estas.

—Vamos a desayunar...— el pequeño alzo la vista, sus ojos brillaban avisando un posible llanto

—Se-señor... Nadie me está buscando — dijo con la voz entre cortada, derramando sus primeras lágrimas.

Escuchó la llamada.

—Hey, no, no, no digas eso— entro de lleno en la habitación, sentándose en una orilla de la cama

—¡Nadie va a buscarme! ¡No tengo a nadie!— grito apretando sus talones con las manos, intensificando su llanto, Min, sin dudarlo, lo atrajo a sus brazos.

Si YoonGi creía que su vida era una mierda, es porque no sabia la historia de Taehyung...

Su madre fue violada por su propio padre, ganándose automáticamente su odio, por lo que cuando el pequeño cumplió tres años, la joven de apenas dieciocho años, se colgó del árbol de su jardín, el mismo árbol en el que el niño jugaba a las escondidas...

Sus abuelos, lo olvidaron por completo cuando su madre se suicido, y, un día sin mas, dejaron al niño en medio de la carretera, un pequeño de cuatro años, a su suerte, llorando por el frío y el hambre.

Pero, un buen día un amable hombre lo rescató, era un indigente con lagunas mentales debido a las drogas, pero, en ese entonces fue la salvación para Taehyung. Hasta los ocho años, cuando el hombre colapso en medio de su rutina, en la que en vez de comida, ingería alcohol etílico y cayó al río a un costado de su casa de campaña donde vivían.

Claramente el solo recuerda su vida con aquel vagabundo.

Ahora, era consolado por un joven, había dormido en una cama y no un cartón, ceno por primera vez en mucho tiempo y... Sentía una sensación agradable en su pecho, algo que de a poco freno su llanto.

—Me tienes a mi...

No sabia nada del amor, pero de seguro, debía sentirse como en ese momento.