MIN DADDY; yoontae

20

Hoseok se reunió con Seokjin justo a fuera de la preparatoria, este último no estaba en condiciones de conducir, no dejaba de llorar y tirar maldiciones ¿Quien le haría daño a Taehyung? Su hijo que era inocente, no le había hecho daño a nadie jamás...

Si, este aún no sabía qué hacer a donde moverse pues el dolor no lo dejaba pensar normalmente. Pero, la tarea más difícil fue para Hoseok quien tuvo que poner al tanto de lo sucedido a Min

—Joder que putos nervios— revolvió sus cabellos con la mirada del de hombros anchos sobre él, tenía el móvil en la oreja mientras que con la otra mano sostenía el volante del auto

—¿Que sucede?

—Es... Taehyung

—¿Que tiene? ¿Se siente mal? ¿Está enfermo? Seguro no llevó suéter y...

—No, maldita sea— suspiro conteniendo las lágrimas —Taehyung y Jungkook no aparecen...

Un aterrador silencio que duró segundos, los peores segundos de silencio, para romperlo con un estruendoso trueno.

—Nos vemos en mi casa

—Ni una mierda, no voy a quedarme a esperar que la policía lo resuelva, tengo que buscar a Tae...— se podía escuchar el ajetreo del otro lado de la línea, sabiendo que Min ya estaba fuera de la empresa

—Escúchame jodido imbécil— gruño manteniendo la poca calma que le quedaba —Tienes que saber lo que Seokjin me dijo.— sin más colgó, Yoongi estaría en su hogar, porque así debía ser, debían organizar qué pasaría...

Hoseok siempre se mostraba alegre y tranquilo con quién fuese, incluso en los negocios era así, por lo que muchos de sus enemigos lo tomaban como un psicópata. Claro, el momento no ameritaba sonreír ampliamente pero si mantener la calma, no podía solo salir y armar un alboroto. Su hijo no era consciente aún del tipo de negocios que su padre llevaba, de hecho ninguno de los dos jóvenes era consciente de lo que sus mayores hacían.

Joder, podía imaginar el miedo que Jungkook estaría pasando, con sus grandes ojos abiertos como platos y lágrimas en estos, el cuerpo tembloroso a punto de desmayar. No, su pequeño hijo no podía sufrir, no permitiría que le arrebatará a su hijo... Cómo lo hicieron con su esposa.

En medio de todo, escuchaba los sollozos de Seokjin, dónde se refería a Taehyung como su hijo. Y es que él estaba igual o peor a Hoseok, no dejaba de llorar mirando a todas partes, deseando que todo fuese una pesadilla.

No podía pasarle de nuevo, no podían quitarle lo único que lo hacía seguir de pie, seguir vivo. Si no fuese por la repentina aparición del menor él ya no estaría en este mundo, y si algo le sucede a Taehyung; no dudaría en reunirse con su amada.

Por fin llegaron a la mansión y el auto de Min yacía estacionado afuera por lo que se apresuraron a entrar, tenían que ser cuidadosos al mismo tiempo que rápidos

—¿¡Que mierda Kim!?— soltó furioso Yoongi, enfrentando al mencionado —¡Se supone que irías por él! ¿Dónde está?— El pelinegro lloro con más fuerza pidiendo una y otra vez disculpas, Hoseok se interpuso mirando seriamente a Yoongi.

—Seokjin no tiene nada que ver en esto.— Yoongi lo miro mal, esperando una explicación —Min... Esto es un ataque o más bien una venganza para ti.

—¿Quien podría?— musitó en completo shook

—Se te hace familiar ¿Harell?— los ojos de Yoongi casi salían de su lugar, no podía olvidarlo, fue uno de sus trabajos más difíciles y con una mierda, no lo hizo bien...

Cosas comenzaron a caer de sus lugares, Yoongi estaba hecho un desastre, todo era su culpa, si se hubiese alejado de ese mundo antes... Pasó sus manos por su cabello en un gesto histérico respiro pesadamente varias veces. El celular de Hoseok sonó y enseguida atendió la llamada, apenas se enteró de la información que Seokjin le dio, mando a sus hombres a investigar.

—Harell no está en su mansión, tiene una bodega a las afueras de la ciudad

—Entonces vayamos, no tenemos tiempo que perder

—¿Quien es ese tipo y porque quiere vengarse de ti?— Ahora el de hombros anchos mostraba su enojo

—No te importa, déjanos hacer esto, sal del camino.— comenzó a caminar fuera de la mansión, buscando las llaves de su auto

—Es mi hijo y no pue...— Yoongi dio la vuelta rápidamente, dando zancadas hasta él

—No hables estupideces, él no es tu hijo y aléjate de esto ahora.—le dio un empujón  haciéndolo tambalear, la tensión era demasiada para poder ser soportada.

Nada sería fácil de ahora en adelante...