Todos viajamos en el mismo tren, en diferentes vagones, pero con el mismo destino.
El destino a la felicidad.
Ó al menos eso nos hacen creer.
Y la mayoría lo espera, lo triste es que la esperanza se pierde en el transcurso del viaje y las personas mal dicen no llegar pronto.
Pero es admirable que ciertos pasajeros ya hayan comenzado a ser felices antes de llegar al sitio prometido.
Los hace diferentes a las personas que sólo mueren de desesperación.
Mientras otros se olvidan de su destino y viajan felices.
Unos ruegan por que el viaje No sea eterno y otros imploran que nunca se termine.
En efecto, Aquella tierra prometida No Existe.
No hay un destino a la felicidad.
Solo pasajeros felices.-K