Capítulo cuatro.

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Ahora me dirigía con el resto de los zombies, a la cafetería, quería MÍ. JODIDO. DESAYUNO. Cuando llegué, ya no quería un café y un sándwich, quería la mandíbula de Malik en mi puño, ¡suéltalo joder! Odio a Malik ya todo ese grupito, arg, Louis vete de ahí, te dará la peste… 

— ¡MELÓN! —Volteé hacia la voz de Nick, mi otro mejor amigo, se abalanzó hacia el último plato de melón, idiota. 

— ¡Quiero matar a Malik! —Susurré cuando ya estábamos en la mesa ingiriendo nuestro desayuno, observaba atento cada movimiento de Malik hacia con Louis. 

— ¿¡TE GUSTA EL NUEVO!? —Gritó a todo pulmón, ese, mi mejor amigo, el que pronto le faltará un testículo. 

Todos, absolutamente, TODOS. Voltearon a ver, incluso la mesa de Malik, quien sostenía a Louis entre sus brazos, acunándolo, ¡mierda! No faltaron los ‘marica’, o los ‘Lo entiendo, ¡has visto el culo del nuevo!’. Noté como Louis estaba jodidamente incómodo con la situación, tomó sus libros, junto a su mochila y se fue, los murmullos se incrementaron a su paso, le mandé una mirada asesina a Nick.

He estado buscando a Louis, en… ¡TODA LA ESCUELA! ¿Dónde estar…? ¡La biblioteca! Ew, yo… yo no entro allí, ah mierda. Quiero hablar con el, y en horas de clases no está la momia que tienen como bibliotecaria. 

Empujé las pesadas puertas de roble, y el lugar, sí era enorme, comencé a buscarlo, primero por los ordenadores, nada. Sección de terror, nada. Sección de historia, nada. Clásicos, nada. Romance, nada. Ficción, nada. Joder, ¿hay una sección erótica? 

¿Quién diría que encontraría un lugar para mí en la biblioteca? 

Caminé hasta allí. 

— ¿Podemos hablar? —Le pregunté, no estaba leyendo nada, tan solo estaba sentado en el suelo, mirando a la nada, sus ojos azules se veían grises, ¿qué le pasaba? 

— Adelante… —susurró con la voz apagada. 

— ¿Qué te sucede? No has entrado a dos clases, eso no es de Louis Tomlinson. —Dije observándolo, su perfil era perfecto, el lo era. —No creí que te gustara el sexo en los libros… 

— No, no me gusta. —Respondió tosco—, y si no fueras tan idiota, te darías cuenta que no los estoy leyendo, además, respondiendo a tus primeras preguntas… no quiero verte la cara… ¿Tan difícil era decirle a tu amigo ‘No, no me gusta el idiota de Tomlinson’? —Dijo parándose tomando sus cosas para salir, pero agarre su mano y lo obligué a sentarse de nuevo.

— Mierda, no. —Alzó una ceja, no había entendido a qué venía eso, tampoco yo—. ¿Por qué te puso así? Y para que te sientas más tranquilo, sí, hay algo de ti, que… 

Me interrumpió sin dejarme terminar. — ¡Hay algo! No soy yo, lo que pueda tener, te aseguro que otra persona lo puede tener junto a muchas cosas más, y quizás el o ella sea aún más para ti, solo… solo a mí no me jodas. No quiero tener problemas yo… —Mientras hablaba sus delgados labios se movían en coordinación de sus palabras, no resistí y junté mis labios con los suyos. 

Noté como su cuerpo se tensaba, estaba estático, igual yo. No pasó mucho para que yo tomara la iniciativa y comencé a mover mis labios que seguían en los suyos, se relajó y sus pequeñas manos subieron a mi cuello, comenzó a jugar con mis rizos correspondiéndome el beso. 

¿Puede una persona volverse adicto a los besos de otra en tan poco tiempo? Joder, maldito Louis, soy un adicto a ti y aún no eres completamente mío. 

Lentamente, mis frías y cautelosas manos se colaron como unas ninjas bajo la ropa de Louis, su suave piel contra mis ásperas manos, era una sensación nueva, siquiera una chica tenía la suavidad que Louis poseía, mis manos reposaban en sus caderas desnudas bajo sus prendas, quería tocarlo, oh joder que sí quería. 

"En busca del sumiso perfecto" Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora