*Narra SeungKwan*
Han pasado varias cosas en esta última semana de mi vida, como por ejemplo; El día jueves fui a comer a un restaurante de mariscos junto a Vernon, fue divertid y algo tranquilo a decir verdad, no hicimos más que pasear como la típica pareja de bobos que no puede ni tomarse de la mano, que ironía, ¿no?
No sólo eso, el viernes fuimos por un helado y fue ahí cuando descubrí que el sabor favorito de Vernon era el de limón. Hemos estado saliendo a pequeños lugares, sentándonos juntos en los almuerzos escolares (con SeungCheol y JiHoon también, obviamente), conversando sobre nuestras vidas fuera del instituto, anécdotas del pasado y una que otra de nuestras aventuras mientras trabajábamos en el bar.
Se podría decir que todo ha ido bien, al menos para mi gusto.
Los amigos de Hansol han dejado de molestarme, al igual que él. Creo que al notar que era amigo de sus conquistas detuvieron todo su juego y comenzaron a tratarme mucho mejor, algunos incluso me sonreían apenados cuando cruzábamos miradas.
No les guardaba rencor, sin embargo, no eran mis amigos, así que no les dirigía la palabra. No era necesario.
Me encontraba ese momento a cinco minutos de que la clase de inglés terminara, tan sólo faltaba un poco más. El viejo gruñón me tenía cansado de repetir las mismas palabras una y otra vez; "I'm student, I read books".
Me tenía hasta--
— ¡SeungKwan! ¡¿Por qué no estás repitiendo?!— me gritó el anciano desde el otro lado del aula.
— Lo siento — rodé los ojos, harto de su comportamiento.
Era el único maestro el cual nos trataba con desprecio y superioridad, realmente lo odiaba, incluso llegó a llamarnos "ignorantes" tan sólo por no realizar los ejercicios como él los exigía.
Un ser despreciable, sin duda.
— Mas te vale prestar atención, mocoso, o te quedarás a repetir las oraciones 1 hora más.
Ni siquiera le contesté, simplemente dejé que la clase continuara para al fin poder largarme de una vez por todas a mi casa.
Sentí el alivio en mi sangre en cuanto escuché al timbre sonar, anunciando el fin de clases.
— Bien, nos vemos el miércoles— dijo el profesor, con una voz ronca.
Noté que no dejaba de mirarme desde hace ya un rato, lo cual me ponía incomodo, pero principalmente me preocupaba, no quería ir a detención sólo por rodarle los ojos.
— Detente ahí, Boo— escuché justo cuando pasé frente a su escritorio para poder salir.
— ¿Sí?— detuve mi caminar y giré mi cuerpo a él, mirándolo a los ojos. No podía dejarme intimidar por él o se volvería peor.
— Necesito hablar de algo contigo — se puso de pie— pero no puede ser exactamente.. de esta manera— caminó a la puerta e inmediatamente le colocó el seguro.
— ¿No puede ser en otro momento?— le pregunté poniéndome nervioso — tengo que irme, me están esperando.
— ¿Te parece divertido burlarte de mí? Pequeño mocoso— se acercó a mí con tanta rapidez que no tuve tiempo de moverme e intentar huir.
Colocó su mano izquierda sobre mi boca y la derecha en mi nuca, amortiguando y callando todos los gritos de auxilio que en ese momento estaba dando, con el pánico recorriendo mi cuerpo y una sensación horrible al sentir como el pervertido pegaba su cuerpo al mío desde mis espaldas.
— Shh, no puedes hacer ruido o nos van a descubrir— apretó más su agarre en mi cabeza, haciendo que ésta doliera como el infierno —tienes que recibir tu maldito castigo, perra.
"Deténgase, lo reportaré", "Por favor, lo lamento", "Maestro, me quiero ir, déjeme ir, por favor".
Esas y más oraciones eran las que intentaban salir de mis labios, sin embargo ninguna era entendible e incluso si lo fueron, el anciano estaba más ocupado en tirar mi cuerpo sobre el escritorio que en prestar atención a mis palabras.
— Será mejor que no hagas ruido, estúpido, o te juro que esta no será la última vez— susurró en mi odio.
Su mano derecha soltó mi nuca sólo para dirigirla ahora a mis pantalones, intentando desabrocharlos con una sola mano, a la vez que yo me dedicaba a removerme como loco en mi lugar, soltando fuertes sollozos al ver que no podía con su fuerza, y como no, él a pesar de ser mayor era mucho más alto y un poco corpulento, fácilmente podía conmigo.
— Bien, soltaré tu boca, pero en cuanto lo haga quiero que la mantengas cerrada, ¿entendido? soy capaz de matarte aquí mismo, nadie sospecharía de mí— dijo en cuanto terminó con la hebilla de mi pantalón, el cual a los segundos ya se encontraba en el piso.
Me limité a asentir con la cabeza, empapando su enorme mano con las saladas lagrimas que no paraban de salir de mis ojos.
Deslizó su mano lentamente, clavando a su paso sus uñas en la piel de mi rostro, seguramente rasgándola por la presión que ejercía.
— Callado, ¿ok?— volví a asentir, pero en cuanto sentí lejos su cuerpo, tomé una de las plumas que se encontraban en su escritorio y girando rápidamente mi cuerpo, logré clavar perfectamente la punta en su pierna.
— ¡Puta madre! — se alejó unos cuantos pasos, chocando con las bancas del alumnado, viendo con sorpresa y enojo su pierna — ¿Así es como lo quieres?— Tomó la pluma en su man mientras yo intentaba subir mi pantalón lo más rápido que mis temblorosas manos me permitían— Bien, hagámoslo así— y la sacó de su piel, de un solo impulso.
Ni siquiera tuve tiempo de tomar mi mochila, pues corrí por toda la habitación, intentando huir de el hombre el cual cubría la única puerta con su cuerpo, como si estuviéramos jugando alguna especie de juego en el que tenías que pasar primero por las garras del villano antes de pasar el nivel.
— ¡Ayuda!¡Ayuda!— grité mientras corría a las ventanas, sin apartar mi vista de el hombre que en cualquier momento podría tirarse nuevamente sobre mi cuerpo.
— Nadie va a escucharte, niño, todos se han ido — tomó una se las sillas, la puso sobre su cabeza y con gran impulso la lanzó en mi dirección.
La esquivé lo mejor que puse, sin embargo logró golpear mi pierna izquierda, haciendo que cayera inmediatamente al piso por el dolor que me provocaba.
— Te lo dije, estúpido mocoso— se acercó a mí lentamente, con esos ojos un poco rojos por naturaleza que mostraban nada más y nada menos que deseo.
Se notaba a kilómetros que disfrutaba el verme arrastrando en el piso, buscando alguna salida con la mirada... No encontré ninguna.
Simplemente me tiré por completo al piso y cubrí mi rostro.
Estaba a punto de darme por vencido, rendirme ante él y simplemente dejar que hiciera lo que quisiera, al menos hasta que se cansara.
Eso fue, hasta que logré escuchar una voz fuera del pasillo.
— ¡SeungKwan! ¡¿Donde estás?!— era Vernon.
— ¡Boo! ¡Tenemos que ir a trabajar!— y no venía sólo, venía con JiHoon.
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You are my kitten. [Verkwan]
Hayran Kurgu"Daddy~ Juguemos~" SeungKwan siempre fue una persona reservada... o eso le hacía creer a sus conocidos. Nadie sabe lo que una cara angelical puede ocultar. -Verkwan -Sexo explícito -Imágenes -Lenguaje Vulgar -Violencia