XVII

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Bucky ha logrado violar la vigilancia de SI y puede llevar a Peter al hospital, el pequeño ha insistido mucho con querer ver a su papi Tony que es a quien más extraña. Bucky lo ha entendido y lo hace también porque no le gusta ver al pequeño triste.

—Anda, es esa puerta. Tu papá ya está allí también —Bucky le sonríe y lo despeina—, estaré en la máquina de golosinas y recuerda lo que hablamos en casa.
—Sí, tiíto! —Peter no esconde su emoción— ¡Gracias! ¡Eres el mejor!

Peter corriendo por el pasillo sonríe mostrando todos los dientitos, en una mano lleva una bolsa con donas que horneó junto con Wade para su papi Tony. Se asoma a la puerta de habitación de hospital que está entreabierta, su sonrisita se convierte en una mueca de confusión.

Tony está de pie, aún porta la bata blanca de hospital y se encuentra viendo a la pared con la cabeza ladeada y los ojos hinchados. Tiene el rostro de piedra, aún está pálido y con el cabello sin brillo. La ausencia de la barba le hace ver más joven pero también más triste.

Steve está de rodillas aferrándose con fuerza a la cintura de Tony mientras le besa el vientre y las manos, susurrándole con la voz rota. Tiene unas ojeras marcadas y una barba descuidada.

—Te lo ruego —Suplica Steve sin soltar a Tony que parece una figura de mármol—, no permitamos que esto se acabe. Te quiero, te quiero demasiado Tony. Los amo... Dime algo por favor.
—Aléjate de nosotros, no vuelvas.

Empuja a Steve y éste cae de espaldas, le observa con los ojos llenos de lágrimas. Tony se sacude la bata y le lanza una mirada de desdén. Camina con la frente en alto hacia el pequeño baño y cierra.

Peter se decide a entrar y corre a abrazar a su papá que está aún en el suelo sollozando con el rostro cubierto por sus manos. Su corazoncito sufre al ver todo aquello pero se dice que es él quien debe ser tan fuerte como Superman para sus papás.

—Papi te quiere —Musita el pequeño con su vocecita dulce—, y yo te quiero mucho.
—Yo arruiné a nuestra familia —Steve se aferra con temblores al cuerpecito de su hijo—, todo ha sido mi culpa...
—Papi no llores —Le acaricia los cabellos a su padre y le da un beso en la coronilla—, no quiero que llores.

Steve se pone de pie y carga a su hijo, le sonríe y le aprieta la naricita haciendo que ría. Tony abre la puerta, está vestido con chándal y una sudadera. El negro acentúa su palidez pero le sonríe a su hijo y se acerca para darle un beso en la punta de la nariz y abrazarlo con mucho cariño.

—¿Ya puedes ir a casa papi?
—Sí cariño —Responde Steve—, ya podemos irnos.
—¿Podemos pasar por donas antes? Tengo hambre.
—¡Yo te hice donas, papito! —Peter sonriente sacude la bolsa de papel— ¡Hice una para cada uno!

El par de adultos ríen, su pequeño hijo no tiene la culpa de los problemas que hay entre ellos. Se sientan un momento en el sofá de la habitación para comer las donas que el pequeño les ha hecho. Tony ríe porque el glaseado tiene mucho colorante y le ha dejado los labios azules a Steve.

—¡Papi, tienes la boca azul!
—Es un pitufo —Se mofa Tony.
—¡Hey...!

Dos golpes en la puerta y la cabeza de Bucky asomándose les indican que ya es hora. Tony cambia el gesto tan rápido que Bucky debe reconocer lo buen actor que éste es; a Steve le cuesta un poco más fingir que todo va bien. Cuando la señorita Collins hace presencia junto al psicólogo de la vez pasada, Steve suspira porque es posible que su pequeño hijo no entienda que en este caso podría ser bueno mentir.

Pepper llega corriendo y ligeramente despeinada a la habitación, saluda a Bucky y abraza a Peter y a Tony como una madre que no visto a sus hijos en mucho tiempo. De mala gana saluda a Steve y éste sonríe, la situación le hace gracia. Por supuesto que la reunión es incómoda porque Peter habla hasta por los codos sobre las situaciones vividas antes con sus padres, el psicólogo deja de escribir en cuanto el infante relata la vez en la que se perdió pero omitió el nombre del vagabundo con el que se quedó.

—¿No vendrá el señor Wilson y el señor Hogan? —La funcionaria lanza la pregunta y Bucky que bebe una Coca Cola se ahoga y Pepper le da unos golpes en la espalda— ¿Está bien señor Barnes?
—El señor Wilson tenía trabajo y no podía faltar —Responde Pepper con una sonrisa perfectamente ensayada— y el señor Hogan no tarda en llegar.
—¿Quién es Wilson? —Pregunta Tony con una media sonrisa mientras afianza el agarre con su hijo.
—Es la pareja del señor Barnes —Responde la señorita Collins de lo más natural.

Tony y Steve tienen las quijadas en el suelo. Peter seenoja y comienza a hablar maravillas de su nano Happy así que la atención de SIvan hacia el niño. Bucky no puede evitar desviar la mirada de su amigo y deTony, en cuanto Happy hace su aparición él puede tranquilizarse un poco. La primerreunión ha ido bien, no han descubierto las pequeñas mentiras que cuatro de lasocho personas en la habitación han tejido.    

La resolución final es que sólo pueden tener a Peter los domingos después de mediodía que será cuando la reunión con SI termine y a las ocho de la noche Pepper o Bucky irán por el niño para tenerlo el resto de la semana mientras el matrimonio acude a terapia y resuelven sus diferencias. Cualquier violación a las indicaciones será una sanción y no lograrían más que empeorar la situación de la custodia del infante.

Steve toma la maleta de viaje de Tony y le pasa un brazo por la cintura. Tony le quita a Peter, se deja abrazar porque sabe que afuera hay paparazzis y no quiere más habladurías sobre su familia. Peter se abraza con fuerza al cuello de Tony.

Alcanza a ver a un paparazzi que a lo lejos les toman fotos y crearán encabezados asegurando que el matrimonio de Steve Rogers y Tony Stark sigue viento en popa. Que todo está arreglado y vuelve a ser como antes.

Llegan a casa alrededor de las tres y Tony se sorprende de la desfachatez que tiene Steve, se ha mudado de nuevo a la casa. Y se ha ocupado de hacérselo saber muy bien colocando sus pertenencias en lugares visibles.

—Seguiremos durmiendo en la misma habitación —Le informa Steve dejando la maleta de viaje en la habitación—. Si no quieres que compartamos cama, dormiré en el sofá cama pero bien sabes que te conviene fingir que estamos bien.

Tony no contesta, sólo se mete bajo las colchas y enciende la TV, Peter entra corriendo con una araña gigante de peluche.

—¿Puedo estar contigo papi? —Tony sonríe y le extiende los brazos— ¡Papá y yo te extrañamos mucho!
—Yo también los extrañé —Tony congela su sonrisa pues ha dicho aquello sin pensar.
—¿Lo seguirás negando? —Pregunta Steve desde el marco de la puerta con una ceja enarcada y el gesto impasible— Vamos, pasemos el resto del día en la cama viendo películas.
—¡Siii!

Peter está emocionado, cree que el que obliguen a sus padres a estar juntos hará que éstos se reconcilien. Nadie puede culpar a un niño por querer tener a sus padres juntos.

Sólo un mes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora