Sólo un mes.

XIV

Tony despertó con dolor de cabeza y la boca seca. Tiene los ojos lagañosos y el cuerpo dolorido por la mala posición que mantuvo al dormir sobre el sofá.

—Señor —La voz de Friday le taladra el cerebro—, el coronel Rhodes está esperándolo en la sala.

Tony se levanta del sofá como un resorte, el que Rhodey venga a casa no es más que obra de Pepper. Tony rechina los dientes, no quería meter a su mejor amigo en todo esto. Sube con el remordimiento atado a la espalda. Steve y Rhodey hablan como viejos amigos, Tony no quiere ver a Steve después de todo. Steve sólo le mira y suspira.

—Peter ya está en la escuela. Hay café recién hecho y hay donas dentro de la panera. Dejé un par de aspirinas en el cajón al lado de la cama —Su voz no denota ni molestia ni decepción, se escucha como si nada—. Coronel... un placer volver a verlo.
—Lo mismo digo Capitán Rogers.

Tony no dice nada y deja que Steve se vaya. Rhodey niega con la cabeza, ¿por qué está pasando todo esto?

—Estás hecho un desastre Stark, ¿qué demonios estás haciendo con tu familia?
—¿Te lo dijo? ¿Te dijo que está con Bucky? ¿Que le engañé? ¿Que Peter escapó de casa?

Rhodey asiente y con suavidad manda a Tony a darse un baño mientras él va por el café y una dona para que tenga algo en el estómago mientras llegan a un restaurante. Tony sale con ropa de Steve puesta, el aroma de su aún esposo le reconforta pero no quita la decepción y el dolor, bien, le encanta torturarse a sí mismo.

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—¿Harías lo mismo por mí? —La pregunta de Rhodey le cayó como balde de agua fría y deja los cubiertos a un lado— ¿Tony?
—Es diferente...
—No Tony, no es diferente —Rhodey se inclinó aún más sobre la mesa—, ¿y si yo fuera como Bucky? ¿Si hubiera matado a los padres de Steve sin ser consciente de lo que hacía? ¿Harías lo mismo que hizo Steve? —Tony no responde porque sabe que es obvio, haría todo por salvar a su mejor amigo, Rhodey sonríe— Tu silencio me lo dice todo, no arruines tu matrimonio.
—Le pedí el divorcio —Suelta Tony con la voz gélida—, también interpuse una demanda peleando la custodia de mi Pete.
—¿Qué? —Rhodey le observa con el ceño fruncido— ¿Y tú crees que te van a dar su custodia por completo?
—¿Y por qué no? Soy su padre el que nunca lo abandonó.
—Lo haces ahora Tony, ¿crees que no te conozco bien? En el rato que llevamos aquí he contado siete vasos de whisky.
—Él... te dijo que lo engañé, ¿verdad?
—Sí —Steve estaba quebrado cuando se lo confió a Rhodey—, ¿por qué?
—No lo hice Rhodey, no pude. Fui incapaz de enredarme con otra persona.
—Entonces díselo —Ambos amigos se miran, Rhodey le sonríe con cariño—. Tony, puedes arrepentirte el día de mañana. Deja el odio y el rencor fuera de tu vida, sé feliz con tu esposo y tú hijo.

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Steve decide no regresar más a aquella casa. Necesitaba aclarar su mente. Happy le ayudó a mover muchas de sus cosas hasta Brooklyn.

—¿Está seguro de todo esto? —Happy duda, piensa en aquel infante que como siempre, es quien más sufre con los errores de su jefe y su esposo— Mire, para ser sincero... Me preocupo más por Peter, ustedes pueden odiarse o amarse pero no dañen a su hijo, tiene apenas cinco años y...
—Gracias por cuidar de él. Prometo que Tony y yo actuaremos de forma madura para no perjudicar más a nuestro hijo.

Happy sabe que no va a lograr nada y sólo hace una mueca cuando Steve le da ciertas indicaciones. Se despiden con un abrazo y Steve sabe que debe hablar con un buen abogado, conoce cómo es Tony y le va a dar guerra por la custodia.

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Cuando Peter llega de la escuela ya está enterado que su papá volvió a irse de casa y piensa que ya no volverá. Corre escaleras arriba para hablar con él. Marca el único contacto agendado y rápidamente contestan del otro lado.