III

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Steve espera pacientemente en el living de aquella casa, Tony ha logrado que el Gobierno los deje en paz y no los traten como delincuentes. Ha regresado a Nueva York, ha regresado en busca de su familia y espera que no sea tarde.

Alza la vista cuando escucha la risa de Tony en la planta alta, le observa bajar con elegancia los escalones. Trae en una mano una carpeta y en la otra sostiene a su pequeño hijo.

—¡Papá! ¡Haz vuelto! —Peter se suelta del agarre de Tony y corre hacia los brazos de Steve que lo acoge con mucho amor— ¡Te extrañé mucho!
—¡Yo también hijo mío! —Lo aprieta suavemente en sus brazos y sonríe con algunas lagrimillas escapándose. Había extrañado mucho a su pequeño hijo.

Tony observa la escena sin demostrar emoción alguna en su rostro aunque por dentro la emoción del reencuentro de su hijo con su otro padre le llena. Sostiene la carpeta con fuerza, sus nudillos volviéndose blancos.

—Bienvenido de nuevo, Steve —Le hace un gesto con la cabeza—, ¿en dónde están los demás?
—He querido venir yo primero, ellos no tardarán en llegar.

Peter sonríe feliz al ver a su papá de nuevo y tiene la ilusión de que serán la familia feliz que siempre habían sido. Sus manitas aferrándose al traje de su papá, teme que si lo suelta él se irá de nuevo. Y no quiere eso.

—¿Volverás a irte? —Steve niega incapaz de hablar, pensando en todo el daño que le hizo a su familia— ¿Lo prometes?
—Lo prometo —Besa la frente de Peter y sonríe—. Creciste...
—Te fuiste un tiempo —Responde Tony aún de pie en las escaleras—, es un niño y está creciendo rápido. Peter cariño, ¿no quieres mostrarle tus dibujos a papá?
—¡Sí, sí! —Steve lo baja y Peter corre escaleras arriba.

Tony le hace una seña a Steve, ambos se dirigen a la cocina. Una vez sentados en la meseta, Tony le pone la carpeta en frente.

—Firma de una buena vez.
—Si es sobre los acuerdos...
—¡Son los papeles del divorcio! —Tony espeta en un susurro— Necesito que los firmes a la de ya.
—Pero yo no quiero divorciarme de ti.
—Debiste pensarlo antes, Rogers.
—No voy a darte el divorcio.
—No me hagas armar un escándalo. Sabes que los abogados pueden hacerlo.
—Puedes hacer lo que quieras. No te daré el divorcio. No dejaré que destruyas nuestra familia.

Tony se ríe amargamente, Steve sabe que dijo algo mal. Que fue él quien destruyó primero a su familia y no Tony. Ambos se quedan viendo fijamente por minutos, uno anhelando poder abrazarlo y el otro completamente roto, con ganas de alejarse de él lo más pronto posible.

—¡Mira papi! —Peter entra corriendo a la cocina con un bonche de hojas— Dibujos de lo que he hecho mientras no estabas.
—¿Puedo verlos? —Pregunta Steve sin despegar la vista de Tony que está cruzado de brazos, baja la vista hacia su pequeño hijo y le sonríe— Te quiero mucho Peter.
—Yo también te quiero papá —Peter se trepa a la silla y le da un abrazo a su papá—, no quiero que vuelvas a dejarnos.

Tony se da la vuelta y comienza a rebuscar entre los cajones hasta dar con una pluma. Se la da a Steve y sale de la cocina. Peter observa pero no llora, sabe lo que son esos papeles en esa carpeta y ruega porque su papá no los firmé.

Steve hace a un lado la carpeta y hojea los dibujos de su hijo. Sonríe ante el dibujo que muestra a Tony en la cocina y Peter riendo desde la mesa.

—No firmes —Peter esconde la carita en el fuerte pecho de su papá—, no los firmes. No nos dejes.

Steve no sabe qué hacer y Tony tras la pared no soporta más y se muerde los labios intentando no llorar. A ambos les duele lo que sucede y por pensar el uno en el otro, no habían reparado en lo que su pequeño Peter pudiera sentir...

Sólo un mes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora