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Por fin había terminado su primer día en la escuela. Es más, ya llevaba tres semanas en esta, trato de mejorar su puntualidad a la hora de clases pero es algo que simplemente no pudo. El albino se sentía cómodo y a gusto con sus compañeros de clase y con su escuela, incluso con los profesores.

Había dejado proyectos personales sin terminar gracias a que su tiempo se hizo escaso debido a tanta tarea. Pero cuando por fin tenía aunque sea unos minutos, le gustaba trabajar en los retratos que tanto amaba hacer. Ya había hecho unos cuantos de varios compañeros, pero los que más prefería hacer eran los de su vecino "irritante" de frente. Era demasiada la cantidad que tenía de retratos de ese chico. Seguía fascinado con lo fino que era su rostro, pese a que era bastante brusco y de complexión más marcada, le recordaba a alguien de su pasado, y ahora que hace tres días, la escuela había organizado un maratón, tuvo la oportunidad de ver el cuerpo del azabache. Bueno, no tan descaradamente, pero las bermudas que llevaba ese día y la camisa pegada que utilizo para participar en este, le hizo ver con más facilidad su cuerpo bien conservado. Sin dudarlo, comenzó a hacer un retrato de cuerpo completo. Sin perder ningún detalle de cada músculo que pudo ver, era verdad que el moreno no tenía tanta musculatura, pero de todas formas se veía bien, o eso es lo que pensaba el albino. Más no gustaba de él. No aún.

Cuando por fin lo termino, arranco la hoja de su bloc de dibujos y lo puso en una carpeta dedicada especialmente a la persona que le robo su inspiración.

Y en cuanto al moreno, esté si cambio un poco su pensamiento por Ink, ya que en una ocasión unos cuantos días atrás le hizo cambiar de parecer. Aquella vez que le defendió, a pesar del mal trato que siempre le daba, le hizo pensar que tal ves estaba idiota o falto de atención. Pero cuando escucho las palabras del albino, sintió como algo en su interior se incrementaba, y no era el odio que le tenía. Ni siquiera se le podía llamar odio.

-siempre defiendo a los más débiles, cuando ellos no pueden

Esa palabras. Involuntariamente se dibujo una sonrisa en el rostro del azabache, se tiro en su cama y puso sus brazos como almohadas. Cerro sus ojos recordando lo que había pasado.

⭐⭐⭐

Después del maratón, el moreno fue a los vestidores para poder cambiarse, entro a aquella competencia más por obligación que por gusto propio. Cuando estaba recogiendo sus cosas del casillero, la puerta de este se le fue cerrada bruscamente en la cara, el responsable era un chico que le molestaba desde que entro a el colegio, Error no dejaría que alguien le molestara, pero le había prometido a su madre que no pelearía y que se ahorraría los problemas. Así para que cuando ella vuelva del extranjero, pudiera decir por fin que esta orgullosa de su hijo de edad media. Geno siempre era el mayor y el más maduro para todo, su madre estaba orgullosa, Fresh era el "bebito" de mami, su madre le consentía de más, y él, pues, él solo era el hijo de en medio. Producto de una infidelidad. Es por eso que es muy diferente a sus hermanos. Pero volviendo al tema. Error le dedico una mirada de odio total al tipo que le había cerrado la puerta en su cara, iba a avanzar e ignorarle pero el contrario le acorraló en los casilleros.

-¿A donde vas, pequeño ratón?.- le preguntó mientras que le detenía con su mano en el pecho de Error.

-Quita te, tengo prisa.- trato de salir de esa situación sin pelear pero le fue imposible ya que el otro volvió a arremeter le contra el casillero

-conoces el juego, mi pequeño juguete. Tú no te mueves si yo no digo.- el chico comenzó a colar sus manos en la camisa del moreno, Error le iba a dar un golpe, pero el chico fue más rápido y le arremetió contra el piso, esta ves tomando le del cuello y estrangulándole un poco.- tú no te mueves si no-. No termino de hablar porque recibió un golpe en su rostro haciendo que se cayera al piso, Error aprovecho para levantar se. Cuando alzo la vista se encontró con el albino, el causante de que el otro se estuviera retorciendo por el golpe.

-¿Qué no has escuchado que tiene prisa?.- dijo el albino acercándose al chico que estaba en el suelo.

-Maldito.- y otro golpe por parte del de orbes multiforma le hizo callar de nuevo.

-No tengo tiempo, ni yo ni Error. Así que deja de molestar.- y eso fue suficiente para que el mayor de todos allí presentes saliera corriendo

-lo tenía controlado.- le dijo Error con su típico tono de desprecio.

-Claro, claro, lo que tu digas, negro.- le dijo en forma de burla, comenzó a caminar a la salida de los vestidores.

-¿Por qué?.- el albino detuvo su andar pero no le miró.- ¿por qué te metiste si no era problema tuyo?

-siempre defiendo a los más débiles, cuando ellos no pueden.- y siguió su paso sin siquiera voltear a ver al moreno.


⭐⭐⭐

Lentamente abrió de nuevo los ojos. Jamás se imagino que alguien le defendiera, bueno, nadie sabia que le molestaban y que él le defendiera y sin preguntar el motivo es algo que de algún modo le cautivo. Y el trato indiferente que le daba, realmente le gustaba. Se decía masoquista por estar algo interesado en alguien que le trataba así. Y si lograba que el albino se fijara en él, sentía que ya no necesitaría que su madre dijera que esta orgullosa de su hijo de el medio. Ya no le importaría que sus hermanos fueran mejor tratados. Solo, de alguna manera, le interesaba tener la atención del albino.

Le gustaría que la atención de uno estuviera solamente en él, aunque, eso es algo que ya tenía sin saberlo.

violación ||Editado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora