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Ink llegó corriendo a su casa, seguía apenado por lo que pasó hace un rato. Su corazón latía bastante rápido pero, no era por lo agitado que estaba por correr desde el centro hasta su casa.

Solo recordaba; recordaba todo lo que pasó en la mañana en aquel departamento.

El aroma que emanaba el moreno era embriagante, era dulce, era fuerte, era suave, era, ni siquiera él sabía cómo era, pero le cautivó, sus ojos mirando lo fijamente, la posición en la que habían quedado. El como se veía solamente en bermudas. No entendía el porque se ponía colorado de tan solo pensar eso. No sabía porque su corazón latía cómo si acabara de huir de alguien muy peligroso.

Se detuvo al frente de su hogar. No quería entrar, su hermano, si lo veía así, probablemente preguntaría porque viene así de sonrojado. No quería decir que se quedó dormido en el departamento de uno de los amigos del vecino del frente. Y que se durmió abrazado al vecino.

Suspiro con pesadez, al final, no podía quedarse fuera de casa. Tenía que entrar. Tomo las llaves de su bolsillo y abrió. Se sorprendió de que su hermano no estuviera. Le restó importancia y se fue directo a su habitación. En cuanto llego se tumbó en la cama. Quería olvidar lo que pasó, pero simplemente no podía.

De algún modo, estaba inspirado. Se levantó y tomo su bloc de dibujos. Y sin más, comenzó a retratar al moreno. Se inspiraba más cuando imaginaba cada detalle del cuerpo del contrario.

Cuando terminó, sentía que algo le faltaba, era algo que no hacía hace tiempo, no desde que quedó marcado. Suspiro con pesadez y se levantó, de bajo de su cama saco una caja algo vieja y polvorienta. Dentro había un montón de colores hermosos. Tomo nuevamente el dibujo que recién hizo del moreno y comenzó a difuminar  lo y de más.

Por fin había terminado, pero ese dibujo era un tanto especial, no quería ponerlo en la carpeta que tenía solo de los dibujos de Error. Arrancó la hoja y con un poco de esfuerzo lo pegó en la pared con mucho cuidado.

Mientras más lo miraba, un sonrojo pintaba su blanca cara.

-Debo admitir.- hablo mientras acariciaba con delicadeza el dibujo, con cuidado de no esparcir los colores y arruinarlo.- que lograste algo que pensé que ya no me pasaría.- se acercó al dibujo, y cómo si estuviera frente al moreno, le beso delicadamente.- me... lograste enamorar, tonto vecino arrogante.

Ink, por primera vez en 14 años, había vuelto a sentir lo que era el amor, había vuelto a sentir el acelerar de su pulso con tan solo mirar a esa persona. Lo habían logrado cautivar. De nuevo lo habían enamorado.

violación ||Editado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora