Gael.
No he sabido nada de Isabella desde la vez que estuvo en el bufete. Han pasado 4 días y desde entonces le he llamado para hablar con ella. El celular suena, sin embargo, ella sigue sin responder. No entiendo, ni comprendo su comportamiento, su actitud de niña berrinchuda. Aunque la verdad, eso es algo que no me sorprende para nada. Siempre ha sido así, siempre ha querido ser la víctima. Tengo que admitir que yo he tenido un poco de culpa. Con los problemas que nos han sucedido últimamente, he dejado de consentirla y me he enfocado en otras cosas que no sean en ella y en nuestra relación.
Mi mente no se ha podido concentrar muy bien desde entonces. Dando vueltas y vueltas a todo este desastre hecho mierda que me consume día a día. Y sigo sin encontrar alguna solución a tantos problemas.
No sé cuánto tiempo llevo corriendo. Salí del departamento de Axel desde antes que saliera el sol y no me di cuenta cuando amaneció. Me detengo en un semáforo que se ha puesto en rojo para la zona de peatón. Observo el reloj en mi celular y ya son las 8 de la mañana. En cuanto el semáforo da la luz verde, cruzo la calle y decido ir por un café que está cerca del edificio.
La decisión de comprar mi propio departamento sigue en pie. No pienso vivir de arrimado con Axel por mucho tiempo. Sé muy bien que eso tampoco durará, ya que sólo me falta un mes para quedarme aquí, eso es si sólo se solucionan las cosas con Isabella. Me preocupa bastante que no he sabido nada de ella. He pensado llamar a Osvaldo y preguntarle por ella, pero me omito en hacerlo por la mala reacción que de seguro va a tener.
Llego al café y pido dos cafés americanos tamaño grande. Uno para mí y el otro para el idiota de Axel. Ese cabrón estos días lo he visto algo extraño que de seguro es por la mujer que me había dicho. Cuando Axel se obsesiona con una mujer que no puede tener, se convierte prácticamente en un reto para él. Hace todo por conseguir su objetivo hasta que lo logra, pero esta vez sí que le ha costado en conseguir a esa mujer. Todavía ni me ha dicho quién es la misteriosa mujer que no ha caído en las manos del seductor Axel Hamilton. Eso, lo ha de estar matando.
Después de comprar ambos cafés, camino de regreso al departamento. Tengo tantas cosas en que pensar que temo que en algún momento mi cabeza estalle. El trabajo me tiene idiota. No he terminado de leer todos los expedientes que tengo que solucionar. Ir a varias audiencias, reservar lugares para un congreso que se acerca. Por otro lado esta Alissa. Esa mujer que aunque tenga mil problemas, ella será siempre la principal en mi mente. Y por ultimo, la desaparición de Isabella, no se que es lo que tendrá en la cabeza esa mujer. En ese momento siento como mi celular vibra en el bolso de mi pantalón deportivo. Contesto con los auriculares.
—¿Si, diga?
—Hola, Gael.
—Isabella —respondo, sorprendido por su repentina llamada.
—¿Cómo estás? —pregunta, y una risa con ironía salé de mi garganta.
—¿Es enserio que me preguntas eso? Isabella, ¿cómo crees que estoy después de que no he sabido nada de ti desde hace días?
—Lo siento, pero no he tenido ganas ni muchos ánimos para hablar contigo después de... de lo que paso en tu oficina.
—¿Entonces, por qué llamas? —apresuro mi paso para llegar más rápido al departamento. El coraje y la ira se están apoderando de mí.
—Necesitamos hablar, Gael —un silencio se prolonga entre nosotros. Ese "necesitamos hablar" no tengo idea de cómo tomarlo—. Lo mejor será que nos tomemos una semana para pensar bien las cosas. ¿Te parece? —pues no, pero ya que. Pero eso no pienso decírselo a ella. Talvez y tenga algo de razón, y lo mejor será que ambos nos tomemos ese tiempo, al fin y al cabo, ella ya se desapareció por 4 días.
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La Venganza ©
RomanceNo todo lo que planeas, puede salir bien. Alissa Beckett, descubre toda la verdad sobre él responsable de lo que le paso a su padre. Y es precisamente su jefe. Gael Richardson. Seguirá preparando su venganza hacia él. Haciéndolo sufrir, dañandole...