Capítulo 10

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Alissa.

Me siento mareada, exhausta, no puedo más. Lo único que quiero es llegar tranquila a algún lugar. Quería ir a mi departamento, pero Chelssey me dijo que no dormiría ahí y no quiero estar sola. Así que Max me llevara al suyo.

Vengo en el auto con Max. Vamos camino a su departamento. Esta noche ha estado llena de emociones y locuras. Cada vez soporto menos a Gael. Lo que más deseo es liberarme de todo esto, decirle en su maldita cara quien soy y el por qué sigo trabajando para él, soportando cada día su estúpido mal humor y su maldita mala costumbre de besarme a la fuerza.

Eso es lo que más odio de él. No debió haberme besado, no debió haberme besado de la forma en la que lo hizo. No debió acercarse a mí. No debió haberme tocado ni acercar sus asquerosos labios en mi cuello. Todavía recuerdo eso y siento escalofríos en mi cuerpo. Es un maldito idiota que no sabe cómo tratar a una mujer. ¿Cómo se le ocurre besarme de esa manera? ¡¿Cómo?!

Soy una estúpida por haberle respondido ese beso. ¡Dios mío! No entiendo como paso. Lo que sé, fue que me deje llevar. Todo el alcohol que consumí hizo que me debilitara y respondiera a ese beso. Él también estaba así, por supuesto que sí. Sólo me besa para hacerme molestar y no por otra cosa. El alcohol que bebimos hizo que los dos perdiéramos la cabeza en ese momento, no fue por otra cosa. Quiero pensar que no fue por otra cosa. Pero, ¡Dios! Dejar que me besará hasta el cuello, sí que estoy loca. Muy loca.

El auto se ha detenido. Escucho a Max bajar del auto. Luego, abre mi puerta. Bajo del auto, y el cierra la puerta. Nos dirigimos a la entrada del edificio con rumbo hacia su departamento. Todo me da vueltas, sigo sin sentirme bien. Esto es demasiado, no me había sentido así. Me hago preguntas para recordar que tanto fue lo que bebí, pero es imposible no recuerdo si fueron 3 o 4 copas de vodka. Tal vez fue porque no almorcé nada y lo único que hay en mi estomago es alcohol.

Todo el día estuve de compras con Chelssey. La mujer indecisa de mi amiga no encontraba que ponerse, además de ayudarme a buscar un vestido, en donde nos llevamos todo el día porque la ropa que me escogía tampoco le gustaba. Quería que me viera de una manera diferente, y creo que lo logró. Ella quería verse muy bien para impresionar a Joe. Ambos se miraban muy lindos esta noche. Y claro, también Axel y Emily me sorprendieron. Jamás pensé que la persona con la que iba a salir, fuera él. Conociendo a Axel, tengo que advertirle a Emily la clase de hombre que es sino quiere salir lastimada. Espero que no sólo quiera jugar con ella.

Llegamos al piso donde está el departamento de Max. Él abre la puerta y ambos entramos. Quita su saco y lo deja en un perchero que está a lado de la puerta. Me dirijo a la sala, y tomo asiento en uno de los sillones. Mi cabeza da vueltas, siento un calor por dentro que recorre todo mi cuerpo, el corazón me palpita un poco más rápido de lo normal. Siento mi garganta seca. Miro el cuadro que está colgado en la pared justo enfrente de mí. Lo observo y miro como se hace de un lado a otro.

¡Maldición! Talvez no debí beber alcohol ¿Me estará haciendo más daño por el medicamento? No lo creo. Ninguno de los doctores me dijo que no podía beber alcohol, sólo que tuviera cuidado con mis emociones, el estrés y con alterarme y todas esas cosas. ¡Dios! No sé qué me pasa. Sacudo mi cabeza y dijo de ver el cuadro. Hundo mi cabeza en mis manos, negando, pensando que es lo que me hace sentir así. No comí nada antes de ir al club, eso es, eso fue lo que no me hizo bien... necesito una pastilla para las náuseas o un poco de agua.

—Hermosa ¿Estas bien? —niego, aun con mi cabeza agachada—. ¿Quieres algo?

—Agua, por favor. O algo que me pueda quitar este maldito mareo —escucho los pasos de Max irse fuera de la sala. Segundos después, lo escucho colocarse frente a mí.

La Venganza ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora