Capítulo 1

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Alissa.

¡No puede ser! Son las 6 de la mañana. Ya no pude pegar el ojo en toda la maldita noche por culpa de esas estúpidas pesadillas que me tienen harta. Todos los días despierto con un dolor de cabeza insoportable, pero me rehusó a tomar pastillas para dormir, té y todas esas cosas para conciliar el sueño.

Siento que no debería de depender de ellas, pero si sigo así, no tendré de otra más que hacerle caso a Chelssey y tomarme las jodidas pastillas.

Me levanto de la cama para ir a buscar un atuendo y luego ducharme. Hoy será mi primer día de trabajo (de nuevo) en el bufete Richardson. Digo mi primer día, porque el idiota de mi jefe (quiero decir, Gael) me dio permiso de incapacidad por 3 semanas. Yo no sé qué mosca le habrá picado para haberme dado tantas semanas de descanso.

En fin, ni esas 3 semanas me sirvieron para descansar. Todo los días me la pase acostada en la cama. O a veces bajaba a la sala a estar un rato con Chelssey. Comía un poco y después regresaba a mi habitación para ver si podía dormir un poco.

Sólo lograba dormir por lo menos un par de horas. Otras tres horas en la noche. Después de eso, las pesadillas invadían mis sueños. En total, sólo duermo 5 horas diarias, pero ahora, dormiré no tendré tiempo ni para eso.

En estos días, he hablado con mi mamá. No sabe nada de lo que paso con Gael ni tampoco de la carta que mando mi padre. Aunque estoy segura que eso ya lo sabe. Sólo he hablado con ella para saber cómo esta ella y Gisele. Ya falta menos para su graduación. Lo que me preocupa, es que todavía no ha elegido una universidad.

Max ha venido todos los días a verme, pero yo no he querido recibirlo. Tampoco he hablado con él por teléfono. Chelssey es la única que ha tenido contacto con él y con Gael. Ya que por ella supe cuantos días quiso darme de descanso. Todavía pienso que fue muy exagerado. Pero igual, no me sirvieron de mucho.

Me desaparte del mundo por 3 semanas. 3 semanas sin saber de mi trabajo, de mi novio. Ni siquiera pude pensar en un plan para vengarme. Creo que lo primero que haré, es hacer lo que me dijo Marco; investigar dentro del bufete algo que me pueda servir.

Escojo una falda negra, blusa roja de tirantes y un saco color negro. Entro a la ducha y dejo que el agua tibia caiga sobre mi cuerpo. Hoy después de tanto, tendré el valor de ver a Max. Y no tengo ni idea de que mierda le voy a decir del por qué lo estuve evitando todo este tiempo. Pero realmente, no quería saber de nada, ni de nadie. Me sentía perdida en el universo sola con mis pensamientos.

Salgo de la ducha para luego vestirme. Me peino y me maquillo un poco para no parecer un cadáver de lo pálida que estoy. Para eso me pondré un labial rojo carmín. Eso me hará ver menos moribunda. No estoy acostumbrada a tanto maquillaje, pero no tengo de otra en esta ocasión.

Termino de arreglar todo lo que me falta, me pongo los tacones. Tomo mi bolso, mi gabardina y salgo de mi habitación. Bajo a la cocina donde Chelssey me está esperando. De seguro con una taza de café como solo ella sabré preparar.

Llego a la cocina y como era de suponerse, mi café está encima de la barra de desayuno. Al lado de él está un desayuno preparado por ella.

—Buenos días, Chelssey —me acerco y me siento a su lado. Tomo el café y bebo un sorbo—. Todo se ve delicioso, pero no tengo tiempo para desayunar. Ya es un poco tarde.

—Buenos días, Caramelito. No creo que te quite mucho tiempo, darle un probado a tu desayuno.

—No quiero llegar tarde —le doy otro sorbo al café—. Además, no tengo mucha hambre.

La Venganza ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora