Capítulo 11

645 60 37
                                    

Alissa.

Entro al departamento y lo primero que ven mis ojos es a Chelssey sentada en el sofá viendo la televisión. En cuanto escucha que cierro la puerta dirige su mirada a mí.

—¡Caramelito! ¿Cómo te fue? —bufo, mientras me voy acercando a ella—. ¿Paso algo malo?

—No, todo estuvo bien. Eso creo.

—Cuéntame todo, quiero saber todo con lujo de detalle.

—Por supuesto que no, Chelssey. Sólo puedo decirte que... hicimos el amor —Chelssey cubre su boca con sus manos.

—¡Wow! ¿Y cómo estuvo? ¿Lo hizo bien? —la miro con los ojos entrecerrados—. Lo siento, pero tengo curiosidad de saber. Se ve que es un hombre que tiene muy buen potencial para el sexo.

—Chelssey, no pude tener un orgasmo —me dejo caer, sentándome en el sofá a su lado—. Pensé que por fin iba a tenerlo con él, pero no pude. Creí que lo lograría, pero no. No pude.

—¿Y le dijiste eso?

—No, no, por supuesto que no. No tengo idea de cómo pueda reaccionar. Ya conoces a los hombres. Si no hacen tener un orgasmo a una mujer, eso les da justo en su ego de macho alfa. Para ellos eso es algo importante.

—Dime una cosa, Alissa. ¿Con Ray tenías orgasmos? —niego

—¿Por qué no me habías contado algo así? Soy tu mejor amiga, tu hermana de otra madre, soy tu otra mitad, tu siamesa. ¿Por qué ocultarme algo así? —me mira con su ceño fruncido.

—Chelssey, tú estabas aquí, yo estaba en Houston, no teníamos mucha comunicación y no había tenido la oportunidad de decirte algo como eso. Lo siento, pero ahora te lo estoy diciendo. No he podido, ni he experimentado un maldito orgasmo y eso es algo que a la vez me estresa un poco. Puedo llegar a sentir mil cosas durante el sexo. Llegar al extremo de la excitación como lo estaba con Max. Estaba demasiado prendida, pero todo se esfumo después de que el terminara y yo sentía que necesitaba más. Tengo las hormonas descontroladas por lo que me pude dar cuenta.

—Entiendo perfectamente cómo te has de sentir.

—No sé qué es lo que tiene de importante tenerlo. Yo solamente disfruto del sexo, y eso es todo. Aunque siempre me quedo insatisfecha. Ellos pueden tenerlo, pero yo no. Al menos sé que yo sí puedo causarles a ellos el orgasmo —me encojo de hombros—. Es por eso que me siento tan mal con Max. Por eso estoy tan nerviosa y tensa por no haberle dicho que yo no pude tenerlo. Cuando él por fin termino yo sentía que casi lo tenía, pero creyó que ya lo había tenido junto con él o no lo sé, por qué se levantó y me dijo; estuvo increíble. Me siento una estúpida. Necesito tener esta comunicación con él, pero me da muchísima pena. No sé cómo lidiar con esto, Chelssey.

—Tienes que hablar con él si quieres que el sexo funcione entre los dos. Por qué, si quieres volver a tener sexo con él ¿Cierto?

—Si, claro que quiero.

—Entonces, hablaras con él... Oye, ¿y cómo le hacías con Ray? Me refiero a qué, si nunca has tenido un orgasmo ¿Cómo le hacías?

—¡Pff! Siempre que él terminada, yo fingía el orgasmo. Eso era todo. Nunca se preguntó si era verdad o no. Pero creo que Max si le ha de importar eso. Ray sólo le importaba satisfacerse a él mismo. Aunque, Max ni siquiera me pregunto algo —recargo mi cabeza en el respaldo del sofá—. Me Sentía tan tonta con mi comportamiento está tarde. Me preocupa el saber que ha de pensar de mí. Hui como una cobarde en vez de haber hablado con él.

—No te preocupes, ya será en otra ocasión.

—Y esa ocasión tiene que ser hoy en la noche que vayamos a cenar. Dice que tiene algo importante que decirme.

La Venganza ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora