Capítulo 9

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Gael.

No puedo creer, se ve mucho más guapa estando así de cercas. Su mirada me sigue pareciendo muy cautivadora.

—Si, ya no tengo nada más que hacer aquí —respondo, después de haber entregado el dinero al bar-tender.

—Puedo acompañarte un rato si tú quieres —dice la mujer de cabello oscuro. Me mira con sus ojos azules tratando de convencerme—. Está bien, si quieres irte no hay problema, sólo quería hacerte compañía un momento. Te he visto que has estado solo y por eso decidí acercarme.

—No estoy seguro de ser una buena compañía.

—Eso deja que yo lo descubra —me da una sonrisa coqueta que hace que reconsidere la decisión de irme. Y mi memoria recuerda lo que hace un rato menciono Axel.

—Muy bien, entonces tú dirás —tomo asiendo de nuevo en la barra y ella hace lo mismo—. ¿Quieres algo de beber?

—Un whisky estaría bien —llamo al bar-tender de nuevo para pedirle dos tragos de whisky—. Quiero acostumbrarme a beber whisky si es que quiero ser una buena abogada —eso que dijo, me sorprendió.

—¿Eres abogada?

—No, todavía no, pero muy pronto lo seré. Me falta unos años para graduarme de la universidad. Déjame decirte, que he... he escuchado de ti —y eso termino por impresionarme.

—¿Es enserio? —ella asiente. El bar-tender sirve nuestras bebidas. Tomo un trago del whisky—. ¿Dónde has escuchado de mí?

—¡Por Dios!, eres Gael Richardson, uno de los abogados más exitosos que hay en Nueva York, y además de estar al frente de uno de los mejores bufetes de esta ciudad. Es obvio que sé quién eres tú y tu familia —bebe un poco de su whisky. Después continúa hablando—. Cuando te miré bien allá afuera me di cuenta de quien eras. Soy una estudiante de Derecho, creo que es normal saber de algo que me interesa —eso ultimo no sabría en qué sentido lo diría.

—Estoy seguro que sí, pero es sorprenderte el saber que una estudiante sepa tanto de mí y de mi familia.

—Conozco a tu abuelo, el gran señor Gabriel Richardson. Su impresionante carrera como abogado y de cómo formo el gran bufete que es ahora. Lo que me interesa investigo, pienso que eso es algo fundamental para lo que me voy a dedicar.

—Estoy en total acuerdo contigo. Investigar es una pieza que se debe de dar, pero más si se sabe investigar todo muy bien —me está agradando esta chica. Es demasiado joven. Es una pequeña estudiante— ¿Qué edad tienes? Eres bastante inteligente.

—20 años, no soy tan joven.

—Si lo eres, eres muy joven. Disculpa, al parecer tú sabes mi nombre, pero yo el tuyo no lo sé.

—Discúlpame tu a mí, pero lo olvide por completo. Me perdí en esta interesante conversación —ella estrecha su mano—. Me llamo Cathy —acepto su mano con una sonrisa. Tiene unos ojos azules que pueden hechizar de inmediato. Es una mujer muy inteligente. A pesar de su corta edad sabe muy bien lo que quiere.

—Mucho gusto, Cathy. No hace falta de que yo me presente al saber que tienes conocimiento de mi persona.

—Tal vez la tenga en lo que se refiere a tu campo laboral, pero en lo personal no podría decir lo mismo. Tampoco de la persona que eres fuera del tema de las leyes.

—No te gustará nada en saber la clase de persona que soy, lo mejor será que dejemos las cosas como están.

—En este momento yo tengo una buena perspectiva de tu persona. Y es... agradable y muy interesante —dice, en tono coqueto. Y siento que por primera vez me estoy olvidando de todo gracias a la compañía de esta jovencita. De esta hermosa jovencita.

La Venganza ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora