Capítulo 16

556 37 22
                                    

Gael

No puedo creer lo que mis ojos están viendo justo en este momento. No puede estar pasándome esto, no hoy, no ahora, no aquí. ¡Maldita sea! Sigo paralizado y mis ojos se quedan clavados en ella, es imposible no mirarla. ¿Qué hace aquí?

Veo a su lado que viene acompañada de Max y Marco. Mi mente comienza a hacer conclusiones del motivo de su venida. ¿No se suponía que ella iría a Houston? ¿Por qué hizo esto de venir aquí? ¡¿Por qué mierda me mintió?!

Los invitados siguen aplaudiendo hasta que Isabella y yo bajamos del escenario y el señor que anunció nuestro compromiso dice que la fiesta puede continuar y todos siguen con lo que estaban haciendo.

Al bajar, mi madre me ve con una gran sonrisa. Ella y mi padre, y al igual que los padres de Isabella nos estaban esperando para poder ser los primeros en felicitarnos. Mientras mis padres felicitan a Isabella, el padre de ella se me acerca con una expresión en su rostro bastante seria. Me toma del brazo y me aleja de donde están los demás.

—Te felicito por esto, Gael. Sólo espero que la boda se realice con el mismo éxito que el de ahora —entiendo que lo que más le importa es la felicidad de su hija, pero ¿es necesario advertirme? Odio cuando quiere meterse en nuestra relación (que casi siempre lo hace)

—Yo espero lo mismo, Osvaldo. No tiene por qué estar diciéndome esto cada vez que me ve. Me da el presentimiento de que el motivo de nuestros problemas es usted, no solo nosotros.

—En eso te equivocas. Tu y yo sabemos bien que el motivo de que tenga que vigilarte, es esa niña —en un milímetro de segundo su mirada se dirige hacia Alissa—. Ella es la razón por la cual mi hija tiene que estar muy atenta —¿Cómo es posible que tan pronto se diera cuenta de su presencia? Esto no me gusta para nada.

—Que rápido se dio cuenta que ella estaba aquí ¿Acaso usted le dijo a Isabella que la invitará? —ahora todo me queda más claro. Isabella es manipulada por su padre, o no entiendo de donde vendrá todo este plan de que Alissa este aquí. Espero Osvaldo no tenga nada que ver con su presencia.

—No precisamente le dije eso, digamos que fue como una sugerencia. Pero lo que me sorprendió fue tu reacción al verla —este idiota no sé qué pretende con todo esto ¿amarrarme a su hija a como dé lugar? Me quedo en silencio sin mencionar nada. No tengo ninguna justificación, yo sé perfectamente cual fue mi reacción al verla y creo que quien verdaderamente me conoce se dio cuenta de ello.

Intento no voltear a ver en donde esta Alissa y tener mi vista frente a Osvaldo mientras estamos hablando. Sólo no quiero perderla de vista, aunque eso se me hará un poco imposible con tantas personas aquí. Quiero averiguar el motivo de estar en esta fiesta.

—¿No esperabas que viniera? —me pregunta.

—Eso no es su asunto, es algo que no le interesa. Si me permite, tengo algo que hacer.

—Sólo espero que no sea ir detrás de ella. Recuerda que te estaré vigilando —esto es el colmo. Está comenzando a enfurecerme. Aprieto mi mandíbula y me trago el coraje. Me acerco bastante a él con la intensión de que entienda lo que le voy a decir.

—Yo hago lo que a mí se me pega la gana. Esta es mi casa y yo hago lo que quiero. Discúlpeme, pero me vale una mierda si me está vigilando o no, sé cómo comportarme —me voy, dejando esta conversación.

No me interesa seguir escuchando a ese señor que, por mi desgracia, será mi suegro.

Sé muy bien que me ha ayudado bastante con lo del bufete en San Francisco, pero eso no le da derecho de meterse en mi vida privada. Entiendo que protege los intereses de su hija a como dé lugar, sin embargo, eso tampoco le da derecho de meterse en la vida de su hija e inculcarle cosas que pueden perjudicarla.

La Venganza ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora