Capitulo 20

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Gael

A mi abuelo se le ocurrió la brillante idea de llevar a Alissa a su casa. No sé si sea tan brillante para mí. Cuando estábamos por irnos alcanzó a verla y decidió detener al chofer. Yo no tenía idea que mi abuelo vendría por mí, yo solo le dije que enviara un auto, pero el señor no pudo quedarse en casa esperándome. Al parecer le urgía verme.

Ahora tengo a Alissa a mi lado una vez más. No puedo evitar sentir una extraña sensación en mi cuerpo cuando huelo su perfume. Su cercanía me pone muy mal, temo en que no pueda resistir más y se me escape decirle todo lo que siento por ella. Poder besarla, abrazarla, tenerla conmigo y protegerla. Decirle que yo puedo hacer de ella la mujer más feliz. Pero eso aun no puedo hacerlo, no debo hacerlo y debo contenerme. Por más que lo desee.

—Gael —me llama mi abuelo—. ¿Podrías decirme por qué no vas a casarte? Tengo mucha curiosidad —¡¿Qué?! ¿Cómo se le ocurre decir eso justo con Alissa a un lado?

Alissa sólo se hace un poco para atrás apoyándose al asiento.

—No es momento de hablar de eso. No aquí, abuelo.

—¿Por qué no? —insiste.

—Hablaremos cuando lleguemos a tu casa, por favor.

—Está bien, será como dices. No pienso hablar más, pero una cosa si te diré, me alegra mucho esa noticia, y a tu abuela también.

—¿Ya se lo dijiste? –pregunto asombrado.

—Por supuesto, ya conoces a tu abuela que siempre tiene que estar lista a primera hora. Cuando hablaste, estaba a punto de comenzar a arreglarse.

—Bien, entre más rápido se enteren todos será mejor. Después no quiero sorpresas.

—¿Tu madre lo sabe? –sigue mi abuelo con las preguntas. Alissa solo mira hacia el frente.

—No abuelo, no lo sabe, pero no tardará en enterarse eso es seguro.

Después de un buen rato de camino por fin llegamos a la casa de Alissa. El abuelo paso todo el camino platicando con ella sobre lo que venía a hacer Alissa aquí en Houston. Mi abuelo es un poco curioso y le gusta saber todo. Pero no entiendo por qué tiene que preguntarle tantas cosas. Espero que eso a ella no la incomode.

Bajo del carro al llegar a su casa, ella baja después de mí, y al final mi abuelo. El chofer también se baja y ayuda con las maletas de Alissa.

—Es muy bonita tu casa —menciona mi abuelo—. ¿Toda tú vida has vivido aquí? —vamos de nuevo con las preguntas.

—Hace 6 años nos mudamos a esta casa, pero ahora yo vivo en Nueva York.

—¿Por qué se mudaron?

—Abuelo por favor, no hagas más preguntas —le digo, no me gustaría que Alissa se incomodara.

—¿Por qué no? No le veo nada malo en conocer mejor a esta jovencita —Alissa sonríe.

—No me molesta en que pregunte, pero esa respuesta es una historia bastante larga de contar.

—Entonces deberías de ir un día a nuestra casa para así saber esa historia larga. ¿Te parece?

—Está bien, tendré en cuenta la invitación —Alissa toma sus maletas—. Gracias por traerme no era necesario, pero aun así se los agradezco.

—No fue ninguna molestia —dice mi abuelo—. Nos vemos pronto.

Alissa da la vuelta para ir a su casa, pero en eso sale su hermana corriendo y detrás de ella aparece su mamá.

—¡Alissa! —grita Gisele con emoción—. ¡Hermana! —Alissa suelta sus maletas y corre hacia ella para enlazarse en un fuerte abrazo.

La Venganza ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora