Energia Cosmica

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La noche nos acogía en un cálido abrazo fraterno; disipando las dudas que se crearon en mi mente. Así como estaba el clima hoy, no se prestaba a dar malas noticias.

Siempre me encanto el mes octubre, especialmente por las celebraciones nacionales que se daban lugar en esas fechas. Se le conoce tradicionalmente como el mes “morado”. Si querías salir a algún lado tenías diferentes opciones, desde una noche de disco con los amigos y amigas, ir a un bar, pasarla calmadamente en tu casa o elegir cenar en un bonito restaurante.

Por alguna razón sentía que ya los octubres no son los mismos. No soy buena para recordar fechas y es casi imposible que no tenga que hacer uso de mi agenda a cada hora. Sin embargo, el 21 de este mes lo tengo clavado en mi corazón y mente.

Hoy cumplo veintitrés años y para conmemorar mi nacimiento hemos decidido salir a cenar con mi familia. Nos espera una animada charla, unos cuantos comentarios sobre como me va en el trabajo, en mi vida personal…estoy segura que cuando lleguemos a esa parte, cambiare de tema o irremediablemente pediré permiso unos segundos para retirarme, ¿Qué pretexto usaré? Llamada urgente, ir a los servicios, buscar a Cris.

No se como explicar el dolor que siento, tengo todo y a la vez me falta algo. Me falta ella. Su abandono es mi tragedia. Mi vida se ha vuelto una de esas telenovelas de bajo presupuesto, donde los personajes no tienen ya ni diálogos y el escenario jamás cambia. Recuerdo que nunca le agradecí por acompañarme esas horas en el ascensor; por prestarme su valioso tiempo, esas picantes frases y sus análisis sobre mis manías.

Mía ¿Cómo estas? – Logro escuchar eso antes que unos brazos se enrosquen en mi cuerpo haciéndome salir drásticamente de mis meditaciones – Espero no llegar tarde.

Luego de plantarme un beso en la mejilla, logro discernir que es Alberto. Esta entusiasmado y no puede disimular esa sonrisa amplia en sus labios.

No, para nada. Estamos a tiempo todavía – Me limito a contestarle eso y dedicarle una sonrisa insipiente – Vamos de una vez, mi hermano y su novia están en el auto.

Claro, mas bien…aquí tienes tu regalo, espero te guste mucho – Dicho eso, Alberto deposita en mis manos una pequeña cajita envuelta con un muy vistoso papel. – no es necesario que lo abras ahora, ya luego me dirás si es de tu agrado.

Solo puedo asentir, y colocar su obsequio en mi bolso. A menos que sea su prima en miniatura nada podría agradarme.

Caminamos unos pasos hasta el auto de Joaquín. Luego de hacer la tradicional presentación; que mi hermanito me lanzara esas miradas de “tu tienes algo con el” y yo le contestaba a eso con la mirada de: “te callas o te mato”. Por suerte Andrea capto el mensaje y se mantuvo como arbitro en toda la contienda.

En todo el lapso de tiempo hasta el restaurante, las bromas de Alberto relajaron el ambiente, y hasta me anime a sonreír. Creo que a todos les cae bien este chico. ¿Qué pensarían si conociesen a su prima?

*** ***

Deja que te ayude Mía – Me dice Alberto al bajar del auto de mi hermano. – Sabes…desde hace rato quise decirte que te vez preciosa…esta noche te asienta muy bien.

¿Era eso con ironía de por medio? Simplemente no me cabía en la cabeza que este bien y mucho menos preciosa. He logrado cubrir las ojeras gracias a las técnicas sobrenaturales en maquillaje de Andrea, me pelee con el peine para que mi cabello luciera algo presentable y no tan enmarañado como estaba en la mañana, la ropa me queda un poco mas holgada debido a mi súbita pérdida de peso y sin contar con mi actitud semi-depresiva. ¿Donde esta lo maravilloso en eso?

Relatos de Cristal: ReencuentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora