Capítulo 2

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Entro en el centro hospitalario con una sonrisa pícara, observando a los enfermos que vienen y van en camillas siendo conducidas por el personal sanitario, y camino hacia las escaleras que se presentan a un lado. Subo de dos en dos los peldaños que aparecen ante mí y una vez llego a la cima me desvío hacia el corredor de la izquierda. Sigo las indicaciones de los carteles que voy encontrando por el camino, valiéndome de ellos para alcanzar las cámaras frigoríficas, donde conservan a una temperatura adecuada las bolsas de sangre.

Un guardia custodia la entrada al laboratorio, de forma que tengo que valerme del control mental para obligarme a hacerse a un lado y dejarme entrar. Cierro la puerta a mis espaldas y avanzo hacia el frente, poniéndome rumbo hacia unas cámaras que se hallan al final de la estancia, apiladas, las unas al lado de las otras.

Abro una de ellas y contemplo la escasa cantidad de bolsas de sangre que contienen. Luego miro una hoja que hay sobre una mesa metálica, en la que se recogen datos significativos de la entrada y salida de las bolsas de sangre. Al parecer, ha habido bastante pérdidas, inexplicables, desconcertantes para los médicos, quienes han llegado a la conclusión de que alguien podría estar robándolas para utilizarlas en el tráfico de órganos.

‪-¿Eres tú quién está robando las bolsas de sangre?‪- dice una voz femenina a mis espaldas.

‪-Me ofendes, amor.

‪-No me llames así‪- advierte Sophie Summers con voz temblorosa. Me doy media vuelta para enfrentarme a su persona y la encuentro junto a la puerta, con una linterna entre sus manos, con la que logra iluminarme el semblante‪-. Dime qué estás haciendo aquí antes de que llame a seguridad.

‪-He venido a hacer unas comprobaciones. Por lo visto, estáis un poco justos con las bolsas de sangre.

‪-¿Sabes quién puede estar detrás de esto?

Sonrío ante su carácter.

‪-Tengo una ligera idea‪- admito, desviando mi mirar hacia una mesa en la que hay unas monedas referentes a unos peniques‪-. Pero creo que tienes cosas más importantes de las que ocuparme ahora mismo‪- Sophie baja la linterna y la deja sobre una mesa. Se muestra derrotada, totalmente abatida ante mí, sin importarle en absoluto mostrarse humana‪-. ¿Hay alguna razón por la que estés en el laboratorio en este preciso momento?

‪‪-Hay un porqué‪- confiesa, tomando asiento en una silla cercana y llevándose ambas manos a la cabeza‪-. Estoy atendiendo a una niña de cuatro años que ha sufrido un accidente automovilistico con su padre. Él está bien, fuera de peligro, pero la cría está muy grave. Necesita sangre para poder curarse y el problema es que no contamos con reservas de su grupo sanguíneo‪- suelta un suspiro y cubre su rostro con sus manos‪-. No sé qué hacer. No puedo quedarme a su lado de brazos cruzando, viendo como se apaga lentamente, sin poder hacer nada al respecto.

‪-¿Es la primera persona que muere estando a tu cargo?

Asiente muy a su pesar.

‪-Cuando acepté este puesto, me comprometí a empatizar con los pacientes, a estar ahí para ellos en todo momento, tanto en las buenas como en las malas. Pero en los hospitales todo no es color de rosa. La realidad es que hay muertes diarias. Estas paredes han escuchado más oraciones sinceras que las iglesias‪- informa, alzando la vista y mirándome con los ojos cristalizados‪-. El problema de llegar a empatizar tanto con un paciente es que cuando las cosas se complican, te toca lidiar con un infierno. Es el precio a pagar por querer demasiado a alguien.

‪-No puedes salvar a todo el mundo, Sophie.

‪-Sé que no puedo. No sabes la cantidad de veces que he deseado poder salvar el mayor número de vidas posibles.

The Creatures; Origins (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora