Capítulo 14

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Tomo asiento en el sofá y me cubro hasta el abdomen con una manta de color morada, y me dedico a observar los dibujos animados que echan en la televisión, con la cabeza depositada sobre mi mano y la mirada perdida en la pantalla. Ver los dibujos animados me hace recordar a Luz, al alto precio que tuvo que pagar por unos planes egoístas de una minoría, del mismo modo que me lleva a fantasear con el futuro que le deparará a mi pequeño.

Acaricio mi barriga con ternura y siento un fuerte dolor en un costado. Me levanto un poco el jersey blanco que llevo puesto y descubro un hematono de un tono púrpura oscuro. Paso las yemas de los dedos sobre la marca y mantengo la respiración. Vuelvo a cubrir mi cuerpo con la prenda superior y echo hacia atrás la cabeza.

-¿Viendo dibujos animados?- dice Jamie, sonriente.

Se sienta a mi lado y me mira.

-Me gusta verlos- confieso, encogiéndome de hombros-. Me transportan a mi infancia, a aquellos tiempos en los que todo era fácil. Ojalá pudiéramos quedarnos a vivir en el reino de la infancia para siempre. Jamás debería perderse la inocensia ni las ganas de saber. Los niños son los verdaderos sabios.

-Nunca dejamos de ser esos niños, Liz- se aferra con cuidado a mi mano, acariciando con sus dedos mis nudillos marcados-. Ese niño que fuimos no nos abandona. Vive con nosotros. Está aquí dentro- señala su corazón con una de sus manos-. Ese niño entiende de instantes mágicos.

Deposita mi cabeza sobre su hombro y me tomo la libertad de aferrarme a uno de sus brazos. Jamie ladea la cabeza en mi dirección y deposita un beso tierno sobre mi frente, dejando constancia de cuánto significo para él y cuán grande sería su pena el dia que llegue a perderme para siempre. Desearía poder luchar con todas sus fuerzas, hacer hasta lo imposible, por permitir que continúe viviendo más de lo establecido.

-Tienes revisión médica- anuncia, poniéndose en pie-. Le pediré que te receta algo para los fuertes dolores que padeces.

Jamie se aferra a mis antebrazos para ayudarme a ponerme en pie, pues estoy tan débil que apenas soy capaz de incorporarme por mí misma. No me quedan muchas fuerzas y eso me aterra. Aún tengo que enfrentarme al mayor reto de todos, el parto, prueba para la que necesitaré estar fuerte. No sé si podrá ser posibles dadas las circunstancias, pero yo no pienso rendirme. Voy a luchar hasta que las fuerzas me flaqueen y no pueda continuar. Haré todo lo posible y, entonces, podré irme de este mundo satisfecha conmigo misma, sin recomordimiento, feliz por haber dado mi vida por alguien a quien amo con todos mis sentidos y todo mi ser.

-¿Te encuentras bien?

-Estoy algo cansada- admito, valiéndome de sus manos para no perder el equilibrio-. No sé si voy a poder llegar hasta la salida- observo como la expresión de Jamie se ensombrece al ser consciente de que la puerta se halla a tan solo unos pasos. Le miro avergonzada, cabizbaja-. Lo siento.

-Hey, no tienes que disculparte por nada. Te llevaré hasta el coche en brazos, como una princesa, no me importa- se vale de sus fuertes brazos para cogerme en peso y mantenerme sujeta-. Además, pequeño cacahuete se pone a dar saltitos de alegría cuando lo hago.

Siento como el pequeño da una patadita demasiado fuerte para mi gusto.

-Creo que en vez de un cacahuete va a ser un boxeador- bromeo, esbozando una media sonrisa, a pesar de sentirme abatida. Jamie suelta una risita y menea la cabeza, divertido-. Gracias por todo lo que estás haciendo por mí. Es muy amable por tu parte.

-Ese es mi segundo nombre.

Abre la puerta del coche y me deposita con cuidado sobre el asiento. Toma el cinturón y se las ingenia para abrochármelo, intentando no invadir mi espacio. Cierra detrás de mí y se propone rodear el vehículo por la parte delantera para volver a reunirse conmigo. Aprovecho su distracción para mandarle un mensaje a John, haciéndole saber el lugar y la hora de la cita médica para que pueda estar presente en todo momento. Se ha perdido gran parte del embarazo. Deseo que pueda disfrutar de estas experiencias relacionadas con la paternidad. Lo que sucedió entre él y yo ya forma parte del pasado. Solucionamos nuestras diferencias. Pero éstas no tienen el suficiente peso para atentar contra su derecho de ejercer de padre.

The Creatures; Origins (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora