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-¿Estás segura?-

Asentí no muy convencida.

Hoy habíamos presentado nuestro último examen y también había sido nuestro último día de instituto. Me encontraba en la estancia con Jungkook, y habíamos acordado regresar a mi antigua casa para que yo viviera ahí. No quería seguir siendo un estorbo para él.

Nos pusimos de pie, tomé mis cosas y subimos al auto. Jungkook manejó, y conforme nos acercábamos, la presión en mi pecho se hacía más grande por volver a aquel lugar donde habían pasado varias cosas. Entre ellas, la muerte de mi padre.

Sentí la cálida mano de Jungkook tomar la mía delicadamente cuando nos detuvimos en un semáforo. Me sorprendí un poco al notar aquello, era la primera vez que entrelazaba nuestros dedos.

Debo admitir que me ruboricé.

-Eunji...quiero decirte algo.- dijo totalmente serio y algo nervioso.

-¿Qué pasa?- dije intentando ocultar mi evidente intriga.

-Yo...-

El sonido de un auto detrás de nosotros tocando la bocina para que avanzáramos, nos interrumpió. Jungkook aclaró su garganta, separó su mano de la mía y siguió manejando, dejándome con la duda sobre lo que iba a decir hace unos segundos y con una sensación de frío en la pala de mi mano.

Tras unos minutos más de camino, llegamos. Jungkook me ayudó bajando mis cosas, yo saqué de mi bolsillo la llave y nos acercamos a paso lento a aquella casa.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo al abrir la puerta, inundándome en un sentimiento de nostalgia terrible.

El aroma de casa. Aquel que creí haber olvidado, ese que me recordaba las tardes de películas con papá.

-¿Estarás bien?- me preguntó Jungkook.


No estoy segura.


-Sí.- respondí y fingí una sonrisa.

-Vale, si ocurre algo, no dudes en llamarme por favor, cualquier cosa yo vendré.- lo notaba algo preocupado.

-Tranquilo.- intenté sonreír de nuevo.- Todo estará bien aquí.-

Al convencerlo de que se podía ir, dejó mis cosas en la estancia y se fue.

Sentí como la tristeza comenzaba asfixiarme en aquella casa.

Recorrí la casa como si fuera nueva allí, cada rincón. Aquello me hacía querer llorar demasiado, y lo hice cundo entré en la habitación de papá y el aroma de aquel perfume suyo se adentró en mis fosas nasales.

Con lágrimas en todo el rostro me acerqué al ropero, y saqué una de los abrigos de papá, lo pegué a mi rostro e inhalé aquel aroma cerrando mis ojos. Lentamente me recosté en su cama.

Y ahí recostada en su cama, hecha un ovillo, aferrada a su abrigo y llorando, tomé la decisión que tanto había estado pensando estos meses.

Decidí hacer lo que tanto había planeado.

Me iría.



Jungkook.


Al llegar a casa solté un suspiro frustrado.

¿Cómo era posible que fuera tan malditamente cobarde para declararle mis sentimientos a Eunji? Joder, en verdad la quería. ¿Por qué no se lo dije en el auto?

Me lancé al sofá, tomé un cojín y con mi rostro hundido en este, solté un gruñido.

-Tal vez cree que soy un idiota.-

Prendí la televisión, abrazado al cojín intentaba buscar algún canal de entretenimiento, pero no lograba concentrarme.

Lancé el cojín y me puse de pie desordenando mi cabello y rascándome la nuca. Caminé hasta la cocina y miré el reloj, apenas las 8 de la noche.

Saqué una cerveza del frigorífico y estaba decidido a abrirla y tomármela de golpe. Pero me detuve. Pensé y pensé por minutos hasta que llegué por fin a una maldita conclusión.

-Tengo que decírselo ahora.- dije en voz alta.- Maldita sea pero no puedo ir solo así como así.-

Me odié por ser tan cobarde, hasta que noté la mochila de Eunji en la entrada, y fue ahí cuando tuve la idea de ir a verla con el pretexto de devolverle su mochila y entonces le diría toda la verdad.

Corrí y tomé la mochila. Ensayé lo que le diría.

-Eunji dejaste esto. Am... estoy enamorado de ti.-

Sonaba tan estúpido.

-Es inútil.- suspiré y lancé la mochila hacia el sofá. Pero esta estaba abierta, y todo su contenido cayó al suelo. Me acerqué para guardarlo todo de nuevo, pero algo llamó mi atención.

Unos botes de medicamento, dos de ellos ya vacíos. Leí la etiqueta y aquello eran antidepresivos. Mierda, Eunji había estado tomándolos todo este tiempo y yo no tenía ni puta idea.

Los guardé rápidamente de nuevo en la mochila, y fue entonces cuando encontré la carpeta azul, aquella que Eunji no me había dejado ver.

Comencé a leerla, todo aquello indicaba que Eunji en realidad no había estado del todo bien. Pero mi preocupación estalló cuando leí los últimos renglones.


Paciente: Choi Eunji. Nacimiento: 28 de Abril de 1999.

El medicamento es efectivo, siempre y cuando no se suspenda ni un solo día de consumo.

La paciente arrebazó las dos semanas, incluso el mes del síndrome depresivo. En el historial cuenta con marcas de daño físico en muñecas y muslos y 2 intentos de privarse la vida.

Al cumplir con todos los criterios, el resultado final obtenido:

Transtorno depresivo mayor.

Save her ➳ J.J.K;BTSWhere stories live. Discover now