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—¿No quieres decirme que hablaron? —dice con una sonrisa en sus labios y yo lo veo extraña.

Mi mente viaja a la discusión de la semana pasada en como me dijo que me comportaba en una quinceañera, pero el se inspiraba en tratarme como a una, y solo me hace sentir rara, me sentía como otra hija de el, en todos los sentidos.

—Realmente no —digo viéndolo a los ojos—. En serio que no me gusta ir.

Su mirada baja al suelo y me doy la espalda para ir a la habitación me sentía un poco mal, hace menos de tres días me habían comenzado malestares, pero creo que era la misma menstruación, y me sentía aliviada de que me llegara, no estaba embarazada y eso me aliviaba demasiado.

Me acuesto tomando mi celular y veo los mensajes con curiosidad, y es hasta que siento una mano en mi boca   y me baja de la cama bruscamente.

—Quieta, no va a pasar nada si no gritas.

Las lágrimas bajan por mis mejilla y niego varias veces, no prometía nada, porque ahora que lograba olvidarlo estaba aquí haciéndome la vida añicos, volviéndome a destruir.

—Te soltare, y si gritas le pasara algo a tus hijos.

El quita la mano de inmediato y le doy una bofetada.

—Con mis hijos no te metas. —le advierto enojada.

—¿Y que dices del que esperas?

—No estoy embarazada Joseph, así que vete ya si no quieres que llame a la policía.

—¿Como estas tan segura de eso? —dice viéndome como si fuera superior que yo—. Me aseguré bien.

—Cree lo que quieras creer.

—Entonces esta vez si me voy asegurar bien ¿No crees? —me toma por las caderas bajandome casi al borde de la cama.

—Joseph no, ¡Joseph sueltame! ¡HARRY! —me atrevo a gritar lo mas fuerte que puedo y Joseph se tensa.

—¡Maldita hija de puta! —el no piensa lo que hace y toma la lámpara de la mesita de noche y la alza en el aire.

—¡HARRY! ¡HARRY! —grito nuevamente ya con bastante miedo de que me golpee.

Y cuando se escuchan los pasos apresurados en la escaleras baja con impulso el objeto en mi cabeza, y no pasa nada más, todo se pone obscuro.

...

—Mi mamá piensa que deberías comer un poco más. —susurra en mi oído y niego.

—Tu mamá llegará dentro de unas cuantas horas y me preguntará porque estas así, ¿Estas segura de que no sucede nada en tu casa?

Si decía algo me iba a pegar de nuevo, y yo solo quería que me dejara tranquila aunque sea una noche.

Niego con la cabeza.

—¿Vas al colegio mañana? —veo a los lados preocupada.

Amor a GolpesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora