Capítulo 2. La Gran Biblioteca.

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Una vez que el coche dejó de dar vueltas, los chicos necesitaron unos minutos para recomponerse. Se sentían aturdidos, el olor a metal ardiendo les invadía y no era agradable. Ambos salieron como pudieron del coche. Bob miró el coche que estaba magullado por todos lados, y empezaba a arder.

-Mierda, Esto me va a salir muy caro, era un regalo de mi madre ¡Joder!

-¿Qué era eso que se nos ha cruzado de golpe?

-No lo se, era como un animal muy peludo y de un color oscuro... Como una bola de pelo de gato- dijo Bob.

-... ¿ de pelo de gato?

-Pero en grande... Y con patas, dos... Creo.

-¿Estas bromeando no?

-Abel, es verdad, se lo que he visto.

-Es más fácil ver a un unicornio que eso que me estas diciendo.

-Pero...

- Pero ¿qué?. A ver, si estas tan seguro de lo que era, dime de que criatura se trata, por que yo no he oído hablar de una bola de pelo de gato andante.

-No he dicho que sea de gato... Era... Sólo era un ejemplo- interrumpió Bob.

-Bueno, eso... No creo que ese tipo de criatura exista, básicamente ¡Porque todas las criaturas existentes en este estúpido continente están retenidas en grandes espacios reservados para ellas! y de todos modos me he leído todos los libros sobre criaturas, y te puedo asegurar que...

-Grrrrrr....

Abel paró de hablar de golpe.

-Grrrrrrrrr...

-Dime que eres tu el que está haciendo ese sonido- Continuó Abel.

-Yo... No soy el que hace ese ruido.

Abel se giró, no había nadie, comenzó a buscar con la mirada por todas direcciones, en busca de lo que hizo ese extraño sonido. Miró hacia el suelo y puedo ver una criatura, le llegaba por las rodillas, era como Bob había descrito, era como una bola de pelo oscuro con patas, 2 de hecho, no se le veían ni los ojos, ni la boca ni la nariz. Pero no era tan asqueroso o siniestro como se esperaba.

-¿Ves? Te lo dije.

-Creo que he olido demasiado el metal ardiendo, esto no es normal. Debemos llevarlo a un refugio de criaturas perdidas. Al fin si que servían de algo.- Respondió Abel.

-No tenemos tiempo, tenemos que ir a la biblioteca antes de que se deshagan de los libros.

-Grrrrr...

Ambos volvieron a mirar a la criatura que se había quedado inmóvil frente a ellos.

-Pues no se tu que opinas pero creo que debemos llevarnos a... Jimmi.

-Jimmi... ¿Le acabas de poner nombre a esa cosa? A veces me deslumbras.-Dijo Bob.

-Sí, ya que vamos a pasar un rato juntos, llamemosle de algún modo.-hizo una pausa -Bueno... Vale pues tenemos que ir a la biblioteca con... Jimmi y acabamos de estrellar el coche. Creo que estamos en un aprieto. Quizás si me contases de una vez que es lo que pasa con Haley y la profesora en la biblioteca, sería de mayor ayuda.

-Grrrrrr...

-Callate Jimmi ahora estamos contigo- Respondió Abel nervioso.

-¿Grrrr...?

- Te lo contaré luego, tu ve a dejar a Jimmi en tu casa, yo llamaré a la grúa para que se lleven el coche mientras voy a la biblioteca.

-¿Enserio vas a dejarme así y no me vas a contar nada?

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