Los tres salieron de casa. Unidos. Sabían que tenían una meta en común y debían recorrer aquel camino juntos. No sabían con certeza donde se estaban metiendo, o si conseguirían salir, pero ya era tarde para irse a su casa, y no estaba entre sus planes.
Al salir, en una mesa que se encontraba al lado de la puerta en el exterior, estaban las dos espadas, ahora veían su verdadero tamaño, eran más pequeñas de lo que pensaban cuando se imaginaban una espada. Eran las espadas que Momoko usó para ayudarlos la otra noche, junto a ellas habían un arco con una bolsa con las flechas y una bolsa con cuchillas. Momoko cojió sus espadas.
-Adelante, escojed vuestra arma.
-¿Pero empezaremos ahora mismo? ¿No podemos hacer un descanso para dormir?- preguntó Abel.
-Yo estoy descansada, esta noche he dormido muy bien ¿tú no?- preguntó sonriendo- porque las noches son para dormir.
Abel suspiró sin decir palabra, no tenía excusa. Cojió la bolsa con cuchillas, era una bolsa de un material resistente para que las cuchillas no hiciesen un agujero. Bob cojió el arco y las flechas.
-Seguidme- dijo Momoko mientras comenzaba a andar hacia el bosque.
Estuvieron andando unos pocos minutos hasta que llegaron a una zona plana sin demasiados árboles y arbustos que pudiesen molestar. Momoko se giró y se puso en posición de lucha.
-¿Vamos a pelear contra ti? ¿No vamos a entrenar pegando a un saco o algo primero?- preguntó Abel confuso.
-¿Realmente me preguntas eso? No hay tiempo, venga venid a por mí- dijo mientras les sonreía desafiante.
-Allá vamos- dijo Bob mientras cojía una flecha y la colocaba en el arco. Le apuntó.
-Tranquilos, no podréis atravesarme ni yo a vosotros, por eso he escogido este lugar, es un sitio de entrenamie...
Bob lanzó la flecha y le dio a un árbol que estaba en el lado contrario que Momoko.
-Wow, sin miedo, me gusta, solo falta que aprendas a apuntar, tienes fuerza.-reconoció ella.
Abel, al ver que Bob ya había tomado la iniciativa y estaba concentrado en aprender él siguió sus pasos.
-¿Cómo debo usar estas cuchillas? ¿Cuerpo a cuerpo? ¿Las lanzo?- se preguntó a sí mismo Abel.
-Venga Abel, muestrame que puedes hacer con esas cuchillas.- Bob lo miraba ansioso por ver las habilidades de Abel, él lo notaba, sentía la presión de cagarla, la presión de cagarla más que Bob, de dar un paso y caer. Estaba empezando a ponerse nervioso.
-Vamos Abel, tu puedes- dijo Bob en voz baja para que solo él pudiese escucharle, sin dejar de mirar a Momoko.
Abel tardó unos segundos en pensar una estrategia para sorprenderles. Y acto seguido la realizó. Dejó la bolsa en el suelo tras sacar dos cuchillos. Momoko recuperó la posición que tenía, estaba preparada para el ataque. Abel la miró y se lanzó, corría hacia ella que se encontraba a unos cuantos metros. Mientras se acercaba podía ver la cara de Momoko, tan risueña. Pero en su rostro había algo más, estába centrada en Abel. Calculando sus posibilidades y movimientos. Abel, que cada vez se encontraba más cerca notaba como lo estudiaba. Abel levantó uno de sus brazos, dispuesto a atacar desde arriba, Momoko reaccionó y levantó ambos brazos en forma de cruz, impidiendo el paso de su cuchilla desde arriba. Abel sonrió. Su plan había funcionado. Con la otra mano fué a clavarle el cuchillo en el lateral de su abdomen. Momoko fue más veloz, sin que pudiera parpadear giró sus manos, jugando con sus mini espadas para quitarle de la mano la cuchilla, y en un momento bajó su brazo para defenderse de la cuchilla y quitarsela de un golpe, mientras que realizaba un giró hacia el otro lado y se ponía detrás suyo, poniéndole la punta de las espada cerca de la nuca.
ESTÁS LEYENDO
Unión
Random¿Alguna vez te has preguntado como sería tu vida lejos de casa? ¿En un lugar remoto lleno de seres increíbles y criaturas mágicas? Pues éstos dos chicos no se lo plantearon hasta que su profesora de historia les contó algo que no esperaban oír. Aho...