Capítulo 3. Pesadilla.

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Una vez llegaron, subieron al porche, Abel sacó su llaves del bolsillo delantero de su pantalón y abrió la puerta. La casa estaba vacía. Los dos entraron.

-Vamos a tu habitación a ver a Jimmi..

- La verdad es que no lo he dejado en mi habitación.

- ¿¡Qué!?

- Era demasiado peligroso, si mi padre entrase y viese que estoy escondiendo un bicho que ni yo se que es ¿Qué crees que me haría o le haría?

- Entonces ¿Dónde está?

-Sígueme.

Abel encendió la luz de un pasillo que se encontraba al lado de las escaleras, frente a la entrada. Bajo las escaleras había una puerta. La abrió y se encontraron con otras escaleras que bajaban a un sótano.

-Tío, no se si te das cuenta pero esto da mal rollo.

-Tranquilo, ahí abajo está mucho mejor que en el mejor de los hoteles- respondió Abel.

Bob asintió. Bajaron las escaleras y Abel quedó horrorizado mientras Bob asombrado. Aquel sótano era como una gran sala de juegos, con máquinas pequeñas, televisores, un billar... El sótano que cualquiera le gustaría tener. No como el que la gente tiene, donde guarda lo que no necesita y del que siempre aparecen los monstruos que te arrancan la cabeza.
Pero Jimmi lo había destrozado todo, las máquinas hechaban chispas, los sillones estaban abiertos, la tele estaba en el suelo, rota.

-¿Cómo no me habías dicho que tenías un sótano así?

- ¡PORQUE NO LO TENÍA HASTA LA SEMANA PASADA! Y... Esta criatura... ¡JIMMI! Lo ha destrozado todo-Abel furioso se dirigió hacia la criatura, pero antes de llegar se tropezó y calló al suelo. Bob intentó contener la risa- ¿Y ahora que le digo a mi padre?

- Puedes- dijo Bob mientras se reía- arreglarlo antes de que venga.

- ¿Si? ¡Pues ya me dirás como!

-Tranquilo, tranquilo. Solo tenemos que hacer que parezca que todo está bien, mira.- Bob tapó una abolladura de una de las máquinas poniendo un sillón al lado, y este le tapó el rasguño con una manta.- ¿Ves? Eso hará que no se de cuenta.-Abel le miró, sabía que eso no iba a salir bien.

-Que asco de día, a la mierda mi sala de juegos.

Bob dejó el libro sobre la mesa y junto a Abel se pusieron a cubrir cada defecto.

-Oye ¿Y tu padre?- preguntó Bob curioso.

- Está trabajando, va estar de viernes a martes trabajando sin venir a casa.

- Pues entonces tenemos tiempo de arreglarlo otro día, veamos que es Jimmi.

-Bueno... Vamos a ver que es esta pesadilla, espero que no le de por ver como está la casa.

-Pesadilla...-repitió Bob.

Cuando fueron a recoger el libro había desaparecido, Jimmi tampoco estaba y la ventana que se encontraba en lo alto del sótano estaba abierta. Bob miró a Abel.

-¿Enserio?- preguntó Abel.

-Tenemos que capturarlo y encontrar el libro.

-Pues vamos, capturemos a la bola de pelo de gato andante.

Las calles estaban desiertas. Eran las 12 de la noche y todos estaban durmiendo en sus casas. Menos ellos dos, que se encontraban diambulando por las calles en busca de Jimmi. El móvil de Bob sonó.

~Ring Ring~ ~Ring Ring~

Bob lo miró y vio que era su madre. Con miedo lo cojió.

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