-¿A qué te refieres? ¿Sabes ya lo que le pasa?- preguntó Bob aliviado.
-Creo que lo sé, pero tenemos un problema.
-¿Peor de que Abel se esté consumiendo por las sombras?
-Sí... si es lo que creo, las sombras acabaran por consumirle totalmente y puede morir.
-No, no, eso no va a pasar ¿dónde está la parte buena?
-Hay una forma de alejarle de las sombras.
-Dímela-interrumpió Bob.
-Solo lo sabe mi abuelo.
-¿Cómo que solo lo sabe tu abuelo? ¿Es él el responsable de todo esto?- preguntó Bob enfadado. Momoko no respondió y apartó la mirada. Al hacerlo se dio cuenta de que Abel no estaba.
-¡Bob! Es Abel, no está- dijo de repente.
Bob miró hacia donde estaba Abel pero no había nadie, había desaparecido.
-¿Puede ir algo peor?- preguntó Bob al aire.
-Vamos, debemos ir a buscarle, si está mucho tiempo solo olvidará quien es- respondió Momoko cogiéndole de la mano y llevándole a otro lugar en su busca.
Abel estaba caminando por las calles del pueblo, parecía que era de noche, pues las sombras que lo rodeaban cada vez se hacían más intensas, como una constante neblina negra y no era capaz de ver, ahora nublaban su vista. Parecía invisible para la vista de la gente, se sentía solo y en un vacío constante. No sabía a ciencia cierta porque se había ido alejando de Bob y Momoko, fue un impulso que no pudo controlar. Parecía que iba hacia algún lugar pero no sabía cual. Estuvo caminando durante horas hasta que llegó a una casa, en la zona externa del pueblo, era discreta y parecía abandonada. Sin saber porqué entró. Allí todo era oscuro y las sombras que lo rodeaban hacían el camino dentro de la casa más complicado, su vista todavía no se acostumbraba a esa oscuridad. Subió unas escaleras que crujían a cada paso que daban. ¿Qué estaba haciendo allí? No lo recordaba. El polvo inundaba la casa, telarañas en las paredes, ratas corriendo hacia su escondite. Todo era muy extraño ¿Cómo había acabado allí?. No lo recordaba. Abrió una puerta y entró en una habitación. De repente un foco de luz le iluminó la cara, rápidamente se dio media vuelta y se restregó los ojos. Veía borroso. Se volteó hacia la luz, notaba una presencia conocida. Cuando recuperó la visión vio una silueta a contra luz que se acercaba a él. Cuando estuvo lo suficientemente cerca pudo verle la cara.
-Hola Abel, cuanto tiempo hace que no nos vemos tu y yo a solas- dijo aquel hombre.
Abel levantó una ceja, no era capaz de reconocer a aquel hombre mayor.
- Soy yo, Oliver, el abuelo de Momoko.- dijo él con una sonrisa en la cara.- me alegra que hayas venido.
Tomomi y Yashusi se encontraban en la cocina de su casa. Sentían como si aquello lo hubiesen vivido antes, demasiadas veces. Era extraño. Miraron alrededor y luego cruzaron miradas.
-¿Qué hacemos aquí? ¿Y Connor?- preguntó de pronto Yashusi.
Tomomi lo miró confusa.
-Hemos venido...- hizo una pausa para pensar y mirar alrededor, vio el frigorífico abierto- a por algo de comer. ¿Quién es Connor?
-Chicos ¿teneis la comida? - preguntó su padre a lo lejos.
-¡Ya vamos!- exclamó Tomomi.
-Nunca habíamos llegado hasta aquí... ¡Lo he conseguido! Soy consciente del recuerdo.
-¿Que dices Yashusi?
-Tomomi- dijo Yashusi acercándose a ella y cojiendola de la mano- despierta, esto es un recuerdo, papá y mamá están muertos.
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Unión
Random¿Alguna vez te has preguntado como sería tu vida lejos de casa? ¿En un lugar remoto lleno de seres increíbles y criaturas mágicas? Pues éstos dos chicos no se lo plantearon hasta que su profesora de historia les contó algo que no esperaban oír. Aho...