-¿Con que a mi? Pues que venga, le esperaré impaciente.
-Bob, tranquilo, tenemos que estar calmados para poder centrarnos. Tenemos que vencerlo, juntos.
-¿Cómo lo hacemos? ¿cómo lo vencemos?
Momoko se acercó más a Bob para explicarle el plan, por si alguien les estaba observando.
- De acuerdo, más te vale que salga bien.- respondió Bob finalmente.
-Lo hará, confía en mí.
-Me cuesta hacerlo.
Tras aquello, se fueron a casa de Momoko, en lo que quedaba de tarde no se hablaron, Bob estuvo toda la tarde entrenando con el arco, mientras Momoko hablaba con sus hermanos y se preparaban.
Bob practicaba en la zona de entrenamiento tirando sus flechas a una manzana, todavía no acertaba y necesitaba estar listo para mañana atacar y ayudar a su amigo. El debía ser capaz de disparar a personas. Aun que aquellas fuesen las que quieren hacer daño a su amigo y a todos, él se tenía que mentalizar, o morían ellos o moría Abel. Bob nunca antes había matado a un hombre, y no quería que fuese la primera vez. Confiaba en que Momoko apareciese de la nada diciendo que todo era una broma o que, quien tiene apresado a Abel son criaturas hostiles como las que vieron por primera vez. Ya antes había presenciado un asesinato, aquella noche, una muerte de un hombre. No había sentido compasión alguna por ver morir a quien quería hacerle daño y a pesar de todo, esa carencia de sentimiento le aterraba.
Llevaba casi toda la tarde practicando, algunas flechas alcanzaban el blanco, otras simplemente no llegaban o se desviaban mucho de su trayectoria. Bob pensaba en como se había comportado con Momoko, había sido malo con ella y se arrepentía, ella no tenía la culpa, no había hecho nada, eran ellos. Debía disculparse antes de que pasase la noche.
Una vez de noche Bob se fue a casa de Momoko pero no entró, se quedó en frente de la casa, mirando como todo a su alrededor iba muriendo otra noche más. Momoko se percató de que Bob estaba fuera y salió. Él se encontraba sentado en el suelo, mirando al cielo y Momoko se sentó a su lado.
-Pronto estará la cena- dijo para romper el silencio.
-Perdón, he sido cruel contigo- cambió de tema Bob- Yo...
-Tranquilo, de verdad, estas alterado por lo de tu amigo, fue mi culpa, me descuidé. Pero haré lo posible por ayudarte.
-No fué tu culpa, no les hiciste nada. Yo también te quiero ayudar por lo de tu hermano- Bob recordó cuando Momoko intentó cojerle de la mano y él fue brusco- Antes te interrumpí ¿Por qué quieren a tu hermano?- dijo bajando la vista para cruzar su mirada con Momoko.
-Da igual, olvidado.
Bob acercó su mano a la de Momoko. Sus meñiques se rozaron y ella le volvió a mirar. Bob puso su mano sobre la de ella y le dedicó una sonrisa, ella se la devolvió. Una sonrisa triste pero sincera. Estuvieron unos segundos mirándose y su sonrisa dejó de estar. Ambos comenzaron a acercarse el uno al otro. Mirándose. Aquello que les unía era algo más que una misma meta, era algo demasiado fuerte, ellos se sentían bien el uno con el otro.
-Momoko pronto va a sonar la alarma de media noche, será mejor que entréis- exclamó Tomomi dentro de la casa. Ambos reaccionaron y se separaron. Estaban tan cerca...
-Ya vamos- respondió Momoko levantándose. Le ofreció la mano para levantarse y juntos entraron en casa. La alarma sonó y cada uno de ellos estaba durmiendo.
Al día siguiente Momoko se levantó, se vistió y cojió sus armas. Bajó las escaleras de su casa y vio que Bob no estaba.
- ¿Bob?
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Unión
Random¿Alguna vez te has preguntado como sería tu vida lejos de casa? ¿En un lugar remoto lleno de seres increíbles y criaturas mágicas? Pues éstos dos chicos no se lo plantearon hasta que su profesora de historia les contó algo que no esperaban oír. Aho...