¡Vamos, Shima!

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Una semana más había pasado desde esa salida al cine, y por fortuna Shima aún no lo olvidaba. Al contrario, cuando llegaba al salón de clase (por su cuenta, porque había dejado de pasar por el castaño para evitar decepciones), cuando llegaba al salón de clase el castaño le saludaba.

No, no trabajaban juntos y mucho menos comían juntos. Pero Yuu sentía que era un gran avance, porque lo era. Aunque había jurado por todo y sobretodo recuperar al castaño poco a poco cayo en cuenta de lo difícil que iba a ser, de lo difícil que sería ser una persona nueva cada determinado tiempo. Lo complicado que iba a ser saludar con una cara distinta o saludar con el temor de que había sido olvidado de nuevo.

Si, pensó en retirarse pero no lo había concretado. Extrañaba las conversaciones que habían existido. Extrañaba a su mejor amigo.

– ¿Iras al partido de mañana? –Takanori se acercó al pelinegro la tarde del viernes.

Ambos iban hacia sus hogares. Takashima no estaba con él.

– ¿Y Shima? –él le miró y Takanori lucia de alguna manera muy feliz. Y Yuu suponía que era porque ahora Shima pasaba más tiempo con él.

–Fue a su entrenamiento, mañana debutara oficialmente dentro del equipo…

– ¿De verdad? –el pelinegro sonrió.

Desde hacía un año y medio fue presente del deseo externo de como Shima quería ser ya oficialmente un jugador de su equipo. Pero no, no lo era aún por ser menor de edad y que, a pesar de ser uno de los mejores jugadores del mismo, el entrenador no se atrevía, pero al fin lo había hecho.

– ¿Irás? –Yuu se detuvo de nuevo cuando el pequeño castaño le pregunto. Habían llegado al hogar de Yuu y él asintió lleno de energía.

–Por supuesto, no lo dejaría solo –sonrió amplio y Takanori hizo lo mismo.

–Él no está solo…

Fue lo último que dijo el más joven y siguió caminando calles arriba para después dar vuelta a la derecha. Yuu entró a su hogar pensando en contactar a Mika, seguramente ella estaría atenta a su hermano.

***

Estaba Kouyou terminando de recoger su habitación.

Estaba sumamente nervioso. Mañana sería el decisivo, dependiendo su participación en el partido de futbol el entrenador lo dejaría dentro. Como jugador oficial.

–Todo va a estar bien, estaremos apoyándote –Mika, su hermana estaba sentada frente al computador escribiendo un trabajo para la universidad.

Kouyou resoplo.

–Es muy importante para mí –la voz del chico estuvo a nada de quebrarse.

–Ohh, vamos –Mika se puso de pie y abrazo con fuerza a su hermano. Su hermano menor que había crecido lo suficiente, tanto que ahora estaba casi a la misma altura–. Todo va a a salir perfectamente bien, estaremos todos ahí para ti.

Kouyou asintió.

–Ahora, respira y ponte tu pijama –ella toma las mejillas del chico y beso su frente –bajas a la cocina, tomamos un vaso de leche… y después a dormir ¿Si? –Kouyou asintió –eres mi hermano favorito.

–Soy el único que tienes –el chico sonrío ante la frase de su hermana.

Ella asintió y revolvió el cabello de él y salió de la habitación.

Kouyou tomo asiento donde su hermana estaba sentada, guardo el documento que escribía y abrió Facebook.

Tenía múltiples mensajes de suerte y varias notificaciones del grupo donde se comunicaba con sus compañeros. El entrenador había publicado la lista de los que jugarían; la mayoría novatos. No figuraba Reita, egoístamente se emocionó.

Reita era muy bueno. Pero ahora Kouyou podría brillar. Y mostrarles a todos que él también era bueno. Y lo iba a hacer.

Buscó entre sus contactos y encontró al que necesitaba. Yuu Shiro. Desde esa salida al cine no había conversado con él completamente, pero sabía que si era amigo de Reita y de Takanori entonces podía muy bien ser amigo suyo.

Abrió la ventana de mensajes y escribió.

Kouyou Takashima: Hola, mañana habrá un juego de futbol… del equipo de Reita y mío, Estas invitado. Será a las 9 de la mañana.

Envió el mensaje, fue visto enseguida. Y la respuesta demoro medio segundo.

Yuu Shiro: Me encantaría. Asistiré para apoyar.

Shima sonrió ampliamente.

Descubrió un nuevo mejor amigo en Yuu y eso le hacía aún más feliz. Le daba mayor seguridad. Cerró la laptop y corrió a ponerse el pijama.

***

– ¡Viniste! –Mika corrió para abrazar al pelinegro. Estaban todos reunidos: los padres de Kouyou, su hermana, Takanori, Yutaka y Reita.

Reita era una sorpresa. ¿No iba a jugar también?

–Tengo que apoyarlo, es mi amigo –Yuu sonrió aun entre el abrazo de la chica.

Ella le sonrió ampliamente e inclusive tomando su mano entraron al pequeño gimnasio donde jugarían. Dichas manos vistas con envidia por un par de ojos celosos.

Sin mayores precedentes, tomaron asiento en las gradas. Los banderines con el nombre del chico comenzaron a salir y las cornetas. Takanori le pasó a Yuu una cintilla con la frase “¡VAMOS, SHIMA!”; Yuu la ato a su propia cabeza y Mika le dio un banderín con la frase “¡GO!” (Seguramente idea del Sr Takashima) y así todos apoyaron al chico.

Kouyou se aproximó a la portería muchas veces, sin dar resultado. Los minutos pasaban y el marcador 0-0 no cambiaba. Faltaban solo 2 minutos para que todo terminara y entonces Kouyou brillo como lo había pensado. Limpiamente, de sus pies el balón entro a la red contraria.

Los gritos ensordecedores le animaron. Su equipo le abrazo. Y Yuu, por primera vez en los 12 años que tenía de conocer a Shima se alegró de verdad por él. Se alegró y grito con todas sus fuerzas ¡GOL!

–Prepararemos hamburguesas para festejar –dijo la madre de Shima a todos cuando esperaban fuera de los vestidores al menor de la familia –obviamente, están todos invitados.

No hubo momento de responder. Shima salió enseguida, aun con el uniforme del equipo, el cabello castaño revuelto y mojado por sudor.

Sin importar Mika corrió a abrazarlo.

–Te lo dije, sabía que ganarías –ella beso sus mejillas con la nariz arrugada.

–Gracias, gracias –él sonrió y enseguida sus padre lo abrazaron también. Takanori lo felicito y Yutaka también.

–No te libraras ahora de mí, en ningún partido –sonrió Reita y abrazo al castaño. Un abrazo fuerte.

–¿No debería yo decir eso? –dijo Kouyou con una sonrisa y ambos rieron.

Yuu dio un paso para felicitarlo cuando los ojos del castaño se posaron en él. Una mirada confundida. Yuu sintió un jalon en el estómago. Volvían a empezar.

–¿Amigo tuyo? –Kouyou miro a Reita y este sin necesidad de mirar a Yuu negó.

–¡Es mío! Es mi amigo quiero decir –Takanori se adelantó hacia Shima y este sonrió.

–Felicidades, por la victoria –Yuu ahora estaba abatido. Y traicionado.

Al borde de la depresión.

–Gracias –hubo una simple palabra de respuesta.

Yuu sonrió. De nuevo había que empezar.

El circulo sin fin.

Todo por su amigo.

Mejores amigos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora