CAPÍTULO CUATRO
Habría sido un día para recordar si Sofi no se hubiera caído de culo del caballo porque después de eso, solo quiso olvidarse por completo de Ezequiel, el cumpleañero cara de rata y su extremadamente amorosa Nona.
―Entonces tengo que ser tu chofer para la feria del libro, enseñarte a conducir…
―Tengo que sacar el registro de conducir cuanto antes―aclaró Sofi a Ezequiel.
―Y conseguirte el último CD de Miley Cyrus―concluyó él con la lista de requisitos que Sofi le había impuesto y debía cumplir por llevarla al campo ese día.
Si iba a sacrificar su fin de semana en un lugar sin señal y con desconocidos, al menos debería obtener algo a cambio.
―El original, nada de copias baratas―exigió ella.
El chico de rulos rodó los ojos, quitó la vista por un segundo de la calle para ver a Sofi y soltó una pequeña risa. Era sábado por la mañana y él conducía hacia Villa Garibaldi para llegar al cumpleaños de su amigo. Sofi iba a su lado en el asiento del acompañante. Llevaba puesto un jean azul con roturas, un buzo gris y unas zapatillas negras.
No había tomado mucho tiempo para arreglarse porque Ezequiel se había adelantado y a las nueve de la mañana ya estaba en la puerta de su casa esperándola; ella se había levantado apenas veinte minutos antes y había tenido que hacer magia para terminar de comer su manzana y peinarse para controlar un poco sus rulos en tiempo récord. Así que, solo había logrado ponerse su crema facial y su manteca de cacao en los labios.
A sus padres los había convencido asegurándoles que Ezequiel era un compañero nuevo del colegio, por eso no lo conocían, y que todo su curso asistiría a su cumpleaños que tendría lugar en el campo hasta el domingo a la mañana. También inventó que las chicas y chicos dormirían en carpas distintas y comerían malvaviscos alrededor de un fogón mientras contaban anécdotas.
—¿De qué te reís?—preguntó Sofi a la defensiva, creyendo que tal vez tenía un cartel de “soy una imbécil por venir” en la frente.
—Calmate, solo me río porque sé que va a ser muy gracioso este fin de semana y seguramente hagas el ridículo—soltó una carcajada.
Sofi se sintió indignada y muy enfadada, quiso gritarle a todo pulmón que parara el auto y la dejara allí mismo para volverse a su casa y tener un fin de semana normal: tranquilo y lejos de la bosta de caballos. Luego recordó que estaba como a veinte minutos de La Plata, donde ambos vivían, y escuchó al GPS decir “cuidado, se está acercando a una zona peligrosa”; entonces vio a su alrededor: por un lado las casas en ruinas, por el otro, vacas pastando. Decidió contar hasta diez mientras respiraba lentamente. No iba a dejar que un tonto comentario la molestara, después de todo, él le conseguiría el CD de Miley Cyrus.
Lo miró y le enseñó el dedo medio. Ezequiel rio.
—Es que se nota que estás acostumbrada a vivir en la ciudad. No tenés ni idea cómo es estar ahí.
—¿Y cómo es?
—No hay casi señal, así que, chau a YouTube, WhatsApp, y Spotify; tampoco existe el quedarse en la cama hasta la una, allá se suele desayunar a las ocho y después no se vuelve a la casa hasta el almuerzo, tipo dos de la tarde. Siempre hay algún alambrado que arreglar, alguna parte que desmalezar y cosechar.
—¿Y si quiero hacer pis?—preguntó Sofi preocupada.
—Buscás un árbol. Tenés bastantes para elegir, son doscientas cincuenta hectáreas.
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Sobre El Amor Y Sus Posibles Desaciertos
Teen FictionDos vidas, una historia y un solo hilo que une ambos caminos. Sofi, una adolescente, sufre los efectos secundarios de un desamor que trata de olvidar. Un año de despedidas, encuentros y reapariciones. Descubrirá que el primer amor no es tan fácil de...