CAPÍTULO VEINTINUEVE
Después de derramar algunas lágrimas más y acabar con las últimas tres galletitas de avena del paquete; los agotados, hinchados y colorados ojos de Sofi se cerraron sin su consentimiento. La lluvia continuaba al igual que la oscuridad interrumpida únicamente cada cinco minutos por un rayo que caía a los lejos; la inquietud y los nervios habían consumido todas sus energías; cansada estaba de ver la lluvia golpear violentamente contra el vidrio y la llamada de Tobías no había hecho más que desanimarla. Al menos, ahora había dos mecánicos bajo un techo, al lado de una estufa y quizá, con una taza de café, esperando a que la lluvia parase para ir a rescatarla. Ante su impotencia frente la situación, Sofi simplemente optó por cerrar sus ojos, poner su vida en las manos de Dios y dejarse vencer por el sueño.
Al principio, creyó que aquel golpe había sido un trueno. Con su cabeza apoyada en la ventanilla, la vibración se había sentido muy fuerte, pero eso no interrumpió su descanso. Al escuchar el segundo golpe, la idea de abrir los ojos y ver qué estaba molestando su sueño se veía muy tentadora pero no lo suficiente como para despertarse. Junto con el tercer golpe, sus oídos percibieron un “Sofi”. En ese momento, ella abrió los ojos como platos, mientras una felicidad inmensa surgía en su pecho, creyendo que se trataba del mecánico. Sin embargo, al girar la cabeza, la duda de si estaba realmente despierta se sumó al asombro y la sorpresa, pues no era el mecánico que esperaba. Sofi se quedó en shock, su boca se abrió y no la cerró al igual que sus ojos, fijos en la persona de afuera del auto que golpeaba la ventanilla para entrar porque la lluvia la estaba mojando.
Sofi reaccionó y abrió la puerta del auto, se cambió al asiento del acompañante y el chico de ojos claros se sentó en el del conductor. Ella no quitaba la expresión de sorpresa de su rostro, su ceño fruncido, mirándolo detenidamente, asegurándose de que no fuese un espejismo a punto de desaparecer; y él no se animaba a dirigir sus ojos hacia ella, sino que fijaba su vista al frente, como si fuera a encender el auto y comenzar a manejar.
El joven mecánico sentado ahora a su lado vestía un rompevientos, unos jeans y zapatillas empapados. Su rostro y su cabello parecían recién salidos de la ducha, lo que dejaba en claro que aquel tapizado tardaría en secar. Sus ojos seguían tan distintos y claros como la última vez, su cabello castaño había crecido y también el vello de su barbilla.
—¿Qué hacés acá?—fue lo único que Sofi pudo decir.
Aún no estaba segura de si realmente era Tobías quien estaba sentado en su auto. Le parecía inexplicable que el chico hubiese conducido hasta allí, con la tormenta, solo y a las nueve de la noche. Por su mente cruzó la idea de golpearlo, pellizcarse o tironearle del pelo para cerciorarse de que no era una ilusión.
Él dirigió sus ojos hacia ella junto con una sonrisa tímida. Inexplicablemente el chico estaba allí físicamente, respirando su mismo aire, compartiendo el mismo encierro y viendo a través de la oscuridad.
—Hola. Te traje algo—sacó debajo de su abrigo un tupper y se lo ofreció a Sofi—supuse que con el tiempo que llevabas acá no habías cenado.
Ella con la boca abierta por el estupor, tomó el pote con comida. Una extraña sensación se adueñaba de ella. Se trataba de confusión, sorpresa, ternura y una pizca de enojo. Jamás habría creído que volvería a escucharlo, a verlo y mucho menos a estar sentada a su lado dentro de un auto muerto y una lluvia afuera.
—Gracias, pe-pero no, no era necesario.
—Son milanesas con puré de mi abuela—dijo Tobías mirándola a los ojos—y...cerrá la boca, es incómodo—rió.
Sofi colorada, escondió la risa con una sonrisa tímida y con ojos llenos de cariño. Tragó saliva y se esforzó por creer que no se trataba de un sueño, sino que ya había despertado cuando Tobías golpeó su ventanilla.
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Sobre El Amor Y Sus Posibles Desaciertos
TeenfikceDos vidas, una historia y un solo hilo que une ambos caminos. Sofi, una adolescente, sufre los efectos secundarios de un desamor que trata de olvidar. Un año de despedidas, encuentros y reapariciones. Descubrirá que el primer amor no es tan fácil de...