CAPÍTULO VEINTICUATRO
Ciudad de Mar Del Plata.
El viento despeinaba su cabello, enrojecía las mejillas de ambos y congelaba sus manos. El sonido de las olas del mar rompía el silencio que había entre Sofi y Tobías, les recordaba que seguían despiertos, en la playa y que a unas cuadras de allí, había una familia esperándolos. Ambos mirándose a los ojos, inmersos en un sueño, pausados en el segundo en el que buscaron refugio en una mirada, amor y respuesta al dolor que habían sufrido. El corazón corriendo, el cuerpo necesitando un abrazo y sus cabezas tratando de aclarar los sentimientos que el reencuentro había generado.
Por las venas de Tobías corría el deseo de acariciar nuevamente la suave piel de ella, sentir sus labios en un beso y hacerle saber lo mucho que aún la quería. En la cabeza de Sofi, palpitaba la duda de la veracidad de las palabras del chico, el miedo y tristeza de aceptar que aún le gustaba.
—Tobías, yo por esas “mentiras”—Sofi hizo comillas con sus dedos—la pase muy mal y…sinceramente, ya no me interesa la verdad.
—Sofi, yo tenía la cabeza en mi mamá. No podía pensar en otra cosa. Además, vos sabés cuántas veces nos pusimos mal por vivir tan lejos. Lo mejor era que conocieras a otra persona, que estuviera siempre para vos. No servía una relación en la que nos veíamos cada mes y medio, al menos, no para mí.
Ella asintió, aunque sabía que lo mejor hubiese sido estar con él una vez cada 45 días.
—Tuviste razón, conocí a esa persona—dijo refiriéndose a Ezequiel.
Tobías mostró una leve sonrisa, a pesar de que dentro suyo se había desatado una tormenta de emociones y sentimientos. Se odiaba por haberla dejado ir, por cometer el error de soltarla y dejarla en otros brazos. Estaba celoso porque hubiera deseado ser él con quien ella cenó anoche y se sentía avergonzado por haberla hecho llorar y perder la oportunidad de ser la persona que la besara, abrazara y le recordara todos los días lo mucho que la quería.
El celular de ella sonó. Rápidamente lo buscó en los bolsillos de su campera. Era Ezequiel que llamaba.
—Hola—Sofi se golpeó la frente con la palma de su mano. Se había olvidado que no había viajado sola, sino que compartía una casa con la familia de su novio, de la cual se había ido sin avisar.
—Hola, So. ¿Estás bien? ¿Dónde estás?
—Sí, estoy bien. Salí a caminar y...ya estoy volviendo—mintió, mirando a Tobías. Éste frunció el ceño.
—No le avisaste a nadie, nos preocupamos. ¿Querés que te vayamos a buscar en el auto?
—No, está bien. Estoy en la playa.
—Es bastante lejos. ¿Sabés qué? Preparo el mate y voy con el auto. Paseamos o vamos el centro, si querés.
—Dale, te espero. Chau, besos.
De repente, ella se sintió peor. Le había mentido sin ninguna razón. Volvió a mirar a Tobías y este dirigía su vista al mar. Era una imagen tan linda que Sofi hubiese deseado quedarse observándola un rato más. El cabello castaño lacio revuelto, los ojos achinados por el viento y la expresión seria que reflejaba las miles de cosas en las que debía estar pensando. No obstante, no debía olvidarse todas las lágrimas que por él había llorado, que ahora tenía un compañero que la quería demasiado y que ella se había prometido olvidar al Bicolor, costase lo costara.
—Me voy—avisó Sofi.
Tobías dirigió sus encantadores ojos tristes hacia ella. Una mirada en la que era posible conocer el dolor que él sentía, la angustia que llevaba dentro; que casi fue capaz de convencerla de quedarse y darle un abrazo. Pero Sofi contaba con alguien que la esperaba y que nunca la había lastimado, y no estaba en los planes de ella hacerlo.
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Sobre El Amor Y Sus Posibles Desaciertos
Roman pour AdolescentsDos vidas, una historia y un solo hilo que une ambos caminos. Sofi, una adolescente, sufre los efectos secundarios de un desamor que trata de olvidar. Un año de despedidas, encuentros y reapariciones. Descubrirá que el primer amor no es tan fácil de...