CAPÍTULO VEINTICINCO
Lunes 16, Julio 2018.
Querido Diario: Extraño ESE abrazo.
Otra vez estoy en casa, específicamente tirada en la cama y sin ganas de dormir. Traigo puesto el pijama de corazones, medias de lana y aún así, no puedo cerrar mis ojos y no es culpa de ellos que se niegan a hacerlo, sino de todo lo que Tobías generó en mí y la necesidad de escribirlo.
Estoy empezando a creer que las cosas más fantásticas que suceden en mi vida ocurren solamente cuando él aparece. Como si su presencia trajera a la vida otra Liz, una versión sin miedos, con ganas de conocer cosas nuevas y llena de energía.
—¿No vamos a ir a la playa o sí?—pregunté incrédula.
La velocidad en la que Tobías conducía era demasiado rápida para el tránsito que había en la calle. Recuerdo que se lo dije varias veces: una con pánico, otra en forma de reto y las siguientes bajo un ataque de risa. No sé si él me escuchaba, porque Avicci sonaba a todo volumen por la radio y los bocinas de los autos eran ensordecedoras. Recuerdo la adrenalina del momento, el miedo al peligro y la atracción al mismo, sumado al rojo y verde del semáforo, el blanco de las luces de los autos y las estrellas del cielo. El momento en que saqué la mano por la ventanilla y mis dedos bailaron al ritmo de la música, sintiendo a la vez, el viento frío de esa noche estrellada.
Recuerdo el segundo en que giré mi cabeza a la izquierda para ver el perfil de Tobías y los tres minutos y medio siguientes en los que me mantuve en la misma posición. Con mi mirada fija en su rostro lleno de emoción, en su sonrisa de alegría, su mirada de júbilo y su cabello revuelto. Jamás lo había visto con tanta satisfacción desde que lo había conocido.
Luego, la radio comenzó a pasar reggaeton y cantamos a gritos las letras sabidas de memoria. Con una maniobra rápida Tobías estacionó el auto, sin embargo, mantuvo sus manos al volante y su vista al frente. Apagó el motor y con él, la música. En el medio del silencio, interrumpido únicamente por la respiración agitada de ambos, yo dirigí mi mirada hacia él, estaba tan exaltada por el viaje que no me había percatado en dónde estábamos.
—¿Y ahora?—pregunté.
Tobías se giró hacia a mí.
—Tenemos dos opciones: bajar a la playa con helado o sin helado.
Hice una mueca y luego, comencé a reír por la sorpresa. Era necesario aclarar que bajar a la playa en invierno a la noche significaba salir volando. El viento era demasiado fuerte, pero a Tobías no parecía importarle.
—¿Estás loco? Vamos a morir de neumonía.
—Está bien, sin helado. A la vuelta te invito un café.
Dicho eso, bajó del auto y yo boquiabierta tardé unos segundos en comprender la situación. Por un instante, pensé que se trataba de un sueño, hasta que Tobías abrió la puerta de mi lado y me extendió la mano, porque en ese momento dejé de pensar. Decidí dejar que la vida decidiera por mí y seguirlo a él, a aquel ser que había llegado para cambiar mi mundo, con sus problemas, llantos, locuras e incoherencias.
Tomé su mano, y cruzamos la calle corriendo, sin siquiera observar si algún auto estaba cerca, sin importarnos que a causa del viento ni pudiéramos abrir los ojos, o escucharnos. Solo lo seguí. Era el domingo más emocionante de mi vida. Corrimos por la arena, yo con mis botas, él con sus zapatillas gastadas. De la mano, él por ser más alto, con sus pasos más largos, yo en cambio, atrás intentando seguirle el ritmo.
Paramos unos metros frente al mar. Nos soltamos las manos y dimos el respiro más largo de nuestras vidas para recuperar el aliento de la carrera. Recuerdo abrir los ojos a pesar del viento para apreciar la vista de aquella noche. El mar con sus olas un poco revueltas por el viento, pero con su color azul intenso; el cielo casi negro, manchado con pintitas blancas y brillantes, capaces de robar toda la atención de la escena; y el sonido de ese viento que helaba las orejas, junto con el romper de las olas en la costa.
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Sobre El Amor Y Sus Posibles Desaciertos
Teen FictionDos vidas, una historia y un solo hilo que une ambos caminos. Sofi, una adolescente, sufre los efectos secundarios de un desamor que trata de olvidar. Un año de despedidas, encuentros y reapariciones. Descubrirá que el primer amor no es tan fácil de...