31|Baile de clausura... y otras sorpresas (parte 1)|

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Termino la prueba y la entrego. Al instante me dejan salir de la sala. Luego sigue Thiago y detrás los demás. Luke me da un beso antes de abrazarme por los hombros y echar a andar. Hoy han evaluado la última prueba, y me siento más que segura con mi calificación. Eso quiere decir que hoy salimos de vacaciones, y eso quiere decir que faltan sólo unos días para Noche Buena. Ya hemos ordenado todo para ir a la casa de los Miller, y, como todos los años, van a dar un banquete increíble.

—¿Podemos salir de una vez? —pregunta Sam, irritada—. Así tendremos más tiempo para vestirnos y llegar temprano.

Yo también me quiero ir.

Esta noche es el baile de clausura y tenemos que estar en el coliseo a las ocho y tantas de la noche. Yo bailaré con Luke, y como toda preparatoria de película escojeran al rey y la reina de la noche. El ganador se revela antes de que empiece la verdadera fiesta, después del discurso sentimental del director. Obviamente, todos los alumnos de último año están entre los candidatos. Pero creo que todos ya sabemos quién ganará. Emily Shepard y Jacob. Siempre son los ganadores de la corona, aunque por la mala reputación que Jacob se ha ganado por el rumor de que maltrata físicamente a sus novia, no creo que gane el puesto.

La tarde me la paso en casa con Beca y Sam, arreglándonos para la noche. El vestido que utilizaré es uno negro, que se pega a lo largo de mi torso y tiene forma acampanada y de tul en la falda. Es uno de mis favoritos. Me lo regaló Luke por... Mi cumpleaños. Sí, después de que todo ese lío pasó, me dijo que había comprado un regalo para mí, y cuando ví el vestido sólo pensé en que debía mantener la dieta para poder entrar allí por los siglos de los siglos.

—Creo que mejor le haces una francesa, pero no tan apretada —comenta Sam. Me están arreglando ahora a mí. He sido la que más se ha tardado en la ducha y cambiándose.

Siento los largos dedos de Beca empezar a trabajar en mi cabello. Trenzan y trenzan y trenzan. Es relajante.

Mi teléfono suena y contesto al ver quien es.

—¡Es de mala suerte hablar con la pareja antes del espectáculo! —chilla Sam y río.

—Pues esto no es una boda, así que no cuenta. —Replico y sonrió mirándola por el espejo.

—¿Te están poniendo más guapa de lo que ya eres?

—Sin duda. Estoy en manos de Rebeca. ¿Ya estás listo?

—No puedo esperar para verte —puedo oír la sonrisa pervertida en su voz—. Dentro de un rato empiezo. Aún es temprano. Pero tranquila, estaré allá a tiempo para recogerte.

Asiento. Hablamos un rato más hasta que lo obligo a ir a vestirse.

—¿Y el anillo pa cuando? —se burla Beca.

—¿Y su amor por mí pa cuando? —le sigue Sam, quien se desparrama en la cama y finge un grito cansado—. A este paso, sinceramente, voy a preferir ser una millonaria soltera que le regala de todo a los hijos de sus amigas y a sus sobrinos. Hasta mi hermano tiene más vida amorosa que yo, y solo tiene un año más de puta vida.

Reímos. Por las fotos que he visto del hermano de Sam, tengo entendido que es un dios griego. ¿Quién no se lanzaría a sus brazos? No digo que Sam sea fea, pero el hecho de que aún no encuentre a nadie no quiere decir que se quedará soltera por siempre.

Beca termina su hermoso trabajo en mi cabello y cuando me miro al espejo quedo aún más asombrada con la persona que veo al frente.

—¡Te amo! —chillo y me lanzo a sus brazos.

Me miro de nuevo. El vestido me llega hasta un poco más arriba de las rodillas y la parte de arriba se ciñe muy bien a mi figura. El cuello es redondeado, las mangas cero. Los tacones que he escogido son unos color plateado, no muy altos, pero tampoco muy bajos. Todo es perfecto, no me quejo de nada.

Novios por suerte y Primos por accidente |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora