25 |Casi|

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(N/A: Como ya saben, Wattpad ha tenido anoche, si no me equivoco, una falla, se me eliminó el capítulo, por eso he tenido que volver a escribirlo y publicarlo. He cambiado sólo unas cuantas cosas, no ha sido un cambio DRÁSTICO, sólo unas frases más y una que otra coma o punto modificados, así que es de su elección si deciden volver a leer el capítulo)

Ha pasado casi un mes desde que con Luke nos reconciliamos. Hemos ido llevando las cosas con calma. Estamos intentándolo de nuevo. Me está costando confiar, pero Luke me está dando muchas razones para volver a hacerlo. Éstos últimos días no puede salir de mi mente, es como si... ¿A quién engaño? Estoy enamorada de Luke y listo. Tengo miedo de volver a sufrir pero, comodice Beca: si te vuelven a engañar, la vida te ha dado muchas armas para defenderte más adelante. Sólo espero no tener que utilizar nunca más esas armas. Aunque las personas suelen decir que nada es para siempre, a mi me gusta decir que mientras dure, hay que disfrutar. Y con él tengo la certeza de que durará mucho tiempo más.

No saben lo que fue para mí la noche que llegué a casa. Rebeca empezó su cuestionario, hablaba tan rápido que me daba vueltas la cabeza de escucharla hablar y hablar. Cuando terminé de responder a todas sus preguntas empezó a gritar como loca por toda la casa, gritó tanto que hasta Malcolm salió de su habitación, asustado.

  —¿Qué ha pasado con Luke? —preguntó frunciendo el ceño, cuando escuchó decir a Beca su nombre.

  —Volvieron, hermano, ¡Volvieron! —Gritó de nuevo como endemoniada, mientras se tiraba de rodillas al suelo y miraba al techo— Primero quería cortarle las pelotas, lo juro, pero ahora lo único que quiero es hacerle un altar y adorarle por los siglos de los siglos.

Reí junto con ella.

  —Entonces... ¿Ahora todos felices y comiendo perdices? —me miró e hizo morritos como pato y parpadeó demasiadas veces. Asentí con una sonrisa.

  —Sí, hermanito, sí. Ahora dinos, ¿cómo va lotuyo con Santhiago?     

Silencio.

Las comisuras de sus labios tiraron un poco para arriba y agachó la mirada.

  —¡Ya se besaron! —Gritó. Malcolm la miró y negó repetidas veces con la cabeza.

  —Sí que sí —lo chinché, meneando las cejas.

  —No que no. —afirmó. 

Luego de molestarlo un poco más, me dijo que tenía un regalo que no me había podido dar por lo que había pasado anteriormente. Tenía dos regalos, uno de parte de sus padres, y otro de parte de él. Me pidió también que contestara el teléfono porque la señora y el señor Miller se la habían pasado llamándome incontables veces.   

  —No, Malcolm, yo no puedo... —murmuré negando con la cabeza, mientras miraba la llave adentro de la pequeña cajita.

  —Sav, sabes que es una especie de tradición; a los dieciocho años ya debes tener tu propio auto. Sabes manejar por las clases que te he dado el año pasado. Sólo tendrás que reforzar un poco. 

  —Eso lo entiendo pero... —Volvió a callarme poniendo un dedo en mi boca y moviéndolo de un lado a otro. Fruncí el ceño y me aparté, haciendo que él ría. Tomó mi mano y colocó en ella la llave.

  —Mañana en la tarde te llevaré a conocer a tu nuevo bebé. 

Gritó mientras se alejaba y yo me quedé con las llaves de un auto nuevo en las manos.

UN AUTO. 

Dios mío. 

(...)

  —Bien, ahora pisa el acelerador y haz el primer cambio... Gira a la derecha y pisa el freno... ¡El freno! —gritó a mi lado y lo asesiné con la mirada por hacer eso.

Novios por suerte y Primos por accidente |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora