-¿Has oído lo de Dani?
-Sí, vaya marrón, ¿verdad? no lo conocía mucho pero me caía bien, era muy simpático.
- Pero... ¿no te parece raro?
- La verdad que no lo escuche bien
- Dicen que lo encontraron anoche en un vertedero cuatro chicos de ventipocos años, estaban aterrorizados... Al perecer su perrita estaba triturada, y él pobre chico tenía un hacha clabada en el pecho...
-¿¡Lo asesinaron?!
- No, parece que fue un... extraño accidente
-¡ Y tanto! ¿Quién va un vertedero solo por la noche con su perro y una hacha en la mano?
-Bueno, espero que no haya más desgraciadas como estas, espero....
***
María despertó aquellla mañana jadeando. Otra vez había tenido aquella pesadilla, era siempre igual, se encontraba ella sola corriendo en un pasillo que parecía no terminar nunca, veía la puerta y corría hacia ella pero no llegaba y sus perseguidores se acercaban cada vez más, una multitud de personas que le gritaban: ¡ Es tu culpaaa! ¡ Es tu culpaaa! Por suerte siempre despertaba antes de que le atraparan.
Tras un rato en su cama para poder despertarse del todo, se levanto y se cambió de ropa. Se miró al espejo y se horrorizó, como todas las mañanas. No podía explicarse como todas las mañanas su bonito pelo rubio se convertia en una madreselva sobre su cabeza. Cualquiera que la hubiera visto pensaría que trataba con una loca muy peligrosa. Tras arreglarse su pelo, cogió su telefóno y miró la hora. Las 7:20. Otra vez se había despertado muy pronto gracias a que su bonito cerebro prefería soñar cosas horribles en vez de que el chico de sus sueños le llevaba en coche a su gran chalet de cuatro plantas, era como la historia de las princesas pero a lo moderno. La verdad ahora que se ponía a pensar nunca había tenido un chico de sus sueños, aunque su madre pensará lo contrario ya que ella se juntaba con dos chicos, Andrés y Jorge. Pero para ella eran amigos y no los veía con los otros ojos, con los que miraba a otros chicos.
Cuando se dio cuenta ya habían pasado diez minutos, <<¡Cuanto pienso! >> se dijo a si misma.
Un rato después ya estaba vestida, desayunada, con los dientes lavados, duchada y con la mochila... ¡¡Un momento!! María corrió como una loca y empezó a preparar la mochila.
-Ahora con prisas, hija.- dijo su madre asomandosé a su cuarto
María, que había ignorado el comentario le dijo muy nerviosa:
-¿Dónde está la agenda? ¡No la encuentro!
- ¡Qué desastre de hija!- se burló la madre
- Bueno si no me vas a ayudar ya te puedes ir largando- contestó parando de revolver los cajones
- ¡Toma!- dijo cogiendo la agenda de la mesa que tenía al lado - torpe y borde- dijo al irse.
Pero María no había escuchado lo úlitmo por que se había quedado pensativa, mirando la agenda estupefacta. Cuando su madre le dio la agenda, está se abrió por una página que a ella no le agradaba. Allí, en grande, veía el día : 29 de septiembre. Cinco meses ya desde que Dani murió. En realidad ya no eran amigos por que ella prefirió a Andrés y Jorge, pero de pequeños eran inseparables y muchas personas bromeaban diciendo que al final se casarían, pero no fue asi ya que la muerte se interpuso entre ese futuro difuso y probablemente, que nunca ocurriría. Desde la muerte de Dani se había sentido culpable y se prometió olvidarlo, pero no era fácil. En su clase su mesa seguiá recordandole y además, vivía muy cerca de su casa y por eso evitaba pasar por allí, pero tampoco quería pasar por el vertedero que también estaba cerca de su casa y le destrozaba el corazón aún más.
Pero decidió olvidarse de eso, era solo casualidad. De repente, notó como si una sombra la espiará detrás de la puerta, pero al mirar no vio a nadie. Se regañó a ella misma y se levantó del suelo, cerro todos los cajones, cerró la mochila y la alzó hasta colocarsela en la espalda.
Mientrás iba sentada en el autobús solo pensaba en Dani, en que hubiera pasado si siguiera vivo ¿Volverían a su antigua amistad? Mientras pensaba vio un chico que la saludo, por un momento le pareció que era Dani, pero aclaró la mirada y vio a Andrés disponiendose a subir al autobús.