Capítulo 30: Es tu culpa

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 El ambiente no podía ser más raro. Se suponía que la muerte se llevaba a todos y cuando llegaba tu turno, el viaje era solo de ida. Pero, sim embargo, allí tenían delante a Dani Velasco.

-¿Qué os ocurré? Después de todo lo que habéis vivido con la sombra...y no creéis en los fantasmas- Dani hablaba en un tono de burla, como el gato que juguetea con el ratón antes de comérselo- Me dáis pena...

 Isabel estaba paralizada por el miedo, María nunca la había visto así. Carol apenas se sostenía en pie y Jorge se había colocado a su lado y la estaba ayudando a sostenerse. Hunt, el novio de la profesora, y Susan se habían quedado junto a los coches. A  los lejos se veían a dos personas correr.                  

  -Pues sí, estamos vivos de nuevo, creo- los perros de Dani empezaban a tirar más de lo que el chico aguantaba.- No sé como ocurrió, pero de repente desperte, y estaba aquí de nuevo. La muerte no se puede vencer, pero es que sigo estando muerto.

-Tú no eres Dani- dijo María con desprecio- solo una copia de él que ha creado la sombra, sólo eso, no deberías de existir...

-Ni vosotros tampoco- dijo Dani, apunto de soltar a los perros, cuando un disparó lo sorprendió. Juan lo apuntaba con la pistola de Pedro. Silvia estaba detrás de él.

-Juan, cuanto tiempo- dijo Dani, sonriendo.

-No se que haces aquí...pero me da igual, se que no eres Dani, él está muerto.

 Dani no contestó, seguía con una silenciosa sonrisa.

-Ata la correa a esa señal de tráfico- para sorpresa de todos Dani lo hizo- y ahora suelta el hacha.

 Dani se levantó, aseguró que la correa metálica estaba bien atada, y empezó a acercarse a Juan:

-Sueltala- titubeó el chico mientras se echaba hacia atrás- ¡O disparo!

 Dani acercó su cara a la orea de Juan y susurró:

-Ya estoy muerto, me da igual una pistolita, pero so quieres la soltaré.

-Sí...Hazlo- Juan empezaba a sudar, sin embargo, Dani no podía dejar de sonreir. El joven cogió el hacha con ambas manos y la colocó en horizontal, con la parte afilada mirando al suelo:
-Tu lo has querido- dijo Dani y soltó el hacha sin dificultad.

-¡AH!- Juan se cayó al suelo auyando de dolor mientras se agarraba el pie. Al caer el hacha, le había cortado algunos dedos de los pies. Silvia se achachó para ayudar a Juan mientras Dani volió a coger el hacha y se dirigió a los perros:

-Matadlos, a todo lo que veáis, matadlo.

 Y antes de que nadie hiciera nada, los perros se lanzaron hacia la profesora Isabel. La mujer no pudo hacer nada, pero Hunt si reacionó a tiempo y empujó a su novia hacia un lado. Tres de los cinco perros empezaron a morderlo.

-¡HUNT!- gritó Isabel, pero María la cogió del brazo y la hizo echarse hacia atrás.

De pronto, de una ventana de un piso alto de la casa de la maestra saltó un pequeño cuerpo y se extrelló contra un coche. La cara de Alicia apareció entre su mata de pelo y dirigió la mirada adonde se encontraban María, Carol e Isabel.

-Es tu culpa- dijo con una voz siniestra.

 Susan comenzó a chillar y a correr. Jorge la siguió. Todo estaba pasando tan rápido. María no sabía con exactitud donde estaba cada uno de sus amigos, ni que estaba pasando. Entonces notó que algo se chocaba contra ella y la tiraba al suelo. Tirada vio que le caía sangre en la mano y con un gesto de asco miró hacia atrás:

Los 32 asesinatosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora