Capítulo 15: La figurita del perro

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  Andrés caminaba triste por los pasillos, jugueteando con el piercing de su lengua para entretenerse. En unos momentos después salió Carol de la clase de pintura, pero no le habían salido los dibujos lo que se dice bien. Un rato después, vió a María acercandóse por los pasillos y fue corriendo a verla, pero se paró al ver que Pedro se acercaba a ella, le daba unos chicles en la mano y le daba un beso de despedida. Aquel beso rompió a Andrés en mil pedazos y salió corriendo, chocandó con Lucas, que iba andando junto a Natalia.

-Andrés ¿Qué...?- pero lo entendió todo al ver a María.

 Pasó una semana, y Andrés no le hablaba a María, se mantenía solo la mayor parte del tiempo. Por su parte, decidieron abrir el libro una fecha tardía, alejada de la cita de María con Pedro, de la que nadie creyó que saliera algo. La mañana de la lectura del libro, Lucas se acercó a la mesa de María, en la que se encontraba sola. Natalia y Raúl, el compañero de asiento de Lucas, miraban preocupados.  

- María- le dijo el joven acercandose- tienes que cambiar esto ya...

- ¿El  qué?- dijo muy borde María- si el no quiere hablarme, es su problema.

- A lo mejor es que algo muy grande no te deja ver lo bueno que hay detrás- metafórizo el chico, ya que Pedro era un chico muy ancho y alto y Andrés, más delgado.

- ¡¿A ti qué te pasa?!- dijo levantandose la chica- ¿¡ Te crees más listo que nadie?!

-Noo, María, yo solo quería...

- Pues bueno, que sepas que todo el mundo cree que vas a ser un amargado y que nunca vas a tener a alguien que te quiera por meterte demasiado en la vida de los DEMÁS.

 Y dicho esto salió corriendo de la clase, tras la mirada de Pedro, que sonreÍa. Lucas se quedó muy ofendido, callado de pie, cuando se le acercó Natalia y le cogió la mano.

- Tranquilo, no sabe lo que dice, seguro que algún encuentras a alguien a la que quieras...

 Pero en la mente de Lucas esa persona ya exsitía, y estaba muy cerca...                       

                                                                            ***

  Andrés estaba en su casa cuando escuchó el timbre.  Bajó por las escaleras y abrió la puerta y pasa su sorpresa Carol iba acompañada de María

- Primero hablaré yo- dijo María dandole un abrazo- he sido un tonta, todos teneis razón, no puedo abandonarte por alguien así...

- Entonces, ¿Lo has dejado?

- Sí, más o menos, le he soltado un royo de que nadie acepta nuestro amor y eso...

- ¿No ibais a venir más?

-Lucas se ha enfadado con María- habló Carol, con un poco tono reprochante- y Natalia se ha quedado con Lucas en su casa, pero como no quería estar sola ha ido con Rafa.

- Vale, ¿Y los demás?

- Jorge con Susan reparando la casa y Fran...ese va a venir.

-¡¿Qué?! Ese no , por favor, dile que se ha cancelado o algo así- rogó Andrés

- ¡Holaaa!- gritó la voz de Fran a lo lejos.

    Los cuatro entraron en la casa. No era muy grande, Andrés nunca había conocido a su madre y su padre era un camionero que apenas ganaba nada, pero por suerte se mantenían.  Subieron a la planta de arriba, y entraron en el cuarto. Cerraron la puerta y las ventanas y colocaron el libro de las sombras en el centro, que iluminaba un poco con una luz circular roja en el centro de su portada.  La habitación contenia una cama, un escritorio con ordenador, una papelera llena de papeles y un pequeño armario. Los dos chicos y dos chicas se colocaron alrededor del libro y maria dijo en voz baja casi susurrando el rídiculo nombre de la sombra:

Los 32 asesinatosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora