Capítulo 3: Una clase muy especial

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-¡Hola!- dijo Andrés sentándose al lado de María.

-Hola- dijo ella vagamente.

-¿Qué te pasa, no habrás engordado otra vez?

-¡Noooo!- gritó.

- Vale, vale, es que estás muy rara y normalmente te pones así cuando te entra el complejo de gorda- le dijo mientras le hacía cosquillas en la barriga.

-Para,- dijo entre risas- para, por favor.

-¿Ves? Ya está aquí la María de siempre.

-  Qué tonto eres.

- Si, si, pero luego- y cambiando de voz, a una aguda como si fuera María- Andrés, que ha dicho la maestra o Andrés, comprame eso que no he traido nada o ...

-Si, vale lo cogo...- dijo ella volviendo al tono anterior

- ¿Necesita un abrazo? - dijo él alargando los brazos

Ella simplemente sonrió y lo abrazó, de amigos claro, pero para él era lo más maravilloso del mundo, llevaba enamorado de ella desde que la conoció. Jorge, que lo sabía, le decía maliciosamente que no pegaban como pareja, ella pequeñita, rubia, inocente, torpe y él alto, moreno, no se le podra describir de inocente con ese apecto y además con ese piercing en la lengua que tenía, tan feo para ella. Pero enrealidad era todo una broma, no hacían tan mal pareja según él.

Ya bajados del autobus y entrando en el instituo charlaban como siempre:

- ¿Qué? ¿Los has hechado de menos?

- ¿A  quién?- dijo desorientada María, que aún estaba un poco dormida.

Andrés soltó una carcajada antes de volver a hablar:

-Pues a quién va a ser, a nuestros amados compañeros de clase.

-Bueno no es su culpa, cada uno es como es...

-¡Sí, y tanto!

Pronto se encontraron con Jorge, que estaba sentado hablando con otros dos chicos en un banco:

- Hola tíos- dijo Jorge- bueno tío y tía.

Pedro, el chico más cerca de Jorge empezó a reirse como un loco:

-Sois sus sobrinos- dijo no parando de reir.

- Pero que infantil eres- dijo el otro chico.

- ¿Lo dices tu, Edu?- dijo Pedro poniendose serio- el niño de papa, no puedes vivir sin él, siempre con tu padre, os enterrarán juntos- y volvió a reirse.

- Te pegaría una patada tan grande que saldrías volando hasta la sierra, pero no porque me caes bien, además, mi padre,que es albañil, te...

- ¿Ves? Ya estás mencionandole- dijo y rió de nuevo.

-Bueno, adiós- dijo María, arta de las tonterías de esos dos.

María fue a sentarse con Andrés y Jorge a un banco alejado de esos dos, pero cuando estaba ya casi para sentarse una chica chocó contra ella. 

-Lo siento, lo siento, pero ya está ese pesado de Javi persiguiendome para preguntarme que tal he dormido.

-No pasa nada, Jimena- le contesto María sentandosé.

- ¡¡Jimena!! por fin te encuentró- se escuchó decir a un chico alto y delgado desde el fondo del pasillo.

- Déjame- le gritó ella- voy a morir contigo persiguiéndome- y salió corriendo.

-Bueno, entonces moriría yo por tu ausencia- le gritó ya parado al lado de María

- Sigue así, la tienes en el bote- le dijo Jorge.

Los 32 asesinatosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora