Intentos De Hablar.

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Henri, por favor Cálmate y dime que pasó ¿Sí? Deja de llorar- Le pidió Mariam desesperado por dejar de oír el llanto de su primo que desde que había llegado hace casi dos horas no había dejado de llorar a moco tendido sobre él y eso lo preocupaba.

Henri era la persona más feliz del mundo, pero como si no lo hubiera escuchado Henri siguió llorando.

-Henri... ¿Pasó algo con Diego? ¿Él te dijo algo? ¡Henri Aiden! Ya me cansé, si no me dices y no dejas de llorar le diré a nuestros tíos o llamaré a Diego para preguntarle- Lo amenazó Mariam.

La amenaza surtió efecto porque Henri se separó de él para empezar a limpiarse las lágrimas de la cara en un intento por dejar de llorar aunque las lágrimas seguían saliendo de sus hinchados ojos azules.

A Mariam le rompió el corazón verlo de esa manera, verlo tan desconsolado con su rostro hinchado por el llanto, pero aun así no podía dejarle seguir llorando porque si no no sabría inmediatamente que había pasado y tampoco ayudarlo.

-Me engañó- Habló con dificultad Henri llorando de nuevo. -Me dijo que había tenido que llevar a sus padres, pero era mentira, sólo quería llegar antes para tener tiempo de ver a su amante, me dijo que lo llamara cuando terminara la cena para él venir a recogerme, y me dije, este hombre realmente me ama, pero lo que quería saber era cuándo se había terminado el tiempo con su puta y luego si venir por mi para... Terminar lo que comenzó con otra persona- Henri se cubrió el rostro y luego lloró unos minutos más para luego volver a mirar a Mariam y decir - ¿Crees que alguien como él necesita llevar a sus padres al teatro? No Mariam, él sólo puso eso como excusa para ir antes, para eso tiene sirvientes, ¡Muchos sirvientes! Ellos podrían llevar a los Stone, pero Diego dijo que él tenía que llevarlos... No sé cómo no lo ví antes, era tan obvio, ¡Él nunca conduce! ¿Por qué iba a hacerlo esta vez?.

¿Que hubiera pasado si mi tío no me hubiera dicho que fuera con Alejandro?

¿Sabes que habría pasado?

¡Seguiría siendo su idiota! ¡Eso!.

¿Y sabes que es lo que más rabia me da?- Le preguntó a Mariam aunque realmente no esperaba respuesta, Mariam simplemente lo escuchaba desahogarse.

-Cuando llegué al palco de los Stone les pregunté por Diego, pero dijeron que no sabía dónde estaba aunque su olor estaba en el lugar, yo simplemente quería seguir el olor pero la señora Stone me tomó la muñeca y me dijo que no siguiera, que me lo prohibía ¡Que me lo prohibia! ¿Puedes creerlo? ¡A mi! ¿Sabes qué hice? Le aparté la mano y le dije que no me volviera a tocar, ojalá hubieras visto su cara... Luego seguí caminando y ahí estaba Diego con ese Omega, ni siquiera era más bonito que yo, era tan flaco y estaba sobre él como una momia ¡A mi nunca me deja estar arriba! - Recordó con tristeza.

-Lo tenía encima y lo besaba...- Henri se cubrió de nuevo el rostro y lloró, Mariam lo abrazó

-Lo nuestro se acabó, ya no hay nosotros, no quiero volver a verlo jamás ¡Me engañó! No puedo perdonar eso ¿Para qué quiere a otro Omega si me tiene a mi? ¿No soy bonito Mariam? ¿Por qué no le fue suficiente conmigo? ¿No soy tan bueno como pienso? Dime Mariam- Le preguntó herido.

Mariam quería ir a patear a ese imbécil por hijo de puta, de verdad quería hacerlo, pero en ese momento Henri estaba destrozado y era su prioridad.

-¿De qué estás hablando Henri? ¡Eres precioso! Hermosisimo y lo sabes, el que esto esté pasando no es tu culpa, es la suya, que se muera el imbécil, ya no llores más por él, no merece la pena.

Henri, todo va estar muy bien, te lo prometo ¿Sí? Ahora ven, vamos al baño, te das una relajante ducha con agua caliente, te pones la pijama y te vas a dormir, mañana te sentirás mucho mejor-

-¿Puedo dormir contigo hoy?- Le preguntó Henri.

-Por supuesto, vamos, ve utilizando mi baño mientras yo busco tu pijama y tu cepillo de dientes- Lo apuró.

-Me duele la cabeza- Se quejó Henri.

-También buscaré un analgésico entonces-

Ya en la habitación de Henri Mariam se dio cuenta de lo mala que era la idea de dejar a alguien que estaba tan triste en el baño, Mariam se apresuró en encontrar lo que necesitaba cuando ante él apareció David.

Henri había llorado largo rato desde que ellos habían hablado ¿De verdad David había esperado todo ese tiempo para poder hablar?.

-Necesitamos hablar- Le dijo.

-Lo sé, pero ahora no, no es el momento-

-¿Cuando entonces? ¿Mañana?-

-Cuando se dé el momento-

-El momento se está dando ya Mariam, sólo dime ¿Me odias?-

-Ahora mismo no sé que siento-

-Estás confundido...- Murmuró David, se quedó en silencio sintiéndose tan ridículo, como un viejo enamorado de una adolescente, que básicamente eso era.

-Estoy tan cansado- Confesó más bien para sí mismo, dándose la vuelta y saliendo por la puerta.

Sin mentir ese "Estoy tan cansado" realmente le llegó al alma a Mariam y quiso detenerlo pero se dijo que no debería ser un estúpido y dejarse conmover por el tipo que lo había hecho sufrir en el pasado.

No se podía permitir ser considerado con él, así que simplemente viendo su espalda lo dejó marcharse quedándose mirando la puerta aun cuando él se fue, parpadeó reaccionando y salió en busca del calmante para el dolor de cabeza de Henri.

Afortunadamente al llegar a su baño Henri no se había cortado las venas en la bañera o se había intentado ahogar, lloraba si, pero estaba relativamente bien.

Henri estaba tan destrozado que no sabía cómo consolarlo, así que solamente lo dejó ser, le pasó la toalla, le dió a tomar los calmantes y cuando ya se hubo vestido lo metió con él en la cama.

Afortunamente los analgesicos le dieron soñolencia y lo pusieron a dormir. Tenía tantas cosas que hacer al día siguiente...

Esa noche por su parte David no durmió pensando en lo que pudo ser, estaba tan agotado pero no podía dormir tranquilo, sabiendo que Mariam estaba a tan corta distancia tal vez queriéndolo lejos.

Se reprochaba a sí mismo la cobardía del pasado, pero se decía al mismo tiempo que las cosas no pudieron haber sido de otra manera y con que ahora fueran le bastaba.

De momento no tenía más ideas y no sabía cómo proceder con Mariam, comerselo a besos había funcionado un momento pero eso no era una solución, sólo una distracción que al final lo dejaría en la misma situación.

Se consolaba con el hecho de que al menos lo había besado y apretado contra él, pero como pintaba la situación para él tal vez esa fuera la última vez que lo tocara, Mariam ya no estaría con la guardia baja a su alrededor, realmente no sabía que paso dar, la fuerza bruta no funcionaría con él, tampoco lo planes altamente elaborados, ni con su cuerpo ni con la mente podía acercarse a él, decir que podría acercar al menos su corazón era una tontería, estaba lejos de Mariam, punto.

Se suponía que había ido allí sólo por Mariam, pero la oportunidad de ver a Mariam le ponía en la espalda a la vez mil obligaciones que debía cumplir si quería estar cerca de él, era contraproducente.

Se levantó de la cama para revisar los documentos que debía revisar en la mañana, pero se dijo que si lo hacía en ese momento a la mañana siguiente tendría tiempo para Mariam, así que no le importó trabajar hasta el amanecer.

Cuando el sol salió y varias horas después bajó a desayunar vio a casi toda la familia menos a Henri y al que realmente le importaba, Mariam.

Lo mismo pasó a la hora del almuerzo, a la hora de la cena, y durante toda la semana. No se cruzó con Mariam ni por accidente, fue más que claro que él no quería verlo y lo evitaba, se sintió muy mal.

DEL OTOÑO VIVIENTE. ♥ Omegaverse.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora