Sin Mascara.

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En el camino a casa Mariam permaneció completamente rojo y en silencio y al llegar a la habitación decidió no decirle nada, lo que le iba a contar antes era terriblemente íntimo, no le iba a contar a nadie sobre eso, prefería caminar sobre puntillas que contarle a su novio, de verdad no sabía en qué había estado pensando antes cuando casi se lo dice.

Y ahí estaban mirándose uno al otro en completo silencio.

-¿Me lo dirás?-

-No-

-Antes ibas a contarme-

-Me lo pensé mejor, es algo completamente íntimo David, no quiero que lo sepas, y no lo sabrás, tengo derecho a tener intimidad-

-Está bien- Le concedió David.

-Mariam, quiero que sepas que yo voy a esperar el tiempo que creas conveniente para estar contigo, pero mientras tanto haré lo que sea necesario para que creas que no es necesario esperar-

-¿Estás diciéndome que vas a presionarme para cogerme más rápido?- Le preguntó Mariam alzando una ceja.

David contuvo una carcajada, su chico sí que entendía rápido -No lo digas tan feo- Le dijo -Digo que voy a demostrarte que pudes confiar en mi, aunque no voy a negar que quiero estar contigo -

Mariam frunció el ceño -Me parece increíble que el David que apenas hace pocas horas se sonrojaba ahora me este advirtiendo descaradamente que va a presionarme para tener sexo- Iban tan bien, pero ahora estaba decepcionado, se suponía que él era lo suficiente sensible para entender.

David pudo notar la helada que produjo la decepción de Mariam en la habitación, y eso que sólo le había mostrado su avariciosa lujuria ¿Qué diría cuándo conociera las demás cosas sobre él?.

Hasta el momento Mariam sólo conocía su versión locamente enamorada y suplicante, desesperada por perdón, también antes había conocido a alguien que actuaba como un hermano mayor, alguien paciente y amable con el cuál sólo había compartido unos besos y sus primeros   pasos sexuales, algunas caricias indiscretas y apasionadas, nada que cruzara la línea de lo enteramente carnal.

Mariam aún no conocía su parte exigente, su parte más egoísta, su parte más lujuriosa, si era así con un apequeña advertencia ¿Cuantas guerras se crearían mientras le fuera mostrando como era?

Mariam tenía razón, eran extraños, y si quería llegar a algún lugar con él tenía que irle mostrando lentamente como era su verdadero ser.

El ser despiadado, realista, burlón, el oportunista que en ocasiones experimentaba con los demás y sus situaciones, lo aceptaba, a veces era un maldito, no creía que eso lo hiciera mala persona, pero la verdad nunca había estado del todo seguro.

Suspiró, quería a Mariam, pero no lo tendría enteramente y en todo su esplendor si lo presionaba cuando el omega sólo estaba pidiendo tiempo, tendría que mostrarle primero como era, así podría quererlo como era o mandarlo a la mierda, que seguro lo haría, lo sabía, pero tenía que ser justo con Mariam y darle a elegir.

David sabía que no sólo se trataba de eso, Mariam tenía miedos estúpidos, lo sentía, se dijo que si quería a Mariam y llegar a un punto estable con él tendría que resolver los problemas antes.

-Mariam, no voy a presionarte, ya te lo he dicho, por supuesto que quiero tener sexo contigo ya mismo, sería tonto si no, está bien, voy a esperarte, pero no esperes que mientras no me queje por lo que no puedo tener-

-Si te quejas también es presión- Le hizo ver Mariam.

David le sonrió.

Lo sé, pensó mentalmente.

DEL OTOÑO VIVIENTE. ♥ Omegaverse.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora