Puedes.

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-Dav...- David no lo dejó terminar pues lo besaba insistentemente.

Mariam quería decirle algo, pero se le olvidaba el qué, con esfuerzo lo recordó -Se queman...- Dijo intentando mirar la sartén pero David tomó su rostro y lo volteó con delicadeza para seguir besándolo.

Sólo estiró la mano y apagó la estufa.

Luego tomó a Mariam y lo puso sobre la encimera besándolo a la vez que tocaba sus piernas y las abría para meterse entre ellas.

Mariam empujó a David para poder respirar pero David volvió a besarlo con más ganas y seguía paseando las manos sobre sus piernas y su trasero.

Mariam notaba como David estaba cada vez más y más excitado, lo sentía duro contra él y estaba dándole un beso tornillo que lo tenía a punto de perder la conciencia.

Su lengua estaba saqueando su boca de una manera bastante apasionada y posesiva.

Y eso lo alarmaba un poco... Podía sentir la diferencia entre el antes y el ahora.

Antes David era muy paciente, incluso cuando tenían intimidad él se sentía ligero y las cosas que hacía parecían ser premeditadas, como si David siempre tuviera el control, pero en ese momento David se sentía tan lujurioso y desfogado...

Por fin lo estaba tocando como a un adulto, que era lo que quería... Antes.

Ahora que ya tenía lo que quería le daba miedo, pero no de David ni de la primera vez con él, era que... Se sentía inseguro.

Su cuerpo había cambiado después de madurar sexualmente y no había hablado con David de esos cambios, le daba vergüenza decirle y le daba más vergüenza que él los descubriera por si mismo.

-David... - Lo llamó separándose con la voz agitada. Ladeó el rostro para evitar que David lo besara y lo empujó un poco -Debo ir al baño...- Le comunicó empujándolo más y casi corriendo para escapar.

David por supuesto notó eso.

Mariam llevaba así varios días, desde los días después de haber madurado sexualmente, exactamente.

Se sentía casi como el gato y el zorrillo, él persiguiéndolo y Mariam huyendo de él.

Esta vez particularmente había sido más notorio el rechazo de Mariam y su huida, antes al menos disimulaba.

Lo peor de todo es que de todas la veces en que había intimado con él esta era la primera vez que de verdad se había descontrolado.

... Como consecuencia Mariam realmente lo había empujado para huir, la reticencia de Mariam en definitiva  era por él.

Y ahí estaba él, duro como una piedra, mirando tontamente la encimera como si fuera a encontrar respuestas ahí, plantado, acalorado y frustrado.

Se dirigió al lavado, abrió la llave del agua y metió la cabeza debajo para ver si así se enfriaba.

Su frustración no era sexual, era porque Mariam actuaba extraño y no le decía que sucedía y al no saber él se imaginaba muchas cosas intentando comprenderlo.

Ya con la cabeza más fría se secó el cabello y siguió cocinando.

Era un poco triste pero decidió no decir nada al respecto, cuando Mariam estuviera dispuesto le diría algo, mientras tanto lo esperaría.

Como persona el sentirse rechazado no se sentía nada bien, pero si no le decía nada a Mariam no era porque el asunto no le importara o que no le afectara, lo hacía, pero no quería presionar a Mariam.

DEL OTOÑO VIVIENTE. ♥ Omegaverse.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora