El mejor día de la vida.

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Desde hace varios días que Mariam había llegado a su casa y había empezado a ser cuidado por David.

David realmente había sido muy delicado con él y aunque ahora ya estaba bien del todo, realmente amó como David lo cuidaba y recordaría los días anteriores por siempre con amor.

Ahora se encontraba sobre David calentando el vientre con el suyo intentando dormir, pero era imposible y no sólo porque la luz aun estaba encendida, Mariam realmente se sentía caliente y como le parecía tan tierno que el salido de David se portara bien por su bienestar, quiso recompensarlo.

Sabía que David aún no dormía por lo que sentándose a horcajadas sobre él lo miró, David lo miró de vuelta, lo complació ver que tragaba.

Amaba ver como David reaccionaba a él.

Sabiéndolo atento a sus acciones Mariam se quitó la camisa y lo dejó observarlo.

Se posicionó sobre su cadera y mirándolo a los ojos comenzó a mecer el trasero.

David apretó los dientes y dirigió sus manos a las caderas del Omega pero sin ejercer ninguna influencia, dejando que él hiciera lo que quisiera.

Se veía hermoso sobre él y eso se quedaba corto para describirlo, era un dios.

Mariam estuvo unos pocos minutos sintiendo la dureza de David con las telas de la ropa de por medio, dejó de mecer sus nalgas con dedicación intentado averiguar qué tan grande era él, la respuesta era mucho.

De pronto sintió que la camiseta de David le estorbaba, quería sentir su piel en las palmas de las manos pero la tela estaba ahí y se lo impedía, así que sacando sus uñas de lobo la destrozó.

Dejó de moverse para enterrar su nariz en su cuello teniendo que apoyar su torso sobre David.

Estar piel contra piel era nuevo para él, se estremeció sorprendido de lo bien que se sentia.

Tenía la respiración muy agitada y David podía notar que se le dificultaba normalizarla.

-¿Qué pasa?-Le preguntó sobando su espalda.

Mariam no contestó nada.

No pudiendo resistirlo más David bajó las manos a sus nalgas y comenzó a amasarlas, Mariam gimió en respuesta.

-Golpéame si no te gusta- Le dijo a modo de disculpa David, no podía controlarse más.

Se levantó y acomodando a Mariam lo tendió boca arriba observando lo seductor que se veía, tenía aquella mirada suplicante y sus labios separados.

Realmente era hermoso, con el cabello rojo tendido sobre la sábana y sus ojos azules mirándolo con deseo, tenía sus pupilas ridículamente dilatadas, sus labios jugosos y rojos como una fresa y todas esas pecas perdidas en su sonrojo.

Era un ángel, pensó.

Sin poder resistirlo David comenzó a devorar su boca.

David lo besó con pasión unos minutos, para Mariam eso fue suficiente para borrarle cualquier cosa de la cabeza.

David tenía una manera de besar que lo hacía sentir en el cielo, le gustaba mucho cuando él lo besaba.

Se sentía también algo extraño, en ese momento algo no era como lo era normalmente, no podía dexir que, pero para empezar él mismo tenía una erección dolorosa.

Su trasero estaba extraño, no entendía qué le sucedía y eso lo preocupaba un poco, sentía como si estuviera vacío y sensible, algo le faltaba ahí, sentía un increíble y enorme deseo de ser llenado en ese lugar, incluso sentirse así era más desesperante que tener una erección.

Cuando terminó de besarlo David lo miró y alzó una ceja.

¿Qué había pasado con el chico dominante que quería esclavizarlo?

Mariam ni siquiera ponía ningún tipo de resistencia pero él no se quejaba, sonrió encantado.

Quitó los shorts de pijama y observó que su ropa interior blanca estaba toda mojada, sintió que la erección que ya tenía le pulsó, Mariam estaba lubricando para él...

Se posicionó entre las piernas de Mariam para evitar que las cerrara y tocó con un dedo su pequeña erección, lo miró pensando que probablemente ese sería el único pene que le interesaría su vida.

Mariam apretó los dientes y lo miró con rencor -No juegues y has algo ya, me siento vacio-

David se rió por su forma de decir que lo quería dentro -Estás todo mojado, ¿tu lindo trasero se mojó por mi?- Lo molestó.

-No tienes permitido burlarte, ¡te ordeno que hagas algo!- Dijo Mariam exasperado con su control.

¿Cómo era que se controlaba tan bien con ese gran pedazo de erección muy dura que tenía?

Estúpido, creía que porque era muy sensual y lo tenía tan exitado podía fastidiarlo.

-Tranquilo princesa, me tomo mi tiempo- Siguió molestándolo.

Después de decir esto rasgó sus boxers blancos y lo dejó desnudo, se apartó un poco para apreciar, sus pupilas se dilataron al ver la escena, era el sueño de su vida. -Señor...- Susurró admirando lo que tenía frente a él.

Sin demora comenzó a masturbalo con una mano a la vez que miraba con atención el rostro de Mariam, estaba sonrojado. Se esforzaba en no gemir y apretaba sus dientes regalándole a David una expresión magnífica.

Con placer David lo vio resistirse al orgasmo, era encantador, se dijo que podía hacer eso todo el día con Mariam, pero como era el sueño de su vida dejo de masturbarlo y centró toda su atención en su ano, que estaba mojado y era pequeño y rosado.

Mariam era delicioso.

Metió un dedo poco a poco con facilidad escuchando con deleite los gritos de Mariam, eran gritos de placer así que siguió metiendo y sacando su dedo acariciándolo por dentro mientras lo veía retorcerse de placer, luego de esto con un morbo increíble metió otro dedo.

Movió el segundo dedo lento para hacerse espacio, sintió su piel tensarse, estaba apretado y su agujero estaba muy estirado pero Mariam estaba demasiado perdido en su disfrute como para sentir molestia.

David ya tenía dos de sus grandes dedos dentro de él y Mariam parecía disfrutarlo mucho.

-Te voy a comer el culo- Le advirtió sacando sus dedos y comenzando a lamerlo en ese lugar, realmente le pareció que la lubricación natural de Mariam sabía dulce, fue entonces que Mariam realmente reaccionó e intentó apartarlo pero David siguió sin importarle nada y lo hizo convulsionarse hasta que se corrió.

David lo observó desmayarse y satisfecho como estaba sin pensárselo mucho se quitó la ropa interior que nunca se había llegado a quitar, posicionándose después entre sus piernas esperó a que él reaccionara y mientras tanto comenzó a masajear sus piernas con codicia, sólo él conocería lo aterciopeladas que eran aferradas a su cintura, o al menos eso le pedía a Dios.

Mariam abrió los ojos y fue ubicándose poco a poco, sonrojarse terriblemente, Mariam le sonrió coqueto, pero esa sonrisa se apagó de golpe cuando al bajar sus ojos lentamente por todo el cuerpo de dios griego que tenía su novio, llegó a su pene -Eso no va a entrar- Le dijo algo asustado.
-Claro que si...- David sonrió de medio lado encantador.
-No, David, no, eso no va... - Tragó pareciendo realmente asustado.

David rio -No te preocupes, hoy no- Realmente no pensaba desflorarlo, si quería por supuesto, pero Mariam no parecía estar listo, de todas formas estaba muy agradecido por su iniciativa de antes.

El alivio se reflejó en el rostro de Mariam, aunque luego se sonrojó apenado por estar tan asustado antes.

-Aunque eso no significa que haya acabado contigo- Le advirtió David.

Mariam sonrió coqueto -No voy a quejarme- Diciendo esto atrajo a David hasta su boca y comenzó a darle un beso salvaje que él le había enseñado hacer.

DEL OTOÑO VIVIENTE. ♥ Omegaverse.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora