Capítulo 2

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Baje las escaleras de mi casa, vi el reloj colgado en la pared, faltaban unos minutos antes de las seis, respire pesado, necesitaba salir a correr, no había dormido bien y la pesadez la sentía en las piernas y espalda, fui hasta el refrigerador, bebí agua fría y me dispuse a salir, me puse mis zapatos de correr en el recibidor y salí, la brisa de la mañana aún era fría y la respiré hondo para ahuyentar mi estrés, observe la casa de enfrente, hacía pocos días se había mudado una familia que venía de Europa, mi abuela lo había comentado un par de noches anteriores durante la cena.

Estire mis piernas, mientras buscaba mi playlist para correr, había dos autos aparcados fuera de la casa de enfrente, debían ser una familia de buena posición ya que las casas grandes en Tokyo no eran tan baratas, la mía le pertenecía a la familia, pero esa era otra historia, cerré los ojos haciendo mis últimos estiramientos, y de pronto sentí que alguien me observaba, levante la vista instintivamente, y lo vi, un chico pelirrojo, con enormes ojos marrones me veía desde la ventana de enfrente, se dio cuenta enseguida y su piel pálida se puso roja de golpe casi del color de su cabello y desapareció, me reí por dentro, era habitual que los extranjeros observaran a los japoneses, termine de salir de mi casa y eche a correr cuesta abajo.

Mientras corría, mi mente se iba despejando, las vacaciones de verano me ponían mal, detestaba en gran manera el no estar lleno de responsabilidades, aunque mi equipo de vóley, estaba activo las cuatro estaciones del año, me hacía falta la presión de la escuela y los retos que convenía ser un deportista y estudiante al mismo tiempo, aumente velocidad y me introduje a un parque enorme que estaba cerca de las estaciones de metro, me gustaba como el aire fresco anunciaba que el verano se estaba acabando, porque si, odiaba el verano, seguí corriendo, sintiéndome feliz.

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