Capítulo 8

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La cena estaba frente a mí, pero yo sólo veía rojo en mi campo de visión, el chico pelirrojo había violado cada parte de mi espacio personal, su cercanía insistente y ¡cuando me guiño un ojo!, sacudí mi cabeza con los pensamientos que se arremolinaban sobre el plato con sushi que mi madre me había traído para cenar.

- Felicidades por ser aceptado en la sub, amor- dijo ella tomando una de mis manos para besarla, yo incliné mi cabeza agradeciendo su gesto.

- Es algo que debía lograr, prácticamente lo esperábamos, no por gusto ha estado entrenando siendo el mejor por años- mi abuela estaba a la cabeza de la mesa, con la cara oculta detrás de una taza de té humeante.

- Madre, no era una obligación que Wakatoshi llegara a la sub- ella la observó contrariada

- Mi abuela tiene razón, madre, era algo que tenía que lograr tarde o temprano- metí un trozo de sushi a mi boca tomando mi tiempo para saborearlo, ella me miro con algo de tristeza, detestaba verla con ese semblante, así que le sonreí con la boca llena del sushi, y a ella se le iluminaron los ojos, era un gesto que le encantaba que hiciera desde que yo era bebé.

- Por cierto, Wakatoshi-kun, ¿qué hacías con el hijo de los vecinos nuevos? - mi madre dejo de verme a mí y dirigió su mirada a mi abuela cuando escucho lo que decía, yo sentí un trozo de pescado irse por un lado inadecuado de mi garganta y empecé a toser

- Ten, bebe un poco de té- ella alcanzó una taza hasta mí y la tomé sin meditarlo tanto.

- Tu hijo venía muy animado con el niño ese pelirrojo de los nuevos vecinos de enfrente, ¿cómo es que se llaman? - cerro sus ojos pensando un poco- ¡SATORI!, ese es su apellido.

La mirada de mi madre me escrutaba desde el otro lado de la mesa con una sonrisa brillante, mi abuela con ojos cerrados, movía la cabeza en negación mientras masticaba calmadamente, sentía mis mejillas arder, "por favor, que no estuviera sonrojado hasta la coronilla" pensé.

- Sólo le mostré el camino a casa desde la estación de metro, es nuevo, y no sabía cómo llegar, solamente fui amable- me metí otro rollito de sushi a la boca.

- Los extranjeros tienen costumbres extrañas, Wakatoshi- kun- dijo mi abuela, su hija le rodó los ojos.

- Mi hijo puede tener cualquier tipo de amigos- mi madre me miro sonriéndome.

- Tendo es mitad japonés, abuela- solté de pronto, señalándome los ojos como lo había hecho él la vez que me lo explicó.

La mujer frente a mi abrió los ojos como platos, mi abuela bajo su taza hasta la mesa, con la mirada de incredulidad pegada a mí.

- Eso debe ser adorable, hijo, debes presentármelo un día- mi abuela resopló

- ¿Cómo es que tu hijo, que no dice ni media palabra en esta casa, ha salido de aquí y en menos de un mes ha entablado una amistad con un extranjero? -mi madre río, amaba escucharla así y yo sonreí, estaba haciendo algo que la había hecho feliz y eso me hacía sentir bien.

- Me retiro a mi habitación, estoy agotado- dije haciendo una reverencia a las mujeres en la mesa, puse mi plato en el lavamanos, subí a mi habitación y me encerré con llave. 

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