Capítulo 16

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Abrí los ojos antes que amaneciera, mi cuerpo tenía esa alarma que me despertaba justo antes del amanecer, había pasado una semana desde que Tendo y yo habíamos hablado en aquel café, habíamos estado hablando por mensajes, desde que alfín le había pedido su número, habían sido unos días demasiado cansados, entrenos largos y el fin de semana me había ido con la sub fuera de la ciudad, así que no había podido verlo. Me estire, y levanté rápidamente, mire hacía la ventana de Tendo, las luces estaban apagadas, y yo sonreí al recordar cómo me había llamado "Tarado obsesionado", por mi costumbre de salir a correr.

Las sensaciones que ahora albergaba dentro de mí, eran distintas, recordarlo sonriéndome, o leer sus mensajes o fotografías divertidas que me enviaba a veces, me hacía sentir bien, hasta ahora, y les soy sincero, jamás había sentido que algo me faltara, y justo ahora mientras ataba mis zapatos deportivos les puedo asegurar que, si en algún momento la presencia del chico pelirrojo desapareciera de mi vida, yo lo extrañaría.

- Ahora te vas más temprano que de costumbre- la voz de mi madre me saco de mis pensamientos.

- Buenos días, pensé que entrabas al trabajo hasta tarde hoy- ella sostenía una taza de líquido humeante mientras salía de la cocina

- Así es, pero quise beber algo caliente para poder seguir durmiendo

-Lo siento si te desperté- me quité los zapatos nuevamente y me acerqué para darle un beso en su frente- ¿estás bien?

-Sí, pequeño- ella me tocó el rostro- te noto distinto- yo me separé de ella con una leve expresión de sorpresa en mis ojos

- ¿por qué lo dices?, ¿hay algo malo en mí?

-No, pequeño- su sonrisa sonó suave- tus ojitos brillan, y eso es lindo- yo la mire a los ojos, por mi mente pasaron miles de recuerdos de Tendo- justo así

- Quizás sólo es el invierno, me gusta mucho y lo sabes- ella asintió y camino hacía uno de los sofás, yo avance hacía el genkan de nuevo, mi celular vibró con los mensajes de los chicos del club que me avisaban que ya me esperaban fuera de la estación, termine de atar mis zapatos, me puse mi sudadera y mire a mi madre.

-No, Wakatoshi- kun, no es el invierno, es algo más- yo apreté mi mandíbula y sólo le sonreí, salí rápidamente de casa y corrí hasta la estación con mucha más rapidez de la habitual.

Vi a los chicos desde lejos, estaban arrebujados entre muchos abrigos, yo me imaginé que morían de frío y seguramente se quejarían la mitad del entrenamiento, porque sí, odiaban mi riguroso entrenamiento, pero no paraban de venir.

-Buenos días- los seis voltearon a verme, sus gestos eran serios, incluso Reon parecía descontento- ya les he dicho que, si no les gusta correr a esta hora, fácilmente pueden hacerlo a una hora que les sea cómoda.

-Para nada, Ushijima-san- Shirabu hablo sacando la boca de su afelpada bufanda- sólo hace mucho frío

- Debieron quedarse en sus camas entonces- yo me adelante a cruzar la calle, y ellos me siguieron

-Nadie se quedará en cama, Wakatoshi-kun- Reon se puso a mi lado y Semi lo siguió.

- Entrenamos contigo por años y así será siempre, hasta que nos graduemos- Kawanishi me palmeo la espalda y corrió adelante con un Yamagata que le seguía los talones.

Corrimos por mucho tiempo, hicimos estiramientos, en total tres horas de calentamiento arduo, a las nueve ya estábamos en el gimnasio listos para el entrenamiento, vi como Reon se me acercaba, no habíamos hablado mucho sobre el tema de mi "enamoramiento repentino".

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