Algo divertido

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Cap. 9. Algo divertido 

---HIRO HAMADA ¿DÓNDE DEMONIOS ESTABAS?---El grito de la tía Cass se podía oír a kilometros, eso era seguro, la mujer estaba desesperada por encontrar a su sobrino bebe. Había preguntado a todo el vecindario si no lo habían visto en alguna parte, incluso Tadashi estaba buscandolo por toda la ciudad.

---ESTABA ANGUSTIADA ¡NO DIJISTE A DONDE IRIAS O CUANDO VOLVERIAS!---regañaba y regañaba la dueña del café, teniendo a Hiro sentado como un niño castigado en una silla del café y este muerto de la vergüenza, con sus brazos cruzados, encogiendo sus hombros, intentando esconder su cabeza como si se tratase de una tortuga.

Tadashi se frotaba su frente con frustración, tenia una idea de donde se había metido y eso involucraba a los dos mexicanos que estaba sentados en una esquina compadeciéndose del pobre Hiro.

Sabían ese sentir, sabían que era incomodo ser regañado enfrente de personas, sobre todo cuando tienes una chancla o un bastón como amenaza. 

Verga, sintieron un escalofrío recorrer su espalda de solo recordarlo.

"Que mal pedo wey"

Esos fueron los pensamientos de los dos jóvenes amigos.

Y el menor de los Hamada solo esperaba que su tía no le jalara la oreja, eso seria aun mas vergonzoso y doloroso.

---¡Mas te vale que no vulevas hacer eso Hiro!---dijo la hermosa dama tratando de apasiguar su ira, luego recordo las clases de Yoga que habia tomado hace unos dias, ademas eso la ayudaba a no andar comiendo la mitad del inventario de su negocio y respiro ondo sonriendo.

---Námaste---dijo juntando sus manos cerrando sus ojos tranquila.

Los dos hermanos se miraron confundidos alzando sus cejas, los mexicanos estaban en las mismas. Parpadeando un par de veces incredulos.

---Pero lo importante es que estas bien---dijo sonriendo y le dio un beso en su mejilla.

Los Mexicanos estaban que no se la creían, con sus bocas sumamente abiertas, tanto que hasta parecía que las mandíbulas de ambos iban a desprenderse de sus cráneos ¿acaso esa señora era un ángel?

Si sus abuelas fueran las que los estuvieran regañando, ellos ya estarían postrados, yendo de rodillas hasta la Basílica encomendandose a Diosito y a la virgen, rogándoles porque los chanclazos que les fueran a meter no dolieran tanto.

---No me han presentado a sus amigos chicos---dijo a sus sobrino y esta se encamino a los dos jóvenes.

---Un gusto chicos, soy Cass Hamada, la tia de Hiro y Tadashi ¿Cómo se llaman niños?---dijo sonriendo extendiéndoles su mano.

Ambos jovenes seguian sin salir de su asombro y estrecharon la mano de la dueña del café, aun con sus bocas abiertas.

---Miguel Rivera.

---Leonardo San Juan.

---¡AY PERO QUE LINDOS NOMBRES!---comento la alegre dama----¿no tienen hambre?, ¡los invitamos a cenar!---se giro y comenzó a subir las escaleras---¡Tadashi, Hiro ayudenme a poner la mesa!----dijo desde el segundo piso.

Tadashi suspiro y miro Hiro molesto, cruzando sus brazos.

---¡Debiste decirme!---

Hiro rodo los ojos con fastidio.

---Tadashi, ya tuve suficiente con el regaño de Tia Cass, no tienes porque seguir tu---dijo parándose de la silla cruzando sus brazos---ademas ya no había tiempo.

Entre la vida y la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora