Prólogo

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Se acercaban las Navidades y yo estaba un tanto deprimida y muy corta de  dinero, así que para ganar algo extra acepté un trabajo de dependienta en una de las mas grandes tiendas de musica en Moscu, durante lo que se conoce como ''Fiebre de Navidad'', que duran más o menos un mes. 

Creo que aguanté dos semanas y media haciendo eso...

En la me asignaron a la sección de CD's y mas especifico al mostrador de Discografias completas.

Habia desde la discografia de Michael Jackson, hasta Metallica.  

La gente iba desde el area de instrumentos de percusion, hasta el area de cursos para principiantes de Piano...

Aquello era una auténtica aglomeración y, desde las ocho y media de la mañana hasta el descanso del almuerzo, ni yo ni las cuatro o cinco chicas con las que trabajaba tras el largo mostrador teníamos un momento para sentarnos.

Y a veces ni siquiera eso. 

Por la tarde era exactamente igual, la misma cantidad, o hasta mas gente que en la mañana...

Una mañana, en aquel caos de ruido y compras apareció una mujer de cabellos muy negros, con un abrigo de piel.

Se acercó al mostrador de guitarras con una mirada de incertidumbre..

—¿debía comprar una guitarra u otra cosa?

Y creo recordar que se golpeaba la mano con un par de guantes, como intentando agarrar una idea del aire. 

Quizá me fijé en ella porque iba sola, o porque un abrigo de piel sumamente negra no combinaba con esa luz que irradiaban sus ojos.

- Si es para una niña, puede comprarle un Violin o un piano, junto alguno de los cursos con los que cuenta la tienda....

Con el mismo aire pensativo compró aquel violin, y para mi sorpresa, tambien junto a uno de los pianos que vendiamos, era de los mas caros en la tienda... y yo apunté su nombre y dirección en la etiqueta porque las cosas se debían entregarse en una localidad cercana. 

Era una transacción de lo mas comun, la mujer pagó y se marchó de la tienda.

.... ''Julia O. Volkova''....

Pero yo me sentí extraña y mareada, casi a punto de desmayarme, y al mismo tiempo exaltada, como si hubiera tenido una visión o uno de esos famosos ''De Javus''.

Como lo rutinario que era mi vida, después de trabajar me fui a mi apartamento, donde vivía sola. 

Aquella noche me surgio una idea, una trama, una historia de ficcion sobre la mujer onix y elegante del abrigo de piel.

Les conte que me dedicaba a tomar fotografias y a escribir como hobby?

A la mañana siguiente me sentí aún más extraña y me di cuenta de que tenía fiebre. 

Debía de ser domingo, porque recuerdo haber cogido el metro para ir a una cita por la mañana y en aquella época se trabajaba también los sábados por la mañana, y durante las aglomeraciones de Navidad, el sábado entero.

Recuerdo que estuve a punto de desmayarme mientras me agarraba a la barra del metro. 

El amigo con el que había quedado tenía cierto conocimiento de medicina. 

Le conté que me encontraba mal y que aquella mañana, mientras me duchaba, me había descubierto una ampolla horrible en la piel, sobre el abdomen. 

Mi amigo me revisora la ampolla y dijo: «Ay amiga, esto es Varicela». 

Desgraciadamente, yo no había tenido esa enfermedad de pequeña, aunque había pasado todas las demás. 

La varicela no es agradable para un adulto: la fiebre sube a cuarenta grados durante un par de días y, lo que es peor, la cara, el torso, los antebrazos e incluso las orejas y la nariz se cubren de pústulas que pican y escuecen. 

Uno no debe rascárselas mientras duerme porque entonces quedan cicatrices y hoyuelos. 

Durante un mes uno va por ahí lleno de ostensibles manchas sangrantes, en plena cara, como si hubiera recibido una descarga de perdigones.

El lunes tuve que notificar a los almacenes que no podría volver al trabajo. 

Uno de aquellos niños de nariz goteante debía de haberme contagiado el germen, pero también era el germen de un libro: la fiebre estimula la imaginación. 

No empecé a escribir ese libro inmediatamente..... Prefiero dejar que las ideas fluyan durante semanas. 

Mis editores y agentes me habian recomendado escribir algo diferente....

Porque si no luego me iban a encasillar como a autores tipo Hitchcook, King, entre otros que solo se dedicaban a un solo género... 

Pero.... si escribía una novela sobre relaciones lesbicas, ¿me etiquetarían entonces como escritora de libros de lesbianismo? 

Era una posibilidad, aunque también era posible que nunca más tuviera la inspiración para escribir un libro así en toda mi vida. 

Aquella mujer me provoco algo muy inusual muy dentro de mi, y eso me dio una gran inspiracion en aquel momento...

Y asi fue como me entro la idea para crear esta historia....

El Precio de la MúsicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora