Capítulo 3 | Caos Navideño

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Mía Wazikowska, la empleada temporal más joven de la sección de reproductores de música, en medio de las prisas de media mañana se detuvo el tiempo suficiente para susurrarle a Lena algo:

—¡Si no vendemos hoy ese gramófono de veintiocho dólares noventa y cinco, el lunes la tendrán que rebajar y la sección perderá dos dólares!

Mia señaló la caja de cartón que había en el mostrador, dejó su carga de cajas de colores en manos de la señorita Morozova y salió corriendo.

Al final del largo pasillo, Len vio cómo las vendedoras le abrían paso a Mia.

Ella volaba arriba y abajo por los mostradores, de un rincón a otro de la planta, desde las nueve de la mañana hasta las seis de la tarde.

Lena había oído que Mía quería otro ascenso.

Usaba lentes de fondo de botella color azules y, a diferencia de las otras chicas, siempre llevaba las mangas de la bata subidas por encima de los codos.

Lena la vio volar al otro lado de un pasillo y detenerse ante la señora Zakirova con un excitado mensaje que transmitió con gestos.

La señora Zakirova asintió de acuerdo y Mia le tocó el hombro con familiaridad.

Lena sintió una leve punzada de celos.

Celos?... aunque a ella no le importaba lo más mínimo la señora Zakirova, y ni siquiera le gustaba.

—¿Tienen uno de esos walkmans minis?

Lena no recordaba haber visto walkmans así en la tienda, pero la mujer estaba segura de que se vendían en Dare Records, porque las había visto anunciadas.

Lena sacó otra caja del último montón que le quedaba por mirar, pero allí tampoco había.

—¿Qué buscas?

Le preguntó la señorita Sharkova con la voz algo nasal. Estaba constipada y muy enferma.

—Un walkman mini.

Le contestó Lena.

Últimamente, la señorita Sharkova había sido muy amable con ella.

Lena se acordó de cuando le habían robado el oescado.

Pero esta vez la señorita Sharkova se limitó a enarcar las cejas, avanzó el labio inferior, rojo brillante, se encogió de hombros y siguió su camino.

—¿Mini? ¿Con pantalla?

La señorita Herkson, una alemana flaca y de pelo alborotado, miró a Lena algo preocupada

—Que no se entere Nargiz...

Le dijo la señorita Herkson, echando un vistazo a su alrededor.

—Que nadie se entere, pero esos Walkman, los tienen en el piso inferior.

—¡Oh ya veo!

La sección de musica de arriba estaba en guerra con la sección de instrumentos del primer piso.

La táctica era forzar al cliente a comprar en la última planta, en la que todo era más caro, claro todo es plan con maña.

Lena le dijo a la mujer que aquellos walkmans se vendían en el primer piso.

—Intenta vender esto hoy Lena...

Le dijo la señorita Lizorkina cautelosa, y tamborileó con sus uñas rojas sobre la gastada caja del gramófono.

Lena asintió con la cabeza.

—¿Tienen de esos pianos electrónicos con stand?

Lena miró a la mujer de mediana edad, cuyas muletas le empujaban los hombros hacia arriba haciéndola ver algo graciosa por la ropa que llevaba puesta.

El Precio de la MúsicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora